El caso del periódico anarquista
El primer periódico anarquista español, El Condenado, fundado en 1872 y esencial para el estudio de la polémica entre Marx y Bakunin, "dejó de estar" en la Biblioteca Nacional hace seis años, según informó José Álvarez Junco, catedrático de Historia del Pensamiento Político, que posee un ejemplar microfilmado.El de la seguridad es quizá el aspecto de más difícil comprobación. Según una fuente del centro, existen libros valiosos en todas las plantas del depósito. Sobre la posibilidad de que un bibliotecario decida robar, indica: "Ojalá que no haya un bibliotecario ladrón".
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El primer periódico anarquista español, El Condenado, fundado en 1872 y esencial para el estudio de la polémica entre Marx y Bakunin, "dejó de estar" en la Biblioteca Nacional hace seis años, según informó José Álvarez Junco, catedrático de Historia del Pensamiento Político, que posee un ejemplar microfilmado.El de la seguridad es quizá el aspecto de más difícil comprobación. Según una fuente del centro, existen libros valiosos en todas las plantas del depósito. Sobre la posibilidad de que un bibliotecario decida robar, indica: "Ojalá que no haya un bibliotecario ladrón".
Los ladrones de libros son básicamente de dos tipos: el internacional -hay bandas de especialistas en Estados Unidos- y el ratero ocasional, que puede ser un estudiante urgido ante un examen, aunque, según Escolar, estos últimos robos han disminuido con las fotocopias. Pero éstas cuestan ocho pesetas en la biblioteca, "un precio abusivo", según Clara Ramos, que frecuenta la biblioteca desde hace seis años. Denuncia el frecuente mal trato de los libros -subrayados, robos de láminas, etcétera-, pequeñas fechorías motivadas por una falta de civismo según el director.
La misma causa que la del mal trato ocasional sufrido por usuarios de la biblioteca, aliviado por la creación de un servicio de ayuda al lector. Según José Álvarez, la hispanista Geraldine Scanlon suspendió en el año 1980 una investigación a causa de la grosería con que había sido tratada, en la que se incluyó el viejísimo: "Si no le gusta, váyase a su país".