La oposición chilena sale fortalecida de la manifestación masiva contra Pinochet

La oposición chilena ha salido notablemente fortalecida, tanto en su mística como en su iniciativa política, tras el éxito de la concentración efectuada en Santiago el pasado viernes, en la que participaron unas 500.000 personas, que pidieron a voz en grito la dimisión del presidente, Augusto Pinochet, y la inmediata vuelta de la democracia. La concentración fue convocada por la Alianza Democrática y tuvo un carácter entusiasta pero pacífico, pese a lo cual, al término del acto, un joven manifestante murió y decenas resultaron heridos, a consecuencia de, una agresión de carabineros contra los ...

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La oposición chilena ha salido notablemente fortalecida, tanto en su mística como en su iniciativa política, tras el éxito de la concentración efectuada en Santiago el pasado viernes, en la que participaron unas 500.000 personas, que pidieron a voz en grito la dimisión del presidente, Augusto Pinochet, y la inmediata vuelta de la democracia. La concentración fue convocada por la Alianza Democrática y tuvo un carácter entusiasta pero pacífico, pese a lo cual, al término del acto, un joven manifestante murió y decenas resultaron heridos, a consecuencia de, una agresión de carabineros contra los manifestantes que se retiraban de la concentración voceando consignas y cánticos.

La capacidad organizativa del conglomerado opositor y el carácter pacífico de la demostración masiva contradijeron una semana de insistente campaña gubernamental que anunciaba desorden en la concentración.El parque O'Higgins sirvió de imponente marco a la multitudinaria manifestación. Pese a que el número de asistentes generó polémica, ya que los cálculos del Gobierno indicaban que habían asistido 85.000 personas y los organizadores estimaron en 800.000 los manifestantes, la mayoría de los corresponsales extranjeros, muchos de los cuales estuvieron en las concentraciones finales de la campaña presidencial argentina, calculó la asistencia entre 500.000 y 600.000 personas.

El general Pinochet, que se encontraba en Arica, a 2.000 kilómetros al norte de Santiago, declinó comentar la concentración "mientras no vea las fotos". Sin embargo reconoció que existe una importante oposición al régimen que en cabeza desde hace 10 años, y, ante noticias que llegaban de la capital señalando que la concentración había sido multitudinaria, dijo sonriendo: "Nosotros también tenemos bastante gente".

Los líderes de la AD, por su parte, calificaron el acto como "un plebiscito simbólico", insistiendo en las principales peticiones de la oposición, que consisten en la renuncia del general Pinochet, la formación de una asamblea constituyente y la entrega del mando a un Gobierno provisional.

Los calificativos más comúnmente utilizados por los líderes opositores para referirse a la concentración fueron: "Grandiosa, extraordinaria, patriótica y decisiva". El presidente de la Alianza Democrática y presidente nacional del Partido Radical, Enrique Silva Cimma, dijo que "es el acto más extraordinario que se ha realizado en Chile en muchos años". Gabriel Valdés, líder de la Dernocracia Cristiana, dijo a su vez que la asistencia fue "muy superior a la que esperábamos", mientras que Andrés Zaldivar, presidente de la Unión Demócrata Cristiana Mundial, comentó que 'Tue una muestra de la madurez y del civismo del pueblo chileno".

Arialistas políticos calificaron el discurso de Silva Cimma, único orador del acto en su calidad de presidente rotativo de la Alianza, como de tono medido, firme, pero dispuesto a la búsqueda de un consenso. Destacaron el énfasis puesto en el respeto a los derechos humanos como un punto fundamental que une a la gran mayoría de los chilenos, y resaltaron también el llamamiento a nuevas protestas, como las que se realizaron durante los seis meses anteriores en el país, y que este mes fueron reemplazados por la concentración.

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Los medios de Prensa de Santiago destacaron el acto masivo, publicaron grandes fotograrlas aéreas del irimenso parque O'Higgins repleto de gente y dedicaron grandes espacios a reproducir las palabras del único orador.

A la hora de la concentración, las calles del centro de la capital, habitualinente llenas de actividad, se veían semidesiertas y los pocos transeúntes que circulaban se agrupaban para escuchar en radios portátiles el discurso de Silva Cimma.

Finalizado el acto, a unas 40 manzanas del centro de la capital, la multitud comenzó a dispersarse y a formar caravanas de vehículos que llegaron hasta las cercanías del Palacio de la Moneda, tocando las bocinas y gritando "y caerá, y caerá, la dictadura militar". Una de estas columnas fue atacada por carabineros, y en un incidente, aún no aclarado oficialmente, resultó muerto un joven manifestante, al menos 15 heridos y más de 50 detenidos.

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