Furiosa, el nacimiento de la gran heroína de Mad Max
George Miller estrena en Cannes, rodeado de sus estrellas Anya Taylor-Joy y Chris Hemsworth, la precuela, algo deslucida, de la poderosa ‘Mad Max: furia en la carretera’
En el inicio, era un motor. Y una cazadora de cuero. Y desierto, polvo y sed. Ahora hay un melocotón, vegetación y agua. Pero por pocos segundos: pronto aparecerán, de nuevo, el desierto, las motos y el rugido de los motores de combustión. En Furiosa, que se estrena este miércoles en Cannes fuera de la competición antes de llegar a las salas el 24 de mayo —en España bajo el título de Furiosa: de la saga Mad Max—, George Miller vuelve al...
En el inicio, era un motor. Y una cazadora de cuero. Y desierto, polvo y sed. Ahora hay un melocotón, vegetación y agua. Pero por pocos segundos: pronto aparecerán, de nuevo, el desierto, las motos y el rugido de los motores de combustión. En Furiosa, que se estrena este miércoles en Cannes fuera de la competición antes de llegar a las salas el 24 de mayo —en España bajo el título de Furiosa: de la saga Mad Max—, George Miller vuelve al universo del mítico guerrero que resucitó como secundario de lujo en Mad Max: furia en la carretera (2015). Se ha embarcado en un viaje fílmico alocado, que ha dejado cadáveres emocionales por el camino, similar al de la película precedente. Los rodajes de grandes filmes de acción no son sencillos, menos aún con personajes duros emocionalmente, y solo a veces el resultado merece la pena: ¿ha sido así con Furiosa?
En persona, Miller es un tipo encantador, completamente alejado de lo que muestra parte de su filmografía, su ramal salvaje. Los rodajes de los Mad Max nunca fueron fáciles, pero durante la promoción de Mad Max: furia en la carretera quedó claro que saltaron chispas, que algunos actores se sintieron abandonados emocionalmente y solo entendieron el puzle que habían estado armando al ver la película acabada. De todo ello levantó testimonio Blood, Sweat & Chrome: The Wild and True Story of Mad Max, el libro del periodista Kyle Buchanan de 2022, donde tanto Charlize Theron, actriz laboriosa y respetuosa de horarios y equipos, que da vida a Furiosa, como Tom Hardy, intérprete de enorme intensidad que heredaba el rol del Max Rockatansky de Mel Gibson, confesaban sus sentimientos y sus enfados. Hace una semana, entrevistada por Buchanan en The New York Times, Anya Taylor-Joy, que da vida a Furiosa de joven, manifestaba: “Jamás me he sentido más sola que en el rodaje de esta película”.
Y todo a pesar de que Miller, después de las disputas entre Theron y Hardy, que chocaron constantemente, reunió a Taylor-Joy y a Chris Hemsworth y les dijo, según confiesa en The Telegraph: “Tenéis que ser obsesivos con la seguridad: la seguridad física a medida que avance el rodaje y la fatiga crezca y nos gane, pero también con la seguridad psicológica. Esto ya no es como en los viejos tiempos”.
Héroes solitarios
Sin embargo, Miller prefiere cimentar su cine en héroes anónimos, endurecidos por las circunstancias y enfrentados a la sociedad en la que habitan. Por eso se le fue de la mano Furia en la carretera. El cineasta apunta: “Soy optimista, así que vi el comportamiento de Charlize y de Tom como un reflejo de sus personajes, donde tenían que aprender a cooperar para garantizar la supervivencia mutua. Creo que hay una tendencia en este negocio a usar las grandes actuaciones como excusa para otras perturbaciones que podrían evitarse”.
No lo logró. Si en el diario neoyorquino la actriz, que empezó poderosamente en el cine con La bruja (2015) y logró la popularidad con la serie Gambito de dama (2020), cierra su comentario con un “no quiero ir demasiado lejos, pero todo lo que pensaba que era fácil resultó ser difícil”, rematado así: “Siguiente pregunta, lo siento. Pregúntame dentro de 20 años”.
Ya en Cannes, en el medio Deadline, ha insistido: “A pesar de lo complejo del rodaje, estuve muy a menudo sola y es un personaje que está muy presente en mi cabeza y muy, muy callado. Así que sentí que todo lo que me rodeaba me empujaba a esta sensación de aislamiento”. Su personaje solo tiene 30 líneas de diálogo en 150 minutos porque “George tenía una idea muy, muy estricta de cómo se veía el rostro de guerra de Furiosa, y eso solo me permitió usar mis ojos durante gran parte de la película. Era realmente un ‘boca cerrada, sin emoción, habla con los ojos’. Eso es todo lo que tienes”.
Por eso, acumuló un dolor interno que acabó estallando: “Somos animales, y hay un momento en el que alguien se quiebra. Hay un grito en esta película, y no estoy bromeando cuando te digo que luché por ese grito durante tres meses. [Como] ferviente defensora de la rabia femenina”, era importante para ella que este grito saliera a la luz.
El rodaje, en Nueva Gales del Sur, Australia, como el resto de los Mad Max, excepto Furia en la carretera, que se filmó en Namibia, fue complejo. Una de las secuencias de persecuciones y acción, que dura 15 minutos y que el equipo bautizó como Stairway To Nowhere (autopista a ningún lugar), necesitó 78 días de filmación de un rodaje que fue de junio a octubre de 2022, con un presupuesto de 168 millones de dólares (154 millones de euros).
Con todo, al igual que Theron y Hardy, Taylor-Joy defiende a Miller: “Amo a George, y si quieres hacer algo así, tienes que estar en manos de alguien como él. Es su visión. Puedo presentar todo lo que tengo, pero él es el que decide”. Cuando en 2015 se estrenó la cuarta entrega de Mad Max, la primera sin Gibson, el mundo cinematográfico recibió alborozado aquella tormenta de creatividad, repleta de imágenes contundentes creadas con efectos físicos que daban la textura de realidad a la narración, y que anteponía las aventuras de un personaje como Furiosa al teórico héroe, Mad Max. Fue un bofetón a generaciones más jóvenes de cineastas curtidos en la acción. No le fue tan bien en taquilla: costó 150 millones de dólares, recaudó 380 millones. Se llevó seis premios Oscar y dejó un halo de obra maestra.
Algunas de las virtudes de la entrega precedente no están en Furiosa. La acción la protagoniza Imperator, una niña a la que secuestra de su hogar, la Tierra Verde, una horda de motociclistas, liderada por el señor de la guerra Dementus (Chris Hemsworth). Imperator Furiosa debe aprender a sobrevivir en medio de una guerra por el dominio de la Ciudadela controlada por el tiránico Immortan Joe, con el que la protagonista forjará una alianza. Por eso la historia, que se divide en cinco episodios, tiene un arco temporal de unos 15 años y encaja exactamente con la mitología Mad Max gracias al paisaje, a los personajes, a la atmósfera, a un guiño para fans y a su final.
Hay tres actores brillantes: si Taylor-Joy unifica su dureza y su mirada con la creada por Theron, Hemsworth —sobresaliente—, que retorna a los viejos villanos embaucadores y tan charlatanes como físicos de los primeros Mad Max. Finalmente, Tom Burke da vida a Praetorian Jack, el único guerrero en el Páramo que alberga un resquicio de humanidad. Miller, a sus 79 años, no da tregua al espectador y en algunas persecuciones alcanza la brillantez de Furia en la carretera, pero ha perdido el factor sorpresa de 2015 y ha recurrido en demasía a los efectos digitales. Eso sí, Furiosa tiene una hora final espléndida.