La influencia de Barcelona, crucial en la formación de Picasso

Sobre las nuevas aportaciones en el estudio de las relaciones entre Picasso y Barcelona habló el pasado martes, dentro del curso de Picasso y las vanguardias, organizado por la Universidad de Santander, Rosa María Suvirana, directora del Museo Picasso, de Barcelona. Advirtió la conferenciante que Barcelona es inseparable de la formación artística de Picasso, pero que no se agota simplemente en eso la influencia de la ciudad, ya que el pintor acudió también a Cataluña en los momentos fundamentales de la formación del cubismo y fue adeniás en la propia Barcelona donde realizó tres exposic...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Sobre las nuevas aportaciones en el estudio de las relaciones entre Picasso y Barcelona habló el pasado martes, dentro del curso de Picasso y las vanguardias, organizado por la Universidad de Santander, Rosa María Suvirana, directora del Museo Picasso, de Barcelona. Advirtió la conferenciante que Barcelona es inseparable de la formación artística de Picasso, pero que no se agota simplemente en eso la influencia de la ciudad, ya que el pintor acudió también a Cataluña en los momentos fundamentales de la formación del cubismo y fue adeniás en la propia Barcelona donde realizó tres exposiciones antes de la guerra civil.La segunda parte de la conferencia la dedicó Rosa María Suvirana a explicar el modo de funcionamiento del Museo Picasso, surgido hace casi veinte años, a partir de la donación de la colección de Sabartés, y ampliada por sucesivas aportaciones del propio Picasso, una de cuyas últimas donaciones fue la importantísima serie de las Meninas. «Ante la afirmación frecuente», concluyó la conferenciante, «de que Picasso había sido olvidado en España, hay que recordar que hay una excepción: la de Barcelona. Para silenciar su nombre en esta ciudad hubiese sido necesario eliminar instituciones, edificios, personas y obras ».

En la mañana del miércoles 13 le correspondió el turno a Ricardo Gullón, que, en un brillante y chispeante relato testimonial, trazó un panorama sobre la historia del grupo de Altamira, fundado por la iniciativa de Matías Goeritz, Angel Ferrant, Pablo Bertrán de Heredia y el propio Gullón, en 1948. Según Gullón, lo que fue un interesantísimo proyecto, que llegó a tener publicaciones monográficas y revistas propias, fue aplastado por su éxito inicial, que levantó las suspicacias de la rígida censura franquista, hasta hacerlo naufragar por completo en 1953.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En