IV SEMANA DE CINE IBEROAMERICANO DE HUELVA

Preocupación por los temas sociales y políticos de Latinoamérica

La película-revelación de estas cuartas Jornadas de Cine Iberoamericano de Huelva ha sido hasta la fecha, sin lugar a dudas, el largometraje Gamin, del colombiano Ciro Durán. Realizada entre 1977 y 1978, constituye uno de los más eficaces y demoledores ejemplos de la capacidad analítica del cine. Ciro Durán, que había realizado ya un cortometraje sobre el mismo tema, narra la vida cotidiana y los orígenes del proletariado de Bogotá, sobre todo el de los niños que optan por vivir en la calle ante las numerosas dificultades que encuentran en sus propios hogares.

En muy pocas ocasiones...

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La película-revelación de estas cuartas Jornadas de Cine Iberoamericano de Huelva ha sido hasta la fecha, sin lugar a dudas, el largometraje Gamin, del colombiano Ciro Durán. Realizada entre 1977 y 1978, constituye uno de los más eficaces y demoledores ejemplos de la capacidad analítica del cine. Ciro Durán, que había realizado ya un cortometraje sobre el mismo tema, narra la vida cotidiana y los orígenes del proletariado de Bogotá, sobre todo el de los niños que optan por vivir en la calle ante las numerosas dificultades que encuentran en sus propios hogares.

En muy pocas ocasiones el cine ha sido utilizado con la habilidad y la contundencia que maneja Durán para demostrar que la marginación social no es fruto de la casualidad ni tan siquiera un anhelo más o menos arraigado en las minorías sofisticadas de la cultura. Gamin no debería de ser inscrita en las coordenadas tradicionales de la cinematografía. No es una película de ficción ni se debería hablar de ella utilizando los mismos esquemas que cuando se habla de los documentales antropológicos al uso; es todo eso y mucho más.Una mujer, un hombre, una ciudad, del cubano Manuel Octavio Gómez, es un eslabón más de esa larga cadena que parece unir al cine cubano con el didactismo más inmovilista. El caso del cine cubano es sintomático de un proceso observado en otras cinematografías de países socialistas: cada vez que la «revolución» parece aposentarse en la cotidianidad con mayor fuerza, la expresión artística se convierte en propaganda. Es probable que el único camino fijado para los cambios sociales sea el del pragmatismo; lo que está fuera de toda duda es que la propaganda convierte la película en spots, y eso es exactamente Una mujer, un hombre, una ciudad, largo y pesado spot realizado en 1977.

Queridos compañeros, del realizador chileno Pablo de la Barra, es otra muestra muy distinta de lo que comúnmente se denomina cine político. En este caso el filme posee un ingrediente que cada vez resulta más extraño en los hechos artísticos de los países en los que la «revolución» accede al poder: la autocrítica. Y, sin embargo, debería de ser una constante, puesto que las ideologías aparentemente progresistas. suelen distinguirse -al menos en teoría- por su capacidad de análisis y de autoanálisis.

Queridos compañeros, cuya fase final de montaje y sonorización tuvo que realizarse en el exilio venezolano, es un valioso ejemplo de la honestidad artística y personal. Realizada por un grupo de Acción Directa Revolucionaria, partidarios de una práctica al margen de los cauces democráticos formales, expone las contradicciones de dicha praxis y las diferencias respecto a los que aspiraban a la toma del poder mediante el respeto a la legalidad. El cuartelazo del general Pinochet, en 1973, puso fin momentáneo a las discusiones tácticas de la izquierda chilena. La película de Pablo de la Barra recoge todos estos problemas sin atisbos de triunfalismos o cantos épicos.

La película del realizador brasileño Carlos Diegues, Lluvias de verano, fue un oasis dentro de una programación claramente preocupada por los análisis de los temas sociales y políticos. Diegues, que tuvo ciertas vinculaciones con el cinema-novo brasileño ha construido una película básicamente tierna y repleta de anécdotas humanas en una clave costumbrista.

La Semana de Cine Iberoamericano de Huelva comienza hoy, viernes, sus homenajes personales. El primero de los cuales se rendirá al dramaturgo Fernando Arrabal, en el que se proyectarán las dos primeras películas de su filmografía, Viva la muerte e Iré como un caballo loco. El sábado se le rendirá homenaje póstumo al realizador argentino Leopoldo Torre Nilsson, del que se han proyectado cinco largometrajes, y el domingo, último día del certamen, será Luis García Berlanga quien ocupe la tribuna de los honores.

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