Parece inminente el traslado de la sección de Filosofía a la Universidad de Oviedo

Ha trascendido, a falta de una resolución oficial, que la división de Filosofía y Ciencias de la Educación será trasladada este mismo curso a Oviedo desde Gijón, donde ha venido funcionando durante dos cursos. El ministro de Educación, Íñigo Cavero, partidario del mantenimiento de estos estudios en la ciudad gijonesa, no se ha decidido a contradecir oficialmente los acuerdos de los alumnos, de la junta de facultad y de la junta de gobierno, favorables al traslado a la capital de la provincia, donde se encuentran los demás estudios universitarios y la biblioteca de Filosofía, una de las más...

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Ha trascendido, a falta de una resolución oficial, que la división de Filosofía y Ciencias de la Educación será trasladada este mismo curso a Oviedo desde Gijón, donde ha venido funcionando durante dos cursos. El ministro de Educación, Íñigo Cavero, partidario del mantenimiento de estos estudios en la ciudad gijonesa, no se ha decidido a contradecir oficialmente los acuerdos de los alumnos, de la junta de facultad y de la junta de gobierno, favorables al traslado a la capital de la provincia, donde se encuentran los demás estudios universitarios y la biblioteca de Filosofía, una de las más completas del país, resultado de la constancia y dedicación de Gustavo Bueno, quien ha venido sosteniendo que a los gijoneses les interesa más tener una buena facultad en Oviedo, situada en el centro de la región, que una mala en Gijón.Ahora que la suerte parece estar echada conviene recordar alguna de las actitudes pintorescas de las autoridades municipales ovetenses y gijonesas, incapaces de aislar la dimensión del problema universitario del más absurdo localismo. Al Ayuntamiento de Gijón le entró la prisa y la preocupación por mantener estos estudios universitarios justamente cuando comenzó a extenderse el rumor de su mudanza a Oviedo. La reacción, que no se hizo esperar, consistió en iniciar las obras de acondicionamiento del viejo instituto Jovellanos para brindar a la división de Filosofía unos locales idóneos, de los que hasta ahora había carecido. Entre tanto, daba comienzo en Oviedo la reparación del colegio mayor Valdés Salas con la misma finalidad. Hace unos días, el pleno del Ayuntamiento de Oviedo acordó una moción pública de censura contra el ministro de Educación por una decisión que no había tomado -todavía no la tomó en sentido alguno- y ahora es el Ayuntamiento gijonés el que amenaza con su dimisión en pleno si los estudios universitarios de Filosofía salen de Gijón. Entre la prensa de Oviedo y Gijón, la polémica ha tomado también un carácter agrio. Un ejemplo paradigmático de estas reacciones es el comentario de Francisco Carantoña, director del periódico gijonés El Comercio, en el que dice que la abstención en el referéndum debería ser la postura general de Asturias, porque la Constitución, en la práctica, va a poner a la región en manos de Oviedo de una forma mucho más estricta de lo que ha ocurrido hasta ahora. El director de El Comercio, ante el centralismo avasallador que, en su opinión, se perfila, recomienda la necesidad de defenderse desde Gijón, no con dimisiones o manifestaciones, sino con las gestiones precisas para que la Caja de Ahorros de Asturias se separe de la antigua Caja de Ahorros de Gijón, con la finalidad de preparar el propio arsenal para intentar resistir.

La confusión alcanza estos días las máximas cotas: mientras Íñigo Cavero le daba ayer mismo garantías al alcalde gijonés en el sentido de que la facultad no se moverá, según El Noroeste, el traslado de muebles a Oviedo ya ha comenzado.

Para encontrar una salida airosa, a Íñigo Cavero sólo se le ocurrió convocar a una reunión conjunta a representantes de la Universidad, de los ayuntamientos de Gijón y Oviedo y a los parlamentarios. Puede ser el caos, o, en el mejor de los casos, la torre de Babel.

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