Crítica:TEATRO

Nostalgia joven

La estanquera de Vallecas, de José Luis Alonso de Santos, que ahora se ha presentado en el teatro Martín, de Madrid, se estrenó en 1981 (sala El Gayo Vallecano, grupo Espolón del Gallo) y en aquella primera representación mostró el valor de una obra fresca y nueva, capaz de potenciar las formas anteriores del sainete con una situación de realismo absurdo: un diálogo vivaz, unos personajes donde las formas broncas de la violencia se transmutaban en ternura.La obra pasa muy bien la prueba de la lectura (Ed. La Avispa, 1982), lectura de la que Francisco Umbral deduce, muy acertadamente, qu...

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La estanquera de Vallecas, de José Luis Alonso de Santos, que ahora se ha presentado en el teatro Martín, de Madrid, se estrenó en 1981 (sala El Gayo Vallecano, grupo Espolón del Gallo) y en aquella primera representación mostró el valor de una obra fresca y nueva, capaz de potenciar las formas anteriores del sainete con una situación de realismo absurdo: un diálogo vivaz, unos personajes donde las formas broncas de la violencia se transmutaban en ternura.La obra pasa muy bien la prueba de la lectura (Ed. La Avispa, 1982), lectura de la que Francisco Umbral deduce, muy acertadamente, que, tras la filosofia dramática del autor, hay "un anarquismo irónico, pacífico, meditado y actualísimo, pero apenas formulado".

La estanquera de Vallecas

De José Luis Alonso de Santos. Intérpretes: Conchita Montes, Miguel Nieto, Manuel Rochel, Beatriz Bergamín, Eduardo Ladrón de Guevara. Escenografía: Luis Romera. Director: Alonso de Santos. Reposición. Teatro Martín, 23 de agosto de 1985.

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Reposición

Se repone ahora La estanquera de Vallecas y en esta nueva vida parece que José Luis Alonso de Santos no es buen director de su propia obra. A partir del reparto, que es inadecuado.Una obra de este tipo requiere una claridad prosódica, conseguida dentro de la peculiaridad del lenguaje popular contemporáneo; como no es así, gran parte de las frases se pierden,como se pierde el ritmo, la vivacidad, que es la esencia de su género.

La noche de la presentación de La estanquera de Vallecas se convirtió, finalmente, en un homenaje a Conchita Montes por su público de siempre, del otro tipo de teatro y de sociedad en que brilló; un público que se mezclaba al más popular y espontáneo.

Una nostalgia mezclada con otra nostalgia joven, la del recuerdo de la primera representación. Junto a Conchita Montes y el autor-director, los demás intérpretes recibieron los aplausos a los que no tenían un derecho menor.

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