La huelga de los trabajadores de Pedro Domecq puede extenderse al resto de las localidades del 'marco' de Jerez

Las relaciones laborales en el sector del sherry, y más concretamente entre los trabajadores de las bodegas, han sido tradicionalmente privilegiadas. El histórico paternalismo y la pujanza del sector permitieron históricamente convenios colectivos que superaban ampliamente, la media nacional.Por encima de todos ellos se encontraba Pedro Domecq. De tan importante señor no podía esperarse menos.

La doble condición de líder del sector en cuanto a cifra de ventas y, de empresa rumbosa por que las retribuciones a sus trabajadores superaban ampliamente incluso la media del marco, hizo ...

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Las relaciones laborales en el sector del sherry, y más concretamente entre los trabajadores de las bodegas, han sido tradicionalmente privilegiadas. El histórico paternalismo y la pujanza del sector permitieron históricamente convenios colectivos que superaban ampliamente, la media nacional.Por encima de todos ellos se encontraba Pedro Domecq. De tan importante señor no podía esperarse menos.

La doble condición de líder del sector en cuanto a cifra de ventas y, de empresa rumbosa por que las retribuciones a sus trabajadores superaban ampliamente incluso la media del marco, hizo que Pedro Domecq, SA, se convirtiese en el centro de las controversias empresariales del sector.

Ahora, la crisis de la bodega se contempla con una mezcla de satisfacción e interés, puesto que está siendo el banco de pruebas para todo el sector.

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En medios políticos de la zona, se da por seguro que en el supuesto caso de que los Domecq consigan llevar adelante sus planteamientos empresariales y realicen un reajuste de su plantilla de 206 trabajadores, es decir un 30% de la misma, el resto de las empresas, para mantener su competitividad, y en base a que están prácticamente tan sobrados de personal como Pedro Domecq, SA, realizarán acciones paralelas.

Nerviosismo de los alcaldes

Esta posibilidad pone espacialmente nerviosos a los alcaldes de las localidades de la zona -Puerto de Santa María, Salúcar de Barrameda y Trebujena-, cuya dependencia del monocultivo de la vid es muy importante.

La sola posibilidad de que la uva se quede en las cepas, como consecuencia de la negativa em presarial a recogerla, les pone los pelos de punta. Por sus mentes pa san a velocidades vertiginosas imagénes de parados en pie de guerra, mujeres demandando una ampliación de los fiaos en las tiendas de alimentación, transportistas con los brazos cruzados, tiendas de electrodomésticos con paquetes de letras por cobrar, bares trabajando a la mitad de sus posi bilidades, y así un largo etcétera de lo más escalofriante. Con su militancia comunista a las espaldas, los alcaldes de estas localidades solicitan una interven ción de las autoridades de Madrid en un plazo lo más breve posible. francisco Ojeda, edil del Puerto de Santa María, reclamaba el arbi traje de medidas que pudiesen contribuir a paliar los efectos de la ola de desempleo que se avecina En cualquiercaso, la situación del Puerto no es la más acuciante de la zona.

El turismo y todas sus empresas auxiliares, y la posibilidad de construir el controvertido Puerto Deportivo del Sherry, constituyen un balón de oxígeno para la economía local. Sin embargo, el cierre de una empresa dedicada a la fabrica ción de vidrio, y las casi seguras reduociones de plantíllas en Terry y en Carlos y Javier de Terry, productores del brandy 501, que se dan por seguras, ensombrecían el semblante del responsable de la política municipal de la mayor localidad turística de la costa atlántica andaluza.

Quien no lo tenía tan claro era Juan Oliveros, alcalde de Trebujena, también miembro del Partido Comunista de Andalucía (PCA). Aquí el monocultivo de la vid es determinante.

Las pequeñas cooperativas que se encargan de la elaboración y el almacenamiento de los mostos de los mayetos, pequeños propietarios que sólo contratan trabajadores para las faenas de la vendimia, cuentan con unas existencias que desbordan sus puertas. Juan Oliveros manifestó que si ello fuese necesario está dispuesto a cerrar al tráfico una de las calles del pueblo e instalar en ella una bodega ambulante, ante la ausencia de locales que permitan el almacenamiento del mosto de la actual cosecha.

Este es, precisamente, uno de los puntos más controvertidos de la actual crisis del sector. La campaña de plantación casi indiscriminada de viñedo que se planteó en los primeros años de la década de los setenta, acompañando al impresionante incremento de ventas de los productos de la zona, ha desembocado, con la crisis y la caída de las ventas, en unos excedentes de producción que hay que financiar.

Algunos medios jerezanos estiman que las existencias sobrantes de la pasada campaña se elevan a unas 250.000 botas (recipientes de quinientos litros de capacidad) lo que representa aproximadamente unos 15.000 millones de pesetas.

