Crítica:

Palabra sobre palabra

Vicente Aleixandre- y perdón por el juicio de valor- es tal vez el más grande poeta vivo de la lengua castellana. Si se prefiere, un clásico en vida, recuerdo y realidad magnífica -como Diego, Alberti, Dámaso o Guillén- de una generación que, por momentos, se antoja irrepetible.El volumen que ha preparado José Luis Cano recoge una serie de trabajos fundamentales que son pauta decisiva a la hora de un acercamiento mínimamente crítico a la obra del gran poeta. Una obra dificil plena, cuya lectura ofrece multitud de sugerencias dentro de su apariencia de corpus ordenado en el que todo cumple una ...

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Vicente Aleixandre- y perdón por el juicio de valor- es tal vez el más grande poeta vivo de la lengua castellana. Si se prefiere, un clásico en vida, recuerdo y realidad magnífica -como Diego, Alberti, Dámaso o Guillén- de una generación que, por momentos, se antoja irrepetible.El volumen que ha preparado José Luis Cano recoge una serie de trabajos fundamentales que son pauta decisiva a la hora de un acercamiento mínimamente crítico a la obra del gran poeta. Una obra dificil plena, cuya lectura ofrece multitud de sugerencias dentro de su apariencia de corpus ordenado en el que todo cumple una función más allá de la mera denotación o del propio, valor connotativo. Una función, un significado, que enlaza cada elemento y que hace de cada parte de ese cuerpo un eslabón insoslayable de la obra total. Ahora, cuando esa obra única llega a su culminación, cuando ese momento final supone, además, uno de los más grandes ejercicios poéticos de su autor, se hace necesario llevar al lector, manipulado tanto tiempo, a tanto lector temeroso, esa comunicación del hombre con el cosmos, reflexión del hombre sobre si mismo, elevación y regreso, lucidez sin mácula en una trayectoria de coherencia plena.

Edición de José Luis Cano

Vicente Aleixandre. Taurus, Madrid, 1977.

José Luis Cano ha reunido para este libro trabajos de la más variada índole, distribuidos a través del recorrido vital del poeta y de sus versos, de las etapas de su mundo poético, los contactos con los movimientos de vanguardia, sus libros más significativos, y hasta la presencia de una fuente, no por sospechada más admitida: Fray Luis de León.

Juan Ramón Jiménez, Dámaso Alonso, Pedro Salinas y Luis Cernuda, aportan la experiencia de su conocimiento de la persona del poeta, del compañero. Cernuda, apasionadamente, descubre toda la grandeza humana de Aleixandre y la consonancia de la «calma exterior» con la «extremosidad íntima», de la vida con los versos. Salinas, en el artículo «Vicente Aleixandre entre la destrucción y el amor» -publicado en 1935 y reproducido luego en su Literatura española siglo XX- se configura como uno de los más originales críticos de la poesía aleixandrina en el desglose de su indudable vertiente romántica.

El artículo de Carlos Bousoño seleccionado por Cano -un fragmento de la introducción a las Obras completas del poeta- es un clásico de la investigación crítica sobre esta poesía, y el punto de partida para muchos análisis posteriores. El decurso de la poesía de Aleixandre -el papel de gozne de un libro fundamental, En un vasto dominio- lleva a Rousoño al tratamiento de una particularidad cierta en la obra del poeta: la ampliación y el abandono posterior de ciertos temas, independientemente de la interrelación entre algunos de ellos a través de poemas concretos. Ello entronca con la certeza y posterior visión de Pere Gimferrer -en La poesía última de Vicente Aleixandre- al referirse a la, al mismo tiempo, parquedad y polisemia de los elementos que la configuran.

José Olivio Jiménez, en un trabajo ejemplar -Vicente Aleixandre en dos tiempos. (De Historia del corazón a En un vasto dominio)- inserta la poesla aleixandrina, la de En un vasto dominio principalmente, en la filosofía actual, su doble visión acerca del hombre y su historia, su dolor ante el paso,del tiempo. Maurice Molho ofrece, en un viejo artículo, todo el valor de la crítica creátiva, al tiempo que indaga acerca de las claves fundamentales de Pasión de la tierra. Carlos Barral explica por qué El vals es su preferido entre los poemas de Aleixandre, ofreciendo como complemento a sus razones una breve teoría del poema como testigo de la realidad, reivindicando para una cierta etapa de la poesía del maestro el reconocimiento de una parte -la más valiosa- de su propia generación,. Una generación que, como toda la poesía española de posguerra, tanto debe a la presencia constante, al estimulo continuo del gran poeta.

José Angel Valente -en un fragmento de su extraordinario libro Las palabras de la tribu- trata la imagen ofidica como constante importantísima entre los elementos simbólicos de la obra del poeta. Gimférrer, en el trabajo ya citado, analiza a través de elementos presentes en la última parte de la poesía de Aleixandre -Póemas de la consumación y Diálogos del conocimiento- sus más significativas constantes desde aquel ya magnífico Ambito. El trabajo de Gimferrer sirve, además, para dejar muy clara la importancia de los, hasta el momento, últimos libros del poeza, sin cuyo análisís es .absolutamente imposible establecer un acercamiento riguroso a la obra total. Guillermo Carnero ahonda en el estudio de estos libros finales al tratar de el conocer y el saber, palabras clave de toda la producción poética de Alexandre.

Libro excelente que reúne trabajos -además de los ya citados, los de José María Valverde, Ricardo Gullón, Concha Zardoya, Gabrieli Morelli, Vicente Gaos, Darío Puccini, Manuel Alvar; Leopoldo de Luis -que no solamente constituyen aportaciones imprescindiblespara el estudio de una poesía fundamental, sino que se configuran, a stivez, como verdaderos ejemplos de indagación crítica, paradigma, en ocasiones, del propio papel del crítico ante la obra de arte.

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