Tribuna:

Misticismo del submarino y del helicóptero

"Que inventen ellos", decía con desprecio Unamuno porque san Juan de la Cruz en lo jondo de la noche oscura vio en la fuente clara aparecer de repente la imagen prefigurada del rostro hermosísimo que llevaba grabado desde siempre en lo jondo de sus entrañas. Monturiol, alma ingenua que vivías entre mármoles nuevos, creías en la bondad de los hombres, creías en Icaria utópica, creías que el Ictíneo era para pescar el coral rojo cuando en lo jondo lo que deseabas era encontrar el coral rojísimo incandescente del fuego que en el fondo del mar, en el crisol de la costra de la ...

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"Que inventen ellos", decía con desprecio Unamuno porque san Juan de la Cruz en lo jondo de la noche oscura vio en la fuente clara aparecer de repente la imagen prefigurada del rostro hermosísimo que llevaba grabado desde siempre en lo jondo de sus entrañas. Monturiol, alma ingenua que vivías entre mármoles nuevos, creías en la bondad de los hombres, creías en Icaria utópica, creías que el Ictíneo era para pescar el coral rojo cuando en lo jondo lo que deseabas era encontrar el coral rojísimo incandescente del fuego que en el fondo del mar, en el crisol de la costra de la nueva tierra, arde como un sol.Prueba de la verticalidad del misticismo español mi proyecto de, en vez del arrastre ignominioso de las corridas de toros, elevar a lo jondo de los cielos la rojísima sangre del toro en un helicóptero de La Cierva, la sangre ardiente del tótem de nuestro padre sacrificado; verticalidad de lo jondo de los mares y de la fuente de san Juan de la Cruz subir al cielo, "hay que me mu, que me mu, que me muero". San Juan de la Cruz.

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