El Prado devuelve el esplendor a su ‘caravaggio’
Tras más de tres meses de restauración, ‘David vencedor de Goliat’ vuelve a colgar en las salas del museo
David vencedor de Goliat es un viejo conocido en el Museo del Prado, pero cualquier novedad en torno a un cuadro de Caravaggio se convierte en un acontecimiento. En España solo hay cuatro obras del genio del Barroco cuya vida estuvo marcada por el crimen y, por tanto, ...
David vencedor de Goliat es un viejo conocido en el Museo