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El ‘Faust’ de Les Arts, la mejor apertura operística de 2025

El teatro valenciano deslumbra con la espectacular producción de Johannes Erath del título de Gounod, dirigida por Lorenzo Viotti y sostenida por un sólido elenco

Entre las numerosas críticas publicadas tras el estreno de Faust, de Charles Gounod, en el Théâtre Lyrique de París el 19 de marzo de 1859, destaca la de Héctor Berlioz en el Journal des débats. El célebre compositor quizá no fuera el crítico más imparcial para evaluar la nueva ópera de su colega, 15 años más joven, pues en 1846 había estrenado una légende dramatique inspi...

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Entre las numerosas críticas publicadas tras el estreno de Faust, de Charles Gounod, en el Théâtre Lyrique de París el 19 de marzo de 1859, destaca la de Héctor Berlioz en el Journal des débats. El célebre compositor quizá no fuera el crítico más imparcial para evaluar la nueva ópera de su colega, 15 años más joven, pues en 1846 había estrenado una légende dramatique inspirada en la misma obra de Goethe. Aun así, Berlioz asistió a dos representaciones y redactó una de sus reseñas más lúcidas y penetrantes.

En su crítica subraya la profunda negrura del preludio inicial. Del tercer acto elogia la hondura de la cavatina de Fausto, el encanto del cuarteto del jardín y la progresión emocional que culmina en el monólogo de Margarita ante su ventana. También resalta otros momentos notables, como la escena de la iglesia y la muerte de Valentín en el cuarto acto. Es muy probable que el director de escena Johannes Erath haya leído esta célebre reseña, a juzgar por su manera de acentuar los pasajes señalados por Berlioz y por sus breves palabras en el programa de mano acerca del preludio: “Con el primer acorde, nos vemos catapultados a lo más hondo del temor humano”.

Su nueva producción de la ópera de Gounod en Les Arts se ha convertido en la mejor apertura de temporada operística de este año, por delante del Teatro Real y del Liceu. Este estreno, que viajará próximamente a La Scala de Milán, a la Staatsoper de Berlín y al coliseo madrileño, coincidió en Valencia, durante la función del pasado miércoles 8, con el vigésimo aniversario de la inauguración del edificio diseñado por Calatrava. Además, la representación estuvo marcada por una curiosa anécdota: el adelanto del disparo del castillo de fuegos por el Día de la Comunidad Valenciana, ante la amenaza de lluvia, obligó a interrumpir la función al final del cuarto acto. Media hora de estruendos y explosiones antes de sumergirnos en la noche de Walpurgis que abre el último acto de la ópera.

Tal como hizo en este mismo teatro con Los cuentos de Hoffmann de Offenbach en 2022, Erath interpreta en clave simbólica la ópera de Gounod sin traicionar su trama. Llena el escenario de metáforas visuales y elementos alegóricos que aportan nuevos significados, siempre con una atención precisa a la música. No es casual que este régisseur alemán iniciara su carrera profesional como violinista en la Sinfónica de Hamburgo. La oscuridad y el miedo dominan el escenario en el fa menor que abre la introducción del primer acto, mientras que al final del segundo, las parejas llenan la escena bailando el vals. El cuarteto del jardín del tercer acto se representa en un banco que reúne a los cuatro personajes y el órgano adquiere un protagonismo absoluto en la escena de la iglesia.

La escenografía de Heike Scheele evoca un gabinete de Fausto de tonos apagados y carácter abstracto, que se transforma y multiplica constantemente con el apoyo de numerosos efectos escénicos en los que participan los miembros del coro, figurantes y varios acróbatas. A ello contribuyen el uso expresivo de la iluminación de Fabio Antoci y los vídeos de Bibi Abel. Este entorno simbólico se refuerza también a través del vestuario de Gesine Völlm, que introduce interesantes licencias para evocar distintas épocas y añadir guiños a la commedia dell’arte y al cabaret.