Financiación de excedentes

La financiación de estos excedentes puede representar un coste del orden del 35% anual, en función de que los préstamos que conceden las entidades de crédito se sitúan en tomo al 20% de interés; las mermas en las existencias pueden llegar a representar un 7% o un 8%; por último, los cóstes de mantenimiento se sitúan en cifras superiores al 7%. Por tanto, la suma de estos porcentajes supera el 30%, y ello sin contar con las dotaciones para la amortización de este inmovilizado.

Con estas cifras no es difícil imaginar que a las empresas bodegueras del marco no les debe preocupar en exceso la pérdida de la vendimia."

En concreto, fuentes próximas a Pedro Domecq, SA, manifestaban que las pérdidas que les iba a producir la no realización de la vendimia superaban ligeramente los cien millones de pesetas. El ahorro de jornales, y la ausencia de necesidad de financiar las nuevas existencias que se generarían (en Domecq una campaña representa aproximadamente 40.000 botas de mosto), posiblemente justifique las pérdidas de la vendimia, sobre todo si se tiene en cuenta que las existencias permiten una supervivencia holgada.

Pero, además, existe otro punto controvertido: los contratos que alguna de las grandes bodegas, y en concreto Pedro Domecq, SA, tienen con los viticultores. Por ellos se fija el precio de la uva según los precios que marca el Consejo Regulador.

Estos precios carecen de elesticidad a la baja, y en momentos como los actuales en los que la cosecha se promete generosa, impiden ajustar estos precios a los de mercado.

La causa de fuerza mayor, es decir, la imposibilidad de recibir las uvas y prensarlas para elaborar los mostos, dejará un tanto en precario estos contratos, que posiblemente puedan ser revisados en fechas no muy lejanas.

No obstante, los responsables de Pedro Domecq, SA, han hecho hincapié en que se intentará buscar una salida digna a la producción de sus viticultores, que posiblemente representa un 70 por ciento de las necesidades totales de la empresa en unas circunstancias normales.

Por su parte, las cooperativas de la zona, tradicionales proveedoras de las grandes bodegas dedicadas a la exportación, atraviesan también una comprometida situación.

Diversas fuentes han manifestado que las actuales existencias ocupan prácticamente la totalidad de la superficie destinada a bodegas, mientras que los mostos de la pasada campaña, en buena parte, aún no han sido cobrados. Para poder alcoholizar estos mostos y, con ello, garantizar sus condiciones de estabilidad y posibilitar una supuesta exportación, sería necesario invertir unos doscientos millones de pesetas en alcoholes y parece que los socios de estas bequeñas cooperativas no cuentan con estos fondos.

Demandas de los cooperativistas

Esto, a la vez se relaciona con una de las grandes demandas de los cooperativistas: la posibilidad de que ellos mismos puedan proceder directamente a la exportación de sus caldos, en lugar de cumplir el escalón intermedio que representa la venta de sus productos a los exportadores.

El último escalón de esta complicada cadena lo constituyen las denuncias de manipulación de los vinos del marco que se realizan al mezclarlos con mostos de otras zonas de España, e incluso con sherrys chipriotas y suráfricanos. El menor precio de estos caldos parece haber hecho que alguno de los exportadores se decidiese por las mezclas experimentales, que según denuncian los puristas del sector, únicamente va en detrimento de las producciones del marco.

Por todo ello, es perfectamente comprensible la expectación del sector empresarial y los temores de los munícipes.

La zona, con una amplia e histórica implantación de los movimientos libertarios, y que a través de sus trabajadores agrícolas por cuenta ajena representa una van guardia en los movimientos reivindicativos del campesinado andaluz, presenta unas condiciones objetivas inmejorables para constituir un polvorín de potencia insospechada para el Gobierno que surja de las próximas elecciones.

Mientras, los trabajadores del marco cuentan con una convocatoria del huelga general realizada por Comisiones Obreras, realizada tras la ruptura de las negociaciones del convenio provincial de la vid. Además, existe una convocatoria de manifestación para el próximo día 10 de setiembre en Jerez, asumida por los cuatro ayuntamientos del marco, en apoyo de la huelga de los trabajadores de Pedro Domecq, SA.

Esta convocatoria coincide con la Fiesta del Sherry festejo que organizan los exportadores. En esta ocasión está dedicada a la ciudad norteamericana de Bostoii, y se espera la presencia de su alcalde. Los trabajadores de Pedro Domecq, SA, que han anunciado acciones durante el transcurso de la citada fiesta, han cursado una carta al edil de la capital de Massachusetts para ponerle al tanto de, los problemas de la zona, y rogarle, que no comparezca.

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