Artistas y entidades recibieron las medallas de oro de Bellas Artes de manos del Rey

El Rey Juan Carlos entregó, en un acto oficial celebrado en la Sala de las Musas del Museo del Prado y presidido por los Reyes, las medallas de oro de Bellas Artes de este año a un grupo de personas y entidades destacadas por su actividad o su trabajo de fomento en todas las artes, de la música al teatro, de la pintura a la arquitectura. Estos premios, a gentes tan diversas, son una muestra, según la ministra de Cultura, Soledad Becerril, "de la tarea tutelar del Estado, que debe ser garantía y protección de la libertad e independencia de los creadores de arte".

De los veinte premios de...

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El Rey Juan Carlos entregó, en un acto oficial celebrado en la Sala de las Musas del Museo del Prado y presidido por los Reyes, las medallas de oro de Bellas Artes de este año a un grupo de personas y entidades destacadas por su actividad o su trabajo de fomento en todas las artes, de la música al teatro, de la pintura a la arquitectura. Estos premios, a gentes tan diversas, son una muestra, según la ministra de Cultura, Soledad Becerril, "de la tarea tutelar del Estado, que debe ser garantía y protección de la libertad e independencia de los creadores de arte".

De los veinte premios de este año, uno era póstumo, el de Regino Sainz de la Maza; cuatro de los premiados eran pintores, Maruja Mallo, Pablo Palazuelo Gregorio Prieto y Antonio Saura; un arquitecto, Josep Llui Sert; tres actores, Mary Carrillo Carlos Lemos y Fernando Rey; un director de cine, Luis G. Berlanga; una cantante lírica, mezzosoprano Teresa Berganza; una pianista, Alicia de Larrocha y una bailarina, Pilar López; el estudioso del arte Juan Ainaud de Lasarte, que agradeció los premios en nombre de todos, y un mecenas, Fernando de Aragón, marqués de Casa Torres. Además recibieron sus medallas los directivos de cuatro entidades privadas, el Banco de Bilbao la Caja de Ahorros Vizcaína, la Fundación Rodríguez Acosta, de Granada, y el Instituto Arqueológico Alemán; y fue premiada una institución pública: la Diputación Provincial de Palencia.El ritual se fue cumpliendo con el aire entusiasta que tienen siempre estos actos. La gente, vestida, se saludaba por el soportal inmenso que da entrada al primer museo español, bajo un sol decididamente veraniego Hay varios ambientes paralelos: primero, profesionales, luego generacionales. Rosa Chacel dice: "Fíjate cuántos hay del 27". Está Alberti, está Gerardo Diego, que viene a recoger el premio de Pilar López. (La temporada de verano impide llegar también a Teresa Berganza, que está cantando por el mundo, y su premio lo recoge el director del Museo, Federico Sopeña). Están Maruja Mallo, casi punkie con su pelo rojo y su vestido corto de moderna de siempre, y Gregorio Prieto; está Andrés Segovia, está Juana Mordó, está la propia Rosa Chacel. "¿Del 27? De tiempos de Goya", bromea Rafael Alberti, que luego piropeará a la ministra, por coplas andaluzas: "Ay, Soledad, caballo que se desboca...".

Recuerdos personales

Los Reyes entran y luego saldrán mientras suena el Himno Nacional. Inmediatamente comienza el besamanos de medallas. Luego el discurso, lleno de recuerdos personales, de Ainaud de Lasarte. Luego, el discurso de la ministra.Soledad Becerril ha ido improvisando sobre el texto escrito, un poco para abreviar, otro poco, "porque no quería leer", algo más "porque después de escrito me sonaba demasiado complejo, y yo quería algo lo más sencillo posible". Aparece en el discurso lo que su equipo llama "la filosofía de la ministra" las ideas de fomento en libertad, de potenciación de la iniciativa privada en materia de arte y también de mecenazgo, la comprensión del arte como actividad lúdica y como lucidez social, la visión de la contradicción entre individualidad de artistas y colectividad, el Estado como tutelar de libertades.

Naturalmente, la ministra hizo referencias concretas a esa actividad que es "la lucha contra la lucha por la vida". "Dada la incidencia social de las artes", dijo, "el Estado no puede mantenerse al margen de esta realidad, pero tampoco puede producir cultura. La obligación del Estado es crear un clima de libertad, respeto y estímulo, en el que la creación artística, en todas sus facetas, pueda desarrollarse". Dio un repaso Soledad Becerril a las amenazas que han pesado sobre la libertad de los artistas y a la evolución de la idea que los artistas tienen de su propia libertad desde el Romanticismo, y concluía diciendo: "Creo no equivocarme al pensar que estamos hoy aquí rindiendo homenaje y, sobre todo, reconociendo y agradeciendo públicamente algo que la sociedad ha reconocido, agradecido y sobre todo, estimado, mucho antes que nosotros".

Y fue repasando la serie de los premiados: el premio que lamenta, una vez más llega tarde, en el caso de Regino Sáinz de la Maza. Juan Ainaud y Fernando de Aragón, que han sabido conservar y acrecentar el patrimonio artístico. Los pintores, Maruja Mallo, Gregorio Prieto, Saura y Palazuelo, que se han aventurado por un "mundo desconocido", para transmitírnoslo; a Sert, maestro de arquitectos; A Pilar López, a Alicia de Larrocha, a Teresa Berganza, excepcionales intérpretes; a Mary Carrillo, a Fernando Rey, a Carlos Lemos, que "han entregado *sus vidas a la más efímera y, por ello, la más verdadera de las glorias, la gloria que se vive", a Luis G. Berlanga "que nos hace llevadera la vida", y a las instituciones, para las que dirige quizá más que a nadie, un punto sobre temas fiscales. El punto que espera todo el mundo que se concrete en ley y que de momento está en estudio. ,

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