Entrevista:

"Estaba cansado de ser el hombre invisible de la novela española"

Entrevista con Raúl Guerra, ganador del premio Nadal

«Yo estaba cansado —explica Raúl Guerra— de ser el hombre invisible de la novela española. Mi obra no tenía audiencia oficial, ni crítica, y esta es la razón por la que me he presentado al premio Nadal. El premio es la servidumbre para buscar una edición para la obra». A sus 41 años. Raúl Guerra, ha editado ya cinco novelas, desde 1969 hasta hoy. Precisamente la última, Hipótesis, había sido finalista en el Nadal 75, y fue editada por Alfaguara, el año pasado. El pasado día 6 fue proclamado ganador del Nadal de este año.

«La novela con que he ganado el premio, ...

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«Yo estaba cansado —explica Raúl Guerra— de ser el hombre invisible de la novela española. Mi obra no tenía audiencia oficial, ni crítica, y esta es la razón por la que me he presentado al premio Nadal. El premio es la servidumbre para buscar una edición para la obra». A sus 41 años. Raúl Guerra, ha editado ya cinco novelas, desde 1969 hasta hoy. Precisamente la última, Hipótesis, había sido finalista en el Nadal 75, y fue editada por Alfaguara, el año pasado. El pasado día 6 fue proclamado ganador del Nadal de este año.

«La novela con que he ganado el premio, La lectura insólita de El capital, el producto de un trabajo de diez años. En este novela analizo el proceso de industrialización del País Vasco. Es este un tema que también trabajé en mi segunda novela titulada Cacereño, editada en 1970, y en la cual exponía el proceso de inmigración en el país. Cacereño, puede considerarse un eslabón de la novela ganadora».

EL PAIS. ¿Por qué es insólita la lectura de El Capilal?

R. Guerra. «Resulta insólita por el contexto en que se produce la lectura de este libro. El protagonista, el señor Lizarraga, un industrial vasco, ha sido secuestrado como consecuencia de una huelga que ha vivido su fábrica. Estando en manos de sus secuestradores sostiene con ellos una polémica dialéctica sobre ternas que hasta ahora no le habían preocupado en gran manera, temas sociológicos, políticos, etcétera. Este señor para entretener sus ratos de ocio pide que le dejen leer El Capital, lo que le sirve para hacerse un importante proceso de autocrítica.

La novela transcurre en un pueblo llamado Eibaín, en ella hay dos niveles de análisis de la situación del secuestro. Por un lado, el novelista intenta describir la figura del secuestrado a través de las cosas que le dice el pueblo. El otro nivel describe el proceso de interiorización del propio protagonista que analiza en estos momentos del secuestro toda la actuación de su vida».

Años recogiendo datos

EL PAIS. El situar la acción de la novela en un secuestro ¿no resulta un recurso oportunista en estos tiempos actuales?

R. Guerra. «En realidad esta novela es producto de un trabajo de por lo menos diez años. Tiene además el antecedente de mi novela Cacereño, considero pues, que el tema es producto de una constante preocupación que se manifiesta en mi obra. Para escribir esta novela que ha ganado el Nadal, llevo muchos años recogiendo datos. Ante todo esto, hablar de oportunismo me parece absolutamente ridículo. Pienso que el atractivo de un escritor es ceñirse a su tiempo enfrentarse a los mitos de la cultura».

Raúl Guerra, nació, en Madrid, hace 41 años. Estudió Farmacia con la intención de dedicarse a investigar. Llegó incluso a trabajar por una temporada en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. La posibilidad de poder vivir con ese trabajo le hizo decidirse a ir a San Sebastián, ciudad natal de su mujer para dedicarse a la farmacia.

«Como corría grave peligro de convertirme en un ejecutivo, decidí dedicarme a la literatura».

Sus primeros trabajos cortos lucran el premio Ciudad de San Sebastián. Guerra Garrido, conseguiría este premio en 1968 después de haber quedado finalista más de una vez. Este premio es el que ha bautizado en la literatura a una mayoría de los escritores actuales vascos.

A partir de 1970 comenzaría, su producción literaria sólida. En 1969 había publicado su primera novela Ni héroe ni nada, que no adquirió mayor difusión que la regional. En el 70 editaría Cacereño. En 1972, Ay, y en 1974, La fuga de cerebros. El año pasado Hipótesis constituía el primer intento de salir de la esfera de audiencia regional. Pero ahora, con el premio Nadal. Raúl Guerra, dejará de ser el hombre invisible como él dice, y el exiliado de la literatura, porque para conseguir una audiencia de la obra literaria, sigue vigente la frase que dijera Baroja en sus tiempos «Vete a Madrid y ponte a la cola».

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