La crisis polaca

Washington estudia la respuesta de Breznev

Los consejeros del presidente norteamericano están estudiando la respuesta del líder soviético Breznev al mensaje sobre Polonia enviado la semana pasada por Reagan a Moscú. El contenido de la carta de Breznev decidirá en buena medida la actitud final que adopte Estados Unidos sobre la crisis polaca. El subsecretario norteamericano para Asuntos Europeos, Lawrence Eagleburger, confirmó ayer la importancia que Washington otorga a la carta de Breznev, a pesar de que el presidente Reagan la calificara de "negativa" el domingo, según informa la agencia Efe. El mensaje del líder soviético es una re...

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Los consejeros del presidente norteamericano están estudiando la respuesta del líder soviético Breznev al mensaje sobre Polonia enviado la semana pasada por Reagan a Moscú. El contenido de la carta de Breznev decidirá en buena medida la actitud final que adopte Estados Unidos sobre la crisis polaca. El subsecretario norteamericano para Asuntos Europeos, Lawrence Eagleburger, confirmó ayer la importancia que Washington otorga a la carta de Breznev, a pesar de que el presidente Reagan la calificara de "negativa" el domingo, según informa la agencia Efe. El mensaje del líder soviético es una respuesta a la advertencia norteamericana de que la Casa Blanca tomará medidas contra Moscú si continúa la represión en Polonia.

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Un alto responsable del Gobierno norteamericano precisó que la misiva del Kremlin "no ha cerrado completamente la puerta" a conversaciones posteriores entre los dos Gobiernos sobre la crisis polaca.El presidente Reagan dijo el domingo que sigue esperando encontrarse con Breznev a lo largo de 1982, a condición de que su entrevista esté preparada suficientemente y que conduzca a una reducción real de los armamentos nucleares. El dirigente norteamericano admite que Polonia sólo representa una parte de las dificultades que aquejan a las relaciones Este-Oeste.

En su carta a Breznev, Reagan anunciaba que Estados Unidos tomaría medidas "concretas, políticas y económicas", que afectarían a las relaciones entre las dos superpotencias si la situación de represión continuaba en Polonia. Fuentes oficiales norteamericanas no han despegado los labios hasta ahora sobre cuál puede ser el contenido exacto de esas medidas.

El subsecretario Eagleburger dijo a la cadena de televisión NBC que "en las próximas semanas un cierto número de Gobiernos de Europa occidental estarán mucho más dispuestos a adoptar sanciones contra Polonia y quizá incluso considerar su extensión a la Unión Soviética".

Satisfacción en Moscú

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Moscú no parece compartir este punto de vista, a juzgar por la satisfacción de los medios oficiales soviéticos sobre la respuesta europea a la crisis polaca. "Los europeos no han seguido a Washington", es el comentario general de los analistas rusos.

La agencia oficial Tass elogia sobre todo la posición prudente asumida por la República Federal de Alemania y considera que Reagan ha fracasado al intentar arrastar a Bonn detrás de su política de represalias. Tass afirma que la RFA ha sufrido una presión "particularmente violenta" por parte de Washington, lo que hace más meritoria la cautela germana.

Los medios soviéticos, que en general señalan el correcto comportamiento de los Gobiernos de Europa occidental, critican sin embargo el sensacionalismo con que algunos medios informativos están tratando la crisis polaca. El periódico del Gobierno, Izvestia, cita a este respecto a los rotativos italianos.

Dos periódicos polacos, Trybuna Ludu -del partido- y Zolnierz Wolnosci -de las Fuerzas Armadas-, arremetían ayer contra el presidente Reagan. El primero afirmaba que el líder norteamericano había decidido "hacer aún más difíciles los días difíciles que vive Polonia". El diario militar califica de "grosera injerencia" en los asuntos polacos la actitud norteamericana y dice que los principios humanitarios tan a menudo aireados por Washington no son más que "un instrumento de chantaje y de presión política".

Tass, por su parte, acusó ayer a la CIA de haber contribuido a la desestabilización de Polonia y reprocha al Gobierno Reagan que siga una política "incompatible con los principios humanitarios" al decretar el embargo de alimentos a Polonia.

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