Tribuna:

Las exportaciones de pescado y el desabastecimiento del mercado

El pasado sábado, el Boletín Oficial del Estado publicaba una medida del Ministerio de Comercio por el que se reducían drásticamente los derechos compensatorios a la importación de ciertos tipos de pescados congelados -generalmente los de mayor incidencia en el consumo familiar con menor poder adquisitivo- pasando la tasa de 15.000 pesetas la tonelada a diez pesetas.La medida, que se argumentó en base a un desabastecimiento de los mercados, interiores y por la consiguiente alza de precios hasta cotas muy elevadas, ha sido mal recibida por las agrupaciones nacionales de mer...

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El pasado sábado, el Boletín Oficial del Estado publicaba una medida del Ministerio de Comercio por el que se reducían drásticamente los derechos compensatorios a la importación de ciertos tipos de pescados congelados -generalmente los de mayor incidencia en el consumo familiar con menor poder adquisitivo- pasando la tasa de 15.000 pesetas la tonelada a diez pesetas.La medida, que se argumentó en base a un desabastecimiento de los mercados, interiores y por la consiguiente alza de precios hasta cotas muy elevadas, ha sido mal recibida por las agrupaciones nacionales de merluceros y pesquerías varias quienes, en nota pública, ponían de relieve la existencia de grandes stocks, suficientes para abastecer cualquier mercado desabastecido. Entre otras cosas, los empresarios apuntaban que la medida podría suponer el hundimiento de la flota congeladora.

De todos es conocida la grave crisis por la que atraviesa el, sector pesquero nacional, motivo que a simple vista, puede resultar convincente para comprender el desabastecimiento de ciertas variedades de pescado congelado en el mercado nacional. Pero resulta que, aparte de que la crisis pesquera, producto de la extensión a doscientas.millas de las aguas jurisdiccionales de diferentes países, no ha afectado en gran medida a la flota congeladora, las exportaciones de pescado congelado durante los cinco primeros meses han experimentado, con crisis y todo, una mejora sustancial que cristalizó en un alza del 47% durante el período señalado frente a una reducción de las importaciones próxima al 30%.

Por si esto fuera poco, resulta que los precios de los congelados exportados han mostrado un incremento que ronda el 90%. Todo ello se refleja igualmente en la balanza comercial del sector pesquero que, en los siete primeros meses del año, arroja un superávit de 230 millones de pesetas, mientras que en igual período del año anterior mostró un déficit de 382 millones de pesetas.

Con estas cifras a la vista resulta que,, mientras á mercado interior está en buena medida desabastecido con el consiguiente alza de precios, los empresarios han conseguido.aumentar sus exportaciones de forma significativa y todavía anuncian que los stocks que mantienen son importantes y capaces de abastecer cualquier mercado nacional.

Ante este cúmulo de contradicciones, sólo cabe argumentar que el acaparamiento de un producto como el p escado congelado con el fin de forzar el alza de precios no débe ser permitido por las autoridades económicas de este país, y que la queja de los congeladores y empresarios del sector a la medida de facilitar la entrada de pescado para que el consumo de las clases menos favorecidas no se vea interrumpido es, cuando menos, inaceptable.

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