El argentino Mario Bunge, premio Príncipe de Asturias de Humanidades por la influencia internacional de su filosofía

Mario Augusto Bunge, nacido en Buenos Aires (Argentina) y actualmente profesor de Filosofia en Canadá, ha sido elegido por unanimidad premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, 1982. El acta del jurado, dada a conocer en la mañana de ayer en Oviedo, subraya la contribución de Bunge "al análisis y fundamentación de teorías en el campo de las ciencias naturales y sociales con una larga serie de trabajos que vienen influyendo grandemente en la investigación que se realiza en estas materias, tanto en España como en Latinoamérica".

Señala el acta que el jurado, fiel a uno de ...

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Mario Augusto Bunge, nacido en Buenos Aires (Argentina) y actualmente profesor de Filosofia en Canadá, ha sido elegido por unanimidad premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, 1982. El acta del jurado, dada a conocer en la mañana de ayer en Oviedo, subraya la contribución de Bunge "al análisis y fundamentación de teorías en el campo de las ciencias naturales y sociales con una larga serie de trabajos que vienen influyendo grandemente en la investigación que se realiza en estas materias, tanto en España como en Latinoamérica".

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Señala el acta que el jurado, fiel a uno de los propósitos que han movido desde el principio a la Fundación del Principado de Asturias de reconocer los méritos culturales y científicos en todo el ámbito de la lengua española, de intensificar de este modo los lazos culturales que unen a los miembros de esta comunidad, estimó conveniente prestar atención especial a la labor desarrollada por los latinoamericanos.Mario Bunge es autor de una treintena de títulos, traducidos todos ellos a una docena de lenguas. Entre sus libros se destacan La investigación científica, Teoría y realidad, Epistemología, y Materialismo y Ciencia. De próxima aparición, Economía y Filosofia, una crítica al neoliberalismo en economía.

La candidatura de Mario Bunge había sido propuesta por la Sociedad Asturiana de Filosofía (SAF), organizadora, el pasado mes de abril en Oviedo, del I Congreso de Teoría y Metodología de las Ciencias.

En Oviedo, Bunge atacó a la dialéctica, defendida en el congreso por Gustavo Bueno, catedrático de Filosofía de la Universidad asturiana, por considerarla una doctrina oscura y mística. "Tiene un núcleo: que todo cambia, que tienen todas las filosofías. Hay ejemplos", manifestó a este periódico, "que contradicen esa tesis central de que todo cambio resulta de contradicciones, de oposiciones. Los fotones están constantemente en movimiento y no son compuestos de elementos contrarios, sino simples. En el reino animal y vegetal, la competencia más feroz se da entre miembros de un mismo ámbito ecológico que luchan por consumir los mismos recursos. Además, muchos procesos suceden no gracias a la competencia, sino a la cooperación, que no tiene por qué ser deliberada o consciente".

Filosofía y física

Físico y filósofo de la ciencia, Bunge nació en Buenos Aires en 1919. Proviene de una familia de ascendencia alemana emparentada con españoles oriundos del País Vasco y de Asturias. Recibió una formación intelectual de corte humanista y filosófico, basada en la lectura de Hegel, Marx, Freud y Russell. A los diecinueve años decidió estudiar física teórica y matemáticas en la Universidad de Buenos Aires.Fue fundador de la revista de filosofia Minerva, participó activamente en la constitución de la Asociación Rioplatense de Lógica y Filosofia Científica, que llegó a presidir, y perteneció a la Sociedad Argentina de Física. Sus compromisos éticos y políticos truncaron durante algún tiempo su carrera universitaria mientras estaba Perón en el poder en su país. En 1963 abandonó Argentina, después de ser rehabilitado; pasó por universidades alemanas y norteamericanas desde 1966, ejerce la docencia en la Universidad McGill, de Montreal (Canadá).

José Ferrater Mora, presidente del jurado, afirma que el creciente interés de Bunge por cuestiones planteadas en el seno de las ciencias sociales confirma el carácter a un tiempo sintético y exacto de su labor filosófica. Ha atacado de frente el clásico problema de las relaciones entre mente y cuerpo, desautorizando tanto el enfoque mentalista como el conductista con un pronunciamiento decididamente a favor de un monismo radical que se niega a cualquier planteamiento dualista como anticientífico, y propugna el enfoque biológico de la neurociencía.

Contra el engaño

En opinión de Bunge, sólo este enfoque resulta plenamente científico, además de recoger los problemas reales de la psicología tradicional y de ser compatible con el materialismo y la ciencia contemporánea. Con gran escándalo criticó en Oviedo a los profesores economistas, por tratar de enganar a sus alumnos diciéndoles que la economía que enseñaban es una ciencia. Sostiene que la economía neoclásica no es una ciencia, puesto que no se ocupa de una realidad económica, sino de un modelo ya superado -la economía de mercado- inexistente desde la apari ción de los grandes monopolios, el Estado gigantesco y el movimiento obrero. En consecuencia, la economía neoclásica carece de valor práctico para inspirar políticas económicas de acción.Según Ferrater Mora, en Bunge hay una inclinación hacia el materialismo ontológico y el realismo epistemológico. "El indicado materialismo", agrega, "es a veces menos ontológico que metodológico, especialmente cuando se trata de la semánirica de las ciencias for males. El realismo no es en ningún caso lo que se ha llamado realismo ingenuo, pero sigue siendo realista respecto tanto al idealismo como respecto a todo instrumento y con vencionalismo".

Para Alberto Hidalgo, presidente de la Sociedad Asturiana de Filosofila, el filósofo argentino puede ser catalogado como un autor que trabaja en la línea de confeccionar una filosofía sintética, abiertamente enfrentada a las filosofías de corte analítico que predominan actualmente en el panorama de la filosofía de la ciencia anglosajona. Pese a ir contracorriente, ha conseguido un importante renombre mundial, no sólo porque sus contribuciones al desarrollo de una filosofía científico sistemática y no analítica son originales, sino porque lejos de limitarse a formuTar un programa de carácter general, ha sabido utilizar los más rigurosos métodos formales para abordar las cuestiones más espinosas y discutibles con una elegancia y una finura indiscutibles.

Bunge recomienda al filósofo de la ciencia preocuparse más por lo que dicen realmente los científicos y menos por lo que hablan los demás filósofos de la ciencia, en particular si no saben ciencia. El jurado que otorgó el premio estaba formado por Ferrater Mora, Carlos Luis Alvarez, Luis María-Ansón, Juan Cueto, Luis Michelena, Guillermo Luca de Tena, José Ortega Spottorno y Pedro Sairíz Rodríguez.

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