‘Club Zero’: un cuento frío e insípido sobre la anorexia

La película de la austriaca Jessica Hausner expone los peligros de los trastornos alimenticios a través del fanatismo de una gurú del ‘wellness’ en un colegio pijo

El colegio de 'Club Zero'.

Con un tono de comedia negra surreal que nunca acaba de cuajar, la austriaca Jessica Hausner propone en Club Zero un cuento moral a lo Flautista de Hamelín sobre los trastornos de la alimentación en los adolescentes. La trama se sitúa en un colegio privado de uniforme amarillo donde un grupo de escolares de familias acomodadas se apunta a una nueva actividad, un curso sobre “alimentación consciente” impartido por una gurú de la omnipresente moda del bienestar, eso que ahora llaman ...

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Con un tono de comedia negra surreal que nunca acaba de cuajar, la austriaca Jessica Hausner propone en Club Zero un cuento moral a lo Flautista de Hamelín sobre los trastornos de la alimentación en los adolescentes. La trama se sitúa en un colegio privado de uniforme amarillo donde un grupo de escolares de familias acomodadas se apunta a una nueva actividad, un curso sobre “alimentación consciente” impartido por una gurú de la omnipresente moda del bienestar, eso que ahora llaman wellness, cuyas recetas para “comer bien” conducen a un camino sin retorno.

Es interesante cómo Hausner detecta tanto en los hábitos de algunos padres como en el propio sistema educativo los errores de fondo que conducen al obsesivo rechazo de la comida en los adolescentes de la historia. Pero Club Zero —aunque tenga el mérito de abordar un asunto tan terrible y complejo como la anorexia— se estanca a la mitad y la idea de un club privilegiado con tintes de secta que lava el cerebro de los más jóvenes con eslóganes confusos y tramposos, no acaba de funcionar, ni como comedia negra, ni como distopía educativa, ni como supuesta metáfora de una sociedad que genera este tipo de patologías en nombre de una pseudociencia que lleva la salvación personal hasta el sinsentido.

Mia Wasikowska, en 'Club Zero'.

En su crítica a la mala digestión de asuntos como el mindfulness, la salvación del planeta, el cuidado del cuerpo o el control y la disciplina física, Hausner mete en el mismo saco aspectos ridículos junto a otros relevantes como si fueran lo mismo y todo ello, mientras presenta a sus personajes como robots iluminados y enfermos.

La mirada fría de la directora se ancla en el uso del color, como ocurría en películas anteriores suyas como Little Joe (2019). Una estética que se solapa con un cinismo irónico que por un segundo resulta atractivo, pero que acaba siendo cargante por repetitivo, además de poco generoso con sus personajes. Sin salir del bucle de esas consignas tan comunes (la obsesión por los ingredientes, la pureza alimenticia sumada al culto al cuerpo...), la película se vuelve mecánica y ortopédica; una pesadilla gélida. Hausner se centra en la profesora-gurú, pero se acaba desentendiendo de este personaje central para convertirlo en la misma caricatura que sus fieles alumnos. Al final, Club Zero resulta un chicle demasiado estirado que convierte su mensaje en un insípido y confuso mejunje.

Club Zero

Dirección: Jessica Hausner.

Intérpretes: Mia Wasikowska, Sidse Babett Knudsen, Elsa Zylberstein, Mathieu Demy, Amir El-Masry. 

Género: tragicomedia. Austria, 2023. 

Duración: 110 minutos. 

Estreno: 22 de marzo.

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