Lo comprobamos en las caracterizaciones de Margarita como colombina y de Valentín como pierrot. Con ello se otorga mayor libertad a la enamorada de Fausto, mientras que la melancolía de su hermano acaba por trastornarlo. Ella expresa su emancipación jugando a las cartas con Mefistófeles durante el ballet, y él transforma el célebre coro de soldados en una escena antibelicista y sombría, en la que combate contra fantasmas.

A todo ello se suma una poderosa dirección de actores que explora los dualismos. Casi todo en el escenario tiene su opuesto o su complemento. Pero quien asume más roles es Mefistófeles, quien encarna el reverso de varios personajes e incluso del propio director de orquesta. También Siebel, el enamorado de Margarita, se viste como ella cuando empatiza con su sufrimiento en la escena inicial del cuarto acto.

La dirección musical de Lorenzo Viotti estuvo a la altura de la riqueza de esta producción. El maestro suizo ofreció, en su debut al frente de la Orquestra de la Comunitat Valenciana, una lectura fresca y enérgica de la ópera de Gounod. Orientó el segundo acto hacia el brillante vals final y manejó con acierto la progresión emotiva del tercero. La tensión se mantuvo durante toda la velada, como demostró en su excelente dirección del quinto acto, tras la interrupción provocada por el mencionado castillo de fuegos. En la versión reducida del ballet —del que suprimió dos números— destacó la portentosa cuerda de la orquesta valenciana. Al introducir el ballet, se eliminó el canto báquico de la tercera escena de ese acto, además de otros fragmentos menores. La actuación del Cor de la Generalitat Valenciana fue sobresaliente, especialmente en la escena de la iglesia y en el coro de los soldados.

El reparto vocal también estuvo a la altura de la intensa lectura escénica y musical. En el trío protagonista destacó el tono ardiente del tenor Iván Ayón Rivas. El cantante peruano lució su potente do de pecho en la cavatina Salut! Demeure chaste et pure, además de un buen fraseo y refinadas medias voces junto al violín solista del concertino Gjorgi Dimcevski. La soprano zaragozana Ruth Iniesta sobresalió en su primera Margarita, tanto en el plano actoral como en el vocal, con una brillante cabaletta de las joyas, aunque alcanzó sus mejores momentos musicales en el cuarto acto. El bajo italiano Alex Esposito ofreció un sólido Mefistófeles, sin caer en la caricatura, con proyección firme y gran flexibilidad escénica. Brilló especialmente en la célebre Ronda del becerro de oro del segundo acto, que provocó los primeros aplausos de la noche.

Tampoco se quedaron atrás los personajes secundarios. Es el caso del Valentín del barítono francés Florian Sempey, cuyo timbre oscuro y cuidada línea de canto realzaron su plegaria del segundo acto, Avant de quitter ces lieux. Lo mismo puede decirse de la joven mezzosoprano georgiana Ekaterine Buachidze, que dio vida a un sensible Siebel y mostró brillo y expresividad en su aria del tercer acto, Faites-lui mes aveux. Por su parte, el barítono australiano Bryan Sala fue un solvente estudiante Wagner, mientras que la mezzosoprano gerundense Gemma Coma-Alabert resolvió con acierto sus intervenciones como la vecina Marta, especialmente en el cuarteto del jardín.

Faust

Música de Charles Gounod. Libreto de Jules Barbier y Michel Carré, basado en Faust et Marguerite (1850) de Michel Carré y en Faust (1808) de Johann Wolfgang von Goethe.

Reparto: Iván Ayón-Rivas, tenor (Fausto); Alex Esposito, bajo (Mefistófeles); Ruth Iniesta, soprano (Margarita); Florian Sempey, barítono (Valentín); Bryan Sala, barítono (Wagner); Ekaterine Buachidze, mezzosoprano (Siebel); Gemma Coma-Alabert, mezzosoprano (Marta).

Cor de la Generalitat Valenciana. Director del coro: Jordi Blanch Tordera.

Orquestra de la Comunitat Valenciana. Dirección musical: Lorenzo Viotti.

Dirección de escena: Johannes Erath.

Palau de Les Arts, 8 de octubre. Hasta el 15 de octubre.

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