De lo aburrido a lo sublime

La capacidad de generar aburrimiento, de Doug Raney y sus colegas fue sabiamente compensada, en la segunda parte de esta última sesión de las V Jornadas de Jazz de Madrid, por la música de Kenny Drew.Doug Reaney basa su frasco en la respiración entre los diversos motivos, sin excesiva atención a los matices en su sonido, que, por lo general,. mantiene un mismo nivel dinámico. Esas respiraciones se vieron ahogadas, por un grupo que no prestó excesiva atención a sus solistas, de lo que resultó una actuación monolítica, pesada.

Kenny Drew y su trío fueron un ejemplo de todo l...

La capacidad de generar aburrimiento, de Doug Raney y sus colegas fue sabiamente compensada, en la segunda parte de esta última sesión de las V Jornadas de Jazz de Madrid, por la música de Kenny Drew.Doug Reaney basa su frasco en la respiración entre los diversos motivos, sin excesiva atención a los matices en su sonido, que, por lo general,. mantiene un mismo nivel dinámico. Esas respiraciones se vieron ahogadas, por un grupo que no prestó excesiva atención a sus solistas, de lo que resultó una actuación monolítica, pesada.

Kenny Drew y su trío fueron un ejemplo de todo lo contrario y supieron darle sabor a nuevo a un repertorio completamente clásico y nada comprometido. Ahí había música: la atención continua entre Drew, Mads Vinding (contrabajo) y Ed Tighpen (batería) era el hilo que conducía la evolución de los temas siempre hacia lugares imprevistos. La calidad de los instrumentistas y su extraordinaria y sugestiva interpretación de la música prendió en el público desde el primer momento. Especialmente celebrados fueron los solos de Mads Vinding. Con decir que no tiene nada que envidiar a NH Orsted Pedensen se entiende el porqué.