Ir al contenido

El líder ultraderechista derrota al dramaturgo: el austriaco Milo Rau se ve obligado a retirar un libro tras perder una demanda

Tras un litigio con el exvicecanciller austriaco Strache, al que acusó falsamente de entonar una canción de las SS, Rau debe retirar su último libro de circulación. Anuncia una nueva edición y un juicio teatral contra la AfD

En la página 100 del último libro de Milo Rau, uno de los directores más influyentes y controvertidos del teatro contemporáneo, se leía: “¿Qué se puede aprender de una época —la nuestra— en la que un miembro del mayor partido austriaco, el FPÖ, un hombre lla...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

En la página 100 del último libro de Milo Rau, uno de los directores más influyentes y controvertidos del teatro contemporáneo, se leía: “¿Qué se puede aprender de una época —la nuestra— en la que un miembro del mayor partido austriaco, el FPÖ, un hombre llamado H-C Strache, canta por la mañana la canción de las SS Nosotros llegaremos al séptimo millón y por la tarde visita el memorial de Yad Vashem, donde se conmemora a las víctimas del Holocausto?”. El libro de ensayos y conversaciones La resistencia no tiene forma, la resistencia es la forma ya ha sido retirado de las librerías y será pulpa de papel. Strache, líder del ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ) durante 14 años y vicecanciller de Austria hasta el escándalo de corrupción del Ibizagate en 2019 (en el que se veía a Strache ofreciendo contratos públicos a una supuesta magnate rusa a cambio de financiación para su partido, en un encuentro en esa isla balear) no entonó esa canción antisemita que se mofa de los seis millones de judíos asesinados por la Alemania nazi.

El político ultra presentó una demanda y el Tribunal Regional de Viena condenó el pasado jueves a la editorial berlinesa Verbrecher Verlag, que ya ha publicado 17 títulos de Rau, a pagar una compensación de 1.500 euros por difamación. El veredicto deberá publicarse en el semanario Falter. “Cometí un error”, admite Rau en las oficinas del Festival de Viena, del que es director artístico desde el año pasado. Pero se defiende afirmando que “la demanda por difamación contra su editor encaja en el patrón del caso bofetada o SLAPP (en sus siglas en inglés, Strategic Lawsuit Against Public Participation, una demanda estratégica contra la participación pública). La amenaza de presentar una ola de demandas para intimidar a las voces críticas no deseadas”.

“Porque mi afirmación es errónea, pero no es 100% errónea. El problema es que no puedo probar que la cantara”, continúa Rau. “Cuando visitó Yad Vashem en Jerusalén, Strache llevaba la gorra tradicional de la fraternidad nacionalista alemana que canta estas canciones [en lugar de la kipá]. Si te pones en la cabeza ‘Yo amo a los chicos que cantan estas canciones’ y te presentas en el memorial del pueblo que fue exterminado por ellos, en el centro mundial de la conmemoración de la Shoah, ¿qué podemos decir? Es como mearse, poner una gran mierda, en la tumba de las víctimas del Holocausto. Y no es solo Strache, no me importa Strache. Se trata de toda la extrema derecha antisemita en Occidente que vive falsamente la democracia, y no entiendo cómo la comunidad judía colabora con ellos”.

Rau es un esteta de la resistencia. “¿Cómo es posible la resistencia en el arte contra la derecha, el capitalismo, la explotación y el olvido?”, planteaba en el libro prohibido. El director emblema del teatro documental, que este verano escenificó en una obra de casi siete horas el proceso de Gisèle Pelicot (la víctima de las violaciones de 51 hombres en Aviñón), quiere convertir su experiencia en parte del argumento de una nueva producción teatral. Trabaja en la escenificación de un juicio contra la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD) propio de su dramaturgia, una mezcla de realismo duro y escultura social que presentará en Hamburgo en febrero de 2026.

El martes expiró el plazo para apelar. El abogado de Strache, Maximilian Donner-Reichstädter, confirma a EL PAÍS que está de acuerdo con la sentencia contra el editor, pero mantiene el silencio sobre “otros procedimientos judiciales pendientes en el mismo contexto”. Esto es, las demandas anunciadas contra el Festival de Viena y el propio Rau por repetir la acusación contra Strache en un diálogo público con la escritora Elfriede Jelinek. “A mí no me ha llegado nada a casa”, dice Rau, “no sé si estará de camino”. El abogado añade: “La afirmación de Milo Rau de que este proceso constituye una ‘presión de la derecha’ no es una descripción precisa de los hechos. La jurisprudencia actual establece que la libertad de expresión no ampara declaraciones falsas y difamatorias, independientemente de las opiniones políticas de las partes implicadas. Mi cliente hubiera esperado una disculpa sincera por la declaración falsa y difamatoria. Lamentablemente, este no fue el caso”.

El libro se publicó en mayo y se retiró de circulación la semana pasada, antes del juicio. El editor y el autor firmaron un comunicado conjunto en el que, tras citar el texto de la página 100, decían: “Retiramos esta afirmación por ser errónea. Pedimos disculpas por esta afirmación falsa”. Y a continuación anunciaban el lanzamiento de una nueva edición “sin errores” para octubre. Se han enviado a la guillotina setecientos ejemplares. La tirada de la nueva edición será de 2.000.

“No puedo dar una cifra exacta de los costes”, dice Jörg Sundermeier, editor de Verbrecher Verlag, desde Berlín, “aún no conocemos el importe exacto de las costas judiciales, los honorarios de los abogados y el precio de la publicación de la sentencia en el semanario”. Solo podemos estimar que superarán los 15.000 euros, incluyendo la retirada del libro, la destrucción de la primera edición, ahora prohibida, y la reimpresión”. En el caso más sonado de un libro prohibido en España, la jueza dictaminó como medida cautelar el secuestro de Fariña, de Nacho Carretero, durante 121 días. La editorial Libros del K.O. cifró el perjuicio económico ante la jueza en 237.703 euros.

¿Ha obtenido algún beneficio del proceso contra Strache, aunque sea en términos de marca por el ruido mediático? “Definitivamente, no”, responde tajante el editor.

“Strache busca el dinero”, acusa Rau. El político ultra dimitió como vicecanciller de Austria tras la filtración del vídeo del Ibizagate, grabado con cámara oculta, en el que ofrecía jugosos contratos públicos a la supuesta sobrina de un oligarca ruso a cambio de apoyo financiero para el FPÖ. En 2020 formó un nuevo partido, Equipo HC Strache-Alianza por Austria, y hoy es concejal de distrito en Viena.

Sobre la firma

Más información

Archivado En