Eugenio Montes ingresó en la Real Academia Española

El ensayista y periodista Eugenio Montes leyó el pasado domingo su discurso de ingreso en la Real Academia Española, sobre el tema El romanticismo de los clásicos, siendo contestado por el académico Joaquín Calvo-Sotelo. El acto estuvo presidido por el ministro de Cultura, Pío Cabanillas, y el director de la Real Academia, Dámaso Alonso. Eugenio Montes fue elegido académico el 1 de febrero de 1940, ocupando el sillón L en sustitución de Ramiro de Maeztu.

«Para ir a la academia platónica, los atenienses tenían que pasar por la Puerta Doble. A mi, vuestra generosidad me franqueó todas las...

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El ensayista y periodista Eugenio Montes leyó el pasado domingo su discurso de ingreso en la Real Academia Española, sobre el tema El romanticismo de los clásicos, siendo contestado por el académico Joaquín Calvo-Sotelo. El acto estuvo presidido por el ministro de Cultura, Pío Cabanillas, y el director de la Real Academia, Dámaso Alonso. Eugenio Montes fue elegido académico el 1 de febrero de 1940, ocupando el sillón L en sustitución de Ramiro de Maeztu.

«Para ir a la academia platónica, los atenienses tenían que pasar por la Puerta Doble. A mi, vuestra generosidad me franqueó todas las puertas de esta Real Academia.» Con estas palabras inició su discurso Eugenio Montes, para referirse al tiempo pasado desde su elección. «Demasiado tiempo me quedé bajo el dintel, porque me inhibía el reverente temor a no mercer tan subida honra y no poder contribuir dignamente a vuestras nobles tareas. Pero si estuve demasiado tiempo sin trasponer el umbral, os prometo sentir esta casa, de aquí en adelante, como la esplendorosa lumbre que caliente mi espíritu. » A continuación evocó la vida y la obra de Ramiro de Maeztu.En el tema de su discurso, El romanticismo de los clásicos, comenzó señalando los significados de la palabra clásico, diciendo que «se tiene por clásico a un antiguo, porque eso evidencia cómo su valor resiste a la transitoriedad de las modas, por lo cual, en todas las épocas puede servirnos de modelo. En momentos de optimismo yo me digo: clásico es aquél que siempre suscita nuestra admiración». También tomó como partida la palabra romántico, que surge en Inglaterra POCO después de la muerte de Shakespeare, Consideró que en los términos romanticismo y clasicismo no hay ninguna incompatibilidad.

«Lo clásico y lo romántico tienen la misma edad, y no hay razón para que sean inconciliables, porque clásico es aquello que se pone como modelo de forma, mientras que lo romántico es un contenido de sentimientos, un estado de ánimo que no supone ninguna forma precisa.» A lo largo del discurso, hizo referencias eruditas a Homero, Píndaro, Horacio, Anaximandro, Demócrito, Platón, Xenófanes, Heráclito, Esquilo, Sófocles, Teécrito, Lucrecio y Virgilio.

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