La Consejería de Cultura asturiana solicita un museo de Bellas Artes

La almoneda de pinturas, esculturas y orfebrería asturianas realizada durante los últimos treinta y cinco años es denunciada por la Consejería regional de Cultura del organismo preautonómico en un informe elaborado a partir de la polémica sobre la celebración o no de la Bienal de Arte Ciudad de Oviedo en el Museo Provincial -palacio de Velarde-, dependiente del Patronato de Bellas Artes. Dicha Consejería entiende que el arte asturiano ha sido esquilmado fundamentalmente por la carencia de un museo adecuad, cuya próxima inauguración es esperada desde 1972, cuando se constituyó la Fundación Prov...

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La almoneda de pinturas, esculturas y orfebrería asturianas realizada durante los últimos treinta y cinco años es denunciada por la Consejería regional de Cultura del organismo preautonómico en un informe elaborado a partir de la polémica sobre la celebración o no de la Bienal de Arte Ciudad de Oviedo en el Museo Provincial -palacio de Velarde-, dependiente del Patronato de Bellas Artes. Dicha Consejería entiende que el arte asturiano ha sido esquilmado fundamentalmente por la carencia de un museo adecuad, cuya próxima inauguración es esperada desde 1972, cuando se constituyó la Fundación Provincial de Bellas Artes.Como ejemplo paradigmático, aquel mismo año fueron vendidos por unos miles de pesetas a un anticuario vallisoletano dos estupendos lienzos de Alonso del Arco, uno de los últimos representantes de la gran escuela barroca madrileña. La ausencia de un museo de bellas artes fue asumida por la Diputación. Ahora, en vísperas de la apertura, por fin, del palacio de Velarde, elegido con acierto como Museo Provincial, la Consejería de Cultura ha dado a conocer su proyecto de orientación en cuanto al contenido. El museo recibiría, según este proyecto, los fondos de la Diputación, en los que pueden distinguirse cuatro grupos: a) escuelas españolas o europeas (existe un pequeño número de obras firmadas: Esquivel, Madrazo, Villamil); b) pintura asturiana de los siglos XIX y XX, desde Dionisio Fierros a Nicanor Piñole, y c) pintura asturiana contemporánea. En cuanto a la escultura, sugiere la presencia de la escuela de escultores, ensambladores y tallistas barrocos: Fernández de la Vega, Sánchez de Agrela, Tomás Solís, Antonio de Borja, Toribio de Nava y Bernardo Meana.

La arquitectura asturiana de los cuatro últimos siglos, representada por artistas de la categoría de Pablo de Cubas, Fernández Camina, Pedro Menéndez, Manuel Reguera y los hermanos Pruneda, también debe tener acogida en el museo. El informe hecho público por la Consejería regional de Cultura hace una introducción del desinterés histórico de los organismos oficiales asturianos por las bellas artes. En efecto, durante los últimos 35 años, la almoneda de pinturas, esculturas y orfebrería alcanzó límites espeluznantes, ante la indiferencia de las autoridades civiles y eclesiásticas. Iglesias que habían llegado a nuestros tiempos con tres o cuatro retablos y con veinte o treinta imágenes, sólo conservan hoy, en el mejor de los casos, un par de tallas. Asturias, al carecer de un museo de bellas artes y de un museo diocesano, era terreno abonado en el que todos los anticuarios: feoneses, gallegos, castellanos o catalanes, hicieran su agosto, incrementando las colecciones particulares. Museos catalanes, como el de Mares a la cabeza, tienen numerosas obras de arte asturianas con el letrero de «procedencia desconocida». La Consejería recomienda finalmente la creación de un nuevo patronato, totalmente representativo -el actual está formado por diputados provinciales y concejales del Ayuntamiento de Oviedo-; la conexión del museo con todas las entidades culturales de la región y la creación de un museo de arte contemporáneo.

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