Reportaje:

Los niveles de contaminación de grasa humana, inferiores a los de leche de mujer

Prosiguen las investigaciones del doctor Pozo Lora, vicerrector de la Universidad cordobesa, sobre el efecto de los biocidas, empleados en el campo español, en los niveles de contaminación en la grasa de los seres humanos y, más en concreto, en la leche de mujer. La primera conclusión, la que puso en marcha la dinámica de profundizar en la línea de investigación a que llegó el equipo de la cátedra de bromatología de la facultad de Veterinaria de Córdoba que dirige el doctor Rodrigo Pozo Lora, en mayo de 1976, fue el «peligroso nivel de contaminación por orgánoclorados que presentaba la l...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Prosiguen las investigaciones del doctor Pozo Lora, vicerrector de la Universidad cordobesa, sobre el efecto de los biocidas, empleados en el campo español, en los niveles de contaminación en la grasa de los seres humanos y, más en concreto, en la leche de mujer. La primera conclusión, la que puso en marcha la dinámica de profundizar en la línea de investigación a que llegó el equipo de la cátedra de bromatología de la facultad de Veterinaria de Córdoba que dirige el doctor Rodrigo Pozo Lora, en mayo de 1976, fue el «peligroso nivel de contaminación por orgánoclorados que presentaba la leche natural de vaca del sur de España». A partir de aquí, ante los investigadores se abría un camino en el que siguieron profundizando. Desde Córdoba informa .

«Para delimitar si el problema se reducía al ámbito andaluz o alcanzaba niveles naturales -nos dice el catedrático señor Pozo Lora, vicerrector de investigación de la Universidad cordobesa-, investigamos otros productos lácteos a nivel nacional, como mantequillas y leches esterilizadas. Nuestra demostración fue que la contaminación era un problema nacional, aunque no de igual intensidad en todas las regiones. Se pudo observar que el menor grado de contaminación se situaba en Galicia y Cantabria, para aumentar, progresivamente, hasta la costa mediterránea y suratlántica, con la particularidad de un aumento en la zona extremeña y un nivel alto en las islas Baleares La interpretación de esta distribución está indudablemente relacionada con los ámbitos de tratamientos con plaguicidas de cada región, según cultivos y plagas, aunque pudiera también ser de pendiente de la pluviosídad respectiva.»«La razón determinante -según los investigadores- era dilucidar el residuo de plaguicidas que superando el proceso tecnológico, quedaba en las leches o bien la incidencia de los aditivos correctores de las fórmulas industriales de origen vegetal o animal, tales como el almidón de maíz, crema de arroz, jugos de frutas...» Sin elucidar la aportación de los diferentes componentes, o tratamientos, la conclusión fue que «las leches maternizadas en polvo presentan una contaminación unas diez veces menor que la leche humana, aunque, no obstante, el nivel de heptacloros rebasa ampliamente los límites máximos recomendados por la Organización Mundial de la Salud, y el nivel de HCH total era superior al de la leche humana y quedaba muy próximo al limite considerado como peligroso.»

Los trabajos se centraron en los productos de las empresas de fa bricación nacional, Milupa, Ultra Nestlé, Wander, Faes y Guigoz, sin que los resultados de los investiga dores, voluntariamente, expliciten los nombres de las marcas, mantenidas en el anónimo en cada resultado casuístico.

Hay que resaltar, en relación con la leche humana, que los niveles de contaminación de las leches maternizadas españolas son unas doscientas veces menores en el caso del DDT y sus derivados.

Estos estudios sobre plaguicidas se han completado, asimismo, con otros sobre fungicidas, especialmente el HCB (hexaclorobenceno), primer trabajo de investigación en leches maternizadas sobre el mismo realizado en el mundo. Todas las muestras analizadas lo contenían y, en el 32% de las mismas, los niveles de HCB rebasan los permitidos por la OMS. En las leches maternizadas, no obstante, el HCB es ocho veces más bajo que en la leche de mujer.

Una vez conocida la contaminación de parte del principal origen, el alimentario, de la contaminación del hombre, y completando la información obtenida de los resultados de leche humana, el equipo de investigadores del doctor Pozo Lora ha realizado investigaciones que aquí ofrecemos como primicia sobre la contaminación en grasas humanas. El interés de estos trabajos se potencia al considerar que el índice de contaminación de grasa humana nos da el auténtico reflejo del grado de contaminación a que está sometida la población de España.

Se han investigado cuarenta muestras procedentes de centros quirúrgicos de la provincia de Madrid. Todas las muestras analizadas contenían HCH, heptacloros y algún compuesto de DDT. «Estos tres grupos de plaguicidas son, coincidentemente, los que hemos identificado con, más frecuencia en los productos lácteos españoles, existiendo, por tanto, una estrecha relación con la principal fuente de contaminación, la alimentación», precisa el doctor Pozo Lora. Los niveles de HCH total son relativamente bajos, inferiores a los publicados en diez países, de un total de veinte investigados.

Se ha investigado también la presencia de HCI) (fungicida) en grasa humana, siendo en este caso el segundo trabajo en la bibliografía internacional conocido el de Bradi y Siyali, realizado en Australia. Los resultados españoles son semejantes a los de los autores australianos, especialmente en la población urbana, siendo superiores los niveles rurales de los españoles a los de los indígenas de Papua y Nueva Guinea.

Alcanzado este punto de las investigaciones, la cátedra de bromatología de la facultad de Veterinaria de Córdoba se plantea una serie de trabajos sobre la presencia de plaguicidas organoclorados en grasas animales, productos cárnicos, y en otros alimentos para cerrar el cuadro del conocimiento sobre el espectro de repercusiones de los biocidas químicos, que la tecnología está introduciendo, primero en alimentos y, tróficamente, en organismos vivos.

Archivado En