Presiones sobre el jurado de Cannes para marginar un filme cubano, según García Márquez

Gabriel García Márquez ha denunciado al director del festival de Cannes por las presiones que ha ejercido sobre el jurado para que no fuera premiada la película cubana Cecilia, de Humberto Sofás, proyectada en competición el último día. Según el escritor, el festival consideraba que ya se habían premiado suficientes películas de izquierda (Missing, Yol, La noche de san Lorenzo) y que la representación cubana era deficiente.

Son habituales las denuncias de miembros del jurado tras la celebración de este certamen cinematográfico. La escritora Françoise Sagan, por ejemplo, divulgó los mane...

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Gabriel García Márquez ha denunciado al director del festival de Cannes por las presiones que ha ejercido sobre el jurado para que no fuera premiada la película cubana Cecilia, de Humberto Sofás, proyectada en competición el último día. Según el escritor, el festival consideraba que ya se habían premiado suficientes películas de izquierda (Missing, Yol, La noche de san Lorenzo) y que la representación cubana era deficiente.

Son habituales las denuncias de miembros del jurado tras la celebración de este certamen cinematográfico. La escritora Françoise Sagan, por ejemplo, divulgó los manejos del Palmarés cuando fue presidenta del jurado hace dos años. Fue contestada por el director del festival pero no desmentida con suficiente consistencia. Tampoco ahora tiene el director del certamen, Fravre le Bret, una buena justificación al decir que Cecilia era inadecuada para competir en su festival. No se comprende entonces su presencia en el concurso cuando, justamente este año tan discutida ha sido su selección. Los más sorprendidos fueron los realizadores franceses, ya que una pelicula tan mediocre como Invitación al viaje había marginado las últimas obras de Chabrol o Rohmer. Más se han sorprendido, sin embargo, cuando dicha película ha aparecido destacada en el Palmarés. García Márquez no cita este premio como obvio resultado de las presiones del festival.Cecilia no fue bien recibida por el público. Su larga duración -más de dos horas y media- cansaba a quienes habían vivido el festival desde su inauguración. El ingenuo melodrama que sirve de pretexto a Solás para describir la decadencia de la aristocracia cubana, y el surgir de una conciencia revolucionaria en quienes atacaban el sistema esclavista vigente durante el pasado siglo, no responde, al juicio general de la crítica, al comentario de García Márquez cuando define la película como "una contribución artística admirable para la investigación de una identidad nacional, no solamente de Cuba sino de una vasta región de las Américas". El caro presupuesto de Cecilia, que llegó a detener la producción cinematográfica cubana durante un año, revela claramente un esfuerzo considerable, pero no avala necesariamente la calidad del resultado.

Cecilia surge como sistema de coproducción en el que España interviene, entre otras aportaciones, con la colaboración de los actores Alfredo Mayo e Imanol Arias, que interpreta al aristócrata desgarrado entre su amor a la mestiza y su espíritu de clase. Este conflicto fue el que más dificultosamente fue recibido por el público. El personaje interpretado por Arias está visto por Solás con excesivos elementos caricaturescos.

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