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Duki culmina tres días de conciertos en un Movistar Arena de Madrid pintado de celeste y blanco

El rapero argentino cerró su gira en España, donde presentó dos discos y sus clásicos que son los cimientos del ‘trap’ latinoamericano

Cuando llenó dos veces el mítico estadio de River Plate en Buenos Aires, Duki contó que estaba triste y lo angustiaba no saber cuál sería el próximo paso. Al año de aquello se convirtió en el primer argentino en agotar el Bernabéu, donde se consagró ante 60.000 espectadores; luego, lanzó dos discos y se embarcó en una gira mundial. “Muchísimas gracias por tantos años juntos, cada vez me siento más en casa, como el primer día, pero es distinto para mí saber que todavía me queda mucho más de carrera”, dijo el rapero Mauro Ezequiel Lombardo Quiroga, Duki a las 15.000 personas que brincaban este miércoles con él en el Movistar Arena de Madrid.

El argentino, de 29 años, se despidió de la capital con su tercera fecha consecutiva con entradas agotadas (45.000 entre lunes, martes y anoche), después de tocar en Sevilla, A Coruña y Barcelona. Así termina la gira global que concluirá en su tierra. Costaba encontrar el acento rioplatense entre los fans esta jornada: Duki trascendió hace tiempo al público latinoamericano. Abrió el paso junto a Bizarrap, giró los reflectores hacia la música urbana argentina para atraer las miradas del mundo. En la estela que dejó su paso pionero, se popularizaron artistas de la escena como Nicki Nicole, Wos, Trueno o Cazzu. El artista del barrio porteño de Almagro logró que decenas de fans coreen con acento castizo mientras se envuelven en una bandera celeste y blanca y visten con la camiseta de la selección argentina de fútbol.

Muchos de los que estaban anoche en el concierto, como la canaria Claudia Márquez, de 24 años, lo siguen desde el principio: “Lo escucho hace 10 años, desde las batallas; las rimas que hacía, como improvisaba, era una locura”. Ya pasó una década de El Quinto Escalón, los duelos de freestyle en las escaleras del Parque Rivadavia donde Duki ganó en 2016 y con el dinero del premio grabó su primer tema. Aquellas reuniones se hicieron conocidas gracias a los vídeos en YouTube y fue una cantera de nuevos artistas. El malagueño de 40 años Borja Portavales ha visto al rapero en directo ya cinco veces y destaca: “Es una persona humilde, que ha empezado desde lo más bajo, ha llegado hasta la cima y sigue manteniéndose igual”.

“Un abrazo enorme para todos mis diablos y mis diablas”, saludaba Duki la pasada noche, vestido con una sudadera y bermudas negras holgadas. En el cuello, una cadena. Lo acompañaban seis bailarines y un trío de batería, guitarra y piano que protagonizó distintos ataques roqueros. Dedicó el primer bloque al disco Ameri, que da el nombre a la gira, en el que sonaron temas como Nueva era, Vida de Rock, Barro o Imperio, que grabó con Judeline, la cantante gaditana de 22 años. Para Constelación, invitó a la cantante barcelonesa Lia Kali las tablas. “Duko, Duko, Duko”, lo alentaba en los silencios el público, con el apodo que usaban sus amigos para referirse a él y ahora ya casi reemplaza del todo a su nombre artístico.

Los bordes del escenario se prendieron con llamas de fuego y el clima estuvo encendido durante casi dos horas, mientras el rapero hilaba rimas y avivaba la marea de espectadores que botaba sin freno en la pista. En la grada estaban África Baldazano, que tiene 17 años y lo escucha desde los 10, y su madre, que aprendió las canciones para acompañarla. Llevaban en la cara pegatinas de los tatuajes de alas de ángel, vampiro, la araña y la rama de olivo que el artista tiene en el rostro. “Para mí Duki hace magia: la manera en la que lo hace, los mensajes que transmite, veo mucha pasión en su música”, contó la joven.

La velada siguió con temas de 5202, su último disco, lanzado en julio de este año y teñido del trap puro que lo llevó a ser referente del género. Entre canciones, el cantante manifestó: “Gracias a la gente que me manda mensajes y me dice: ‘Estoy yendo al laburo, estoy triste, me pasó algo malo y tu música me la sube”. Además, explicó: “Muchos días estoy cansado, me quiero agarrar a piñas con el avión, pero cuando me subo acá me hacen sentir felicidad, lloro, me río, y salto con ustedes”.

Si te sentís sola, Goteo, Malbec, Pintao, Hello Cotto, los éxitos se encadenaron con un público eufórico. She Don’t Give a Fo, quizá la canción más filmada con los móviles, donde el mar de gente se iluminó con pantallas. Los primeros versos de la Bzrp Session 50 los cantó a capella. “Biza hizo el gol, yo le asistí… si hablan de trap, están hablando de mí”, presume en la canción, y algo de razón tiene. Invitó a tres fans a subir al escenario para la penúltima canción, Givenchy. “Al de los tatuajes lo veo todos los días, todos los días viniste hermano, estás re loco”, le dijo a uno de los tres afortunados.

Como cualquier chico argentino que creció amando la música, quiere ser un rockstar, y para eso no hace falta cantar rock. El artista alabó a los ídolos del rock nacional en una entrevista a este periódico en 2023: “Ellos cogieron algo de fuera y lo hicieron suyo. Nosotros hemos hecho lo mismo”. Duki regresará a Argentina después de pasar por 45 ciudades y vender 500.000 entradas. Del Movistar Arena salieron fanáticos con sus discos en formato de vinilo en mano que no habían nacido cuando los reemplazó el casete, ni cuando el CD reemplazó a este. Lleva su país y la música como bandera. Cuando se despide, en la sala suena la versión del himno nacional argentino realizada por el gran rockero argentino, Charly García.

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