Hallan los restos de un galeón del siglo XVII frente a una playa de Cantabria

Los restos de un naufragio, presumiblemente pertenecientes a un galeón inglés hundido frente a la playa de Covachos (situada a pocos kilómetros de Santander) en enero de 1641, y que fueron localizados casualmente a primeros del pasado mes de mayo, están a punto de ser recuperados por el Museo Marítimo del Cantábrico, que una vez reconocido el pecio -denominación que se da a los buques hundidos o a cualquier tipo de hallazgo en el mar- iniciará en los próximos días su extracción.

Ocho cañones de hierro fundido de 2,60 metros de largo y de un calibre aproximado del 12 (equivalente al peso...

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Los restos de un naufragio, presumiblemente pertenecientes a un galeón inglés hundido frente a la playa de Covachos (situada a pocos kilómetros de Santander) en enero de 1641, y que fueron localizados casualmente a primeros del pasado mes de mayo, están a punto de ser recuperados por el Museo Marítimo del Cantábrico, que una vez reconocido el pecio -denominación que se da a los buques hundidos o a cualquier tipo de hallazgo en el mar- iniciará en los próximos días su extracción.

Ocho cañones de hierro fundido de 2,60 metros de largo y de un calibre aproximado del 12 (equivalente al peso del proyectil que disparaban, pesando la bola por tanto unas 12 libras, aproximadamente cinco kilos y medio), cuyo tipo corresponde a los construidos y utilizados en los siglos XVI y XVII, un ancla de más de dos metros y dos grandes piezas de hierro cuya función no ha podido ser determinada, han sido halladas en un pequeño radio situado en una de las puntas -la más cercana a la costa- de la isla de Castro, frente a la playa de Covachos.De acuerdo con la hipótesis barajada por el director del Museo Marítimo del Cantábrico, José Luis Casado Soto, el naufragio debió de producirse al intentar el barco embarrancar en la playa, siendo arrojado por la galerna, muy frecuente en esa época del año , contra la isla. La suposición se basa en la forma en que se encuentran repartidos los restos, no localizados hasta este momento por encontrarse recubiertos de coral y moluscos y debido al fuerte mar que, salvo en raras ocasiones, existe en la zona. El descubrimiento se realizó de forma casual por un submarinista, y debido al movimiento de arena por las fuertes mareas equinocciales del invierno pasado.

Trabajo de submarinistas

Entre seis y ocho submarinistas vienen trabajando, desde que se conoció el hallazgo, bajo la dirección de los responsables del Museo Marítimo del Cantábrico, que ya ha conseguido los correspondientes permisos para la extracción. Las dificultades para extraer el pecio residen en el mal estado general de la mar y en el peso de las piezas encontradas, que en algunos casos superan la tonelada y media. En la determinación del hallazgo y de su importancia participó el propio subdirector general de Bellas Artes, Manuel Martín Bueno, especialista en arqueología submarina.Las dificultades para determinar la época a que pertenece el hundimiento están determinadas por la destrucción a principios de los años cuarenta de los archivos de marina de Cantabria, que se encontraban en la Comandancia de Marina de Santander. Sin embargo, y dado que la única constancia que existe del naufragio de un buque de cierta envergadura en esa costa es la de un navío inglés, Casado Soto avanza la hipótesis de que se trate del galeón que en enero de 1641, y teniendo como capitán a Guillermo de Alúa (se supone que se trata de la transcripción fonética del apellido inglés asentada por el secretario en los documentos que existen), se hundió frente a la playa de Covachos. Todos los elementos que se recuperen del pecio de la isla de Castro pasarán a ser expuestos en el Museo Marítimo del Cantábrico, que podrá contar así con una muestra de las más importantes existentes en el país, escasas por la labor de destrucción llevada a cabo con demasiada frecuencia por particulares.

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