Mal acuerdo pesquero

Ni es un secreto que el acuerdo pesquero de España con Marruecos va a ser perjudicial a los intereses españoles -porque esto se sabe desde el comienzo de unas largas negociaciones- ni cabe tampoco, al servicio del triunfalismo de la política exterior del Gobierno, tratar de disimularlo con ambiguas referencias a "mínimas diferencias técnicas", o lo que puede ser peor todavía, a decir que la política internacional española no debe supeditarse a los solos intereses de un sector, en este caso el representado por nuestra flota pesquera.Claro que la política exterior española no debe supeditarse a ...

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Ni es un secreto que el acuerdo pesquero de España con Marruecos va a ser perjudicial a los intereses españoles -porque esto se sabe desde el comienzo de unas largas negociaciones- ni cabe tampoco, al servicio del triunfalismo de la política exterior del Gobierno, tratar de disimularlo con ambiguas referencias a "mínimas diferencias técnicas", o lo que puede ser peor todavía, a decir que la política internacional española no debe supeditarse a los solos intereses de un sector, en este caso el representado por nuestra flota pesquera.Claro que la política exterior española no debe supeditarse a los intereses de un sector; debe supeditarse a los intereses de todos los sectores, cuya integración, en definitiva, define el interés comunitario nacional que esa política debe defender. (...)

No hace falta especialización alguna, ni en materias de pesca, ni en convenios internacionales, para deducir que si en los demás sectores en los que España mantiene presencia económica internacional se firmasen acuerdos semejantes, España quedaría relegada a los últimos lugares del comercio internacional de los países del Tercer Mundo. (...)

La política exterior española que va desarrollando, entre vacilaciones y prejuicios de partido francamente recusables en este ámbito internacional, el actual Gobierno no tiene, en muchos casos, ni en los más importantes, defensa razonable; ni traduce en la práctica la defensa obligada y legítima de los intereses de sectores económicos -¿por qué no recordar, junto a la pesca, nuestras exportaciones agrarias a través de Francia?-, cuyo volumen y cuya tradición merecerían protección mayor y más eficaz.

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El acuerdo pesquero con Marruecos -hay que decirlo claramente- no se puede estimar satisfactorio.

14 de agosto

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