Marina Tarkovskaya, una escritora en la sombra de dos genios: Andréi y Arseniy Tarkovski

La autora rusa, fallecida el pasado martes, publicó una decena de libros, relacionados en gran parte con la vida de su célebre hermano cineasta, y que se distinguían por su poética y filosofía

La escritora, historiadora y filóloga Marina Tarkovskaya.Elena Villalonga

“Soy negrera, como todos los que realizan su (gran) trabajo en la sombra”, acostumbraba a decir entre risas la escritora Marina Tarkovskaya, ya que como hermana del célebre cineasta Andréi Tarkovski (1932-1986) e hija del poeta Arseniy Tarkovski (1907-1989), ha dedicado la mayor parte de su vida a proteger y continuar el legado de estos dos genios. La autora rusa, fallecida el pasado martes, escribió una decena de libros relacionados en gran parte con el cine y la vida de Andréi Tarkovski, y se distinguía por una escri...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

“Soy negrera, como todos los que realizan su (gran) trabajo en la sombra”, acostumbraba a decir entre risas la escritora Marina Tarkovskaya, ya que como hermana del célebre cineasta Andréi Tarkovski (1932-1986) e hija del poeta Arseniy Tarkovski (1907-1989), ha dedicado la mayor parte de su vida a proteger y continuar el legado de estos dos genios. La autora rusa, fallecida el pasado martes, escribió una decena de libros relacionados en gran parte con el cine y la vida de Andréi Tarkovski, y se distinguía por una escritura poética y filosófica, que siempre trascendía lo autobiográfico. Esto se desprende ya de los títulos de sus libros: Fragmentos del espejo, Arseni Tarkovski: mi destino ardía entre líneas, Ahora tenemos otra dirección postal, por citar algunos. Escribió un texto original, Los motivos autobiográficos en el cine de Andréi Tarkovski, para el libro colectivo Andréi Tarkovski y la cultura universal publicado solo en España (Shangrila, 2020).

Tarkovskaya fue biógrafa e historiadora, ensayista y crítica literaria, filóloga y miembro de la Academia de Cine de Rusia y de su gremio de críticos cinematográficos (Gilda). Apoyó la creación del Festival de Cine Andréi Tarkovski en 2007, que desde entonces se celebra cada junio en la región de Ivanovo. El precedente del citado evento fue la compra de una parte del archivo de Tarkovsky en una subasta en la galería londinense Sotheby’s por algo más de un millón de euros. Este hecho muestra el aprecio por la cultura en el gigante país eslavo, pero asimismo la intención del poder político de seguir la propaganda a través de la creatividad artística, a la que se sigue destinando mucho presupuesto. Por otro lado, Andréi y Marina Tarkovski vivieron en la región de Ivanovo con su madre y su abuela durante la II Guerra Mundial, un motivo suficiente para que en diversos pueblos de la zona haya museos, archivos y eventos culturales tarkovskianos.

Marina Tarkovskaya dedicó los últimos años de su vida más a la literatura que al cine: emprendió la edición de las obras completas de su padre, Arseniy Aleksándrovich Tarkovski, un poeta silenciado en la época soviética. “Hay muchísima obra de papá que aún no ha visto la luz y si no lo hago yo, no lo hará nadie”, era el argumento que le daba fuerza para aguantar jornadas de trabajo de más de diez horas diarias, escribiendo en ordenador, entre documentos y libros, cuando ella tenía ya más de ochenta y cinco años. “Mi mente es como de cuarenta y cinco años, pero el cuerpo no perdona”, decía últimamente.

En sus libros habló de la vida familiar, de la creatividad artística y de la naturaleza. A estos tres componentes de su propia vida y de la obra de su hermano cineasta y su padre escritor, Marina añadía otros temas profundos que asimismo determinaron su existencia: la ausencia, la guerra, el amor, la muerte. Con una sonrisa vital que de algún modo utilizaba para proteger a todos que tenía a su alrededor, Marina Tarkovskaya siempre hablaba para transmitir algún mensaje para la vida a sus interlocutores. En una entrevista, confesaba: “Muchas veces he deseado que mi hermano y mi padre no fueran Andréi y Arseni Tarkovski, sino hombres ordinarios. Porque ellos amaban tanto su creatividad artística que no les quedaba fuerza anímica ni para sus más cercanos”. Es una misión dolorosa ser familiar de dos genios.

Más información

Archivado En