Cartas al director

Los vinos que sorprenderán a Europa

Leo en EL PAÍS del domingo Los vinos que sorprenderán a Europa (página 19). ¡Muy bien, perfecto! Inmediatamente, como hijo de viticultor, me vino a la cabeza este título: Los precios que sorprenderán a Europa. Porque detrás de esos vinos de marca y esos precios hay unos agricultores que venden su vino a esas bodegas por otros precios muy distintos.Al hilo de este asunto he pensado detenidamente en los criterios de selección de las noticias en los medios de comunicación, y si bien alcanzo algunas conclusiones, otras se me escapan. Me cuestiono, sin embargo, algo que parece imponer...

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Leo en EL PAÍS del domingo Los vinos que sorprenderán a Europa (página 19). ¡Muy bien, perfecto! Inmediatamente, como hijo de viticultor, me vino a la cabeza este título: Los precios que sorprenderán a Europa. Porque detrás de esos vinos de marca y esos precios hay unos agricultores que venden su vino a esas bodegas por otros precios muy distintos.Al hilo de este asunto he pensado detenidamente en los criterios de selección de las noticias en los medios de comunicación, y si bien alcanzo algunas conclusiones, otras se me escapan. Me cuestiono, sin embargo, algo que parece imponerse. La noticia puede serlo de primera magnitud si el colectivo que la protagoniza es capaz de forzar una negociación y, en su caso, una paralización de alguna actividad considerada vital para la sociedad (o al menos para aquella parte de la sociedad que protagoniza una democracia más allá de la tertulia o el voto en época de elecciones).

Me puedo ahorrar, supongo, la enumeración de colectivos, relativamente pequeños, que en una actuación corporativa ponen poco menos que patas arriba su sociedad. Son noticias de primera plana, encuentran abiertos todos los micrófonos y dificílmente soportan alguna injusticia.

Pero uno vive en un lugar y con una gente llamada pueblo. Aquí observa, pasmado, sectores sociales (por ejemplo, viticultores) cuya pérdida de poder adquisitivo ha alcanzado niveles de 40 y 50 puntos en un año (sin contar la inflación); colectivos que hoy realizan contratos de compraventa sobre sus productos sin especificar el precio de compra por parte del comprador (por ejemplo, así compran empresas vinícolas citadas en el artículo), el cual a los dos meses avisa que el precio impuesto es tal o cual. No hay más que hablar. Tiempo y condiciones de pago, lo mismo. ¿Y el precio de esos productos en el mercado? Previa su elaboración industrial, el vino se sobrevalora en un año el 400% y el 500% (mínimo. No hablemos del máximo. ¡Y no se me cuelan ceros!).

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Señor director: ¡Creo que existe un país real que los medios de comunicación no comunican! Señores de los colectivos altamente especializados: ¡Amplíen un poco su solidaridad para que nos la creamos! Señores gobernantes: Vigilen la libertad de mercado para que los mercaderes respeten un poco nuestra libertad!? Señores del pueblo sin voz y con voto: ¡No es solución alegramos cuando se les estropea el juguete! ¡Es necesario ser razonables y exigir lo posible!-José Ignacio Calleja.

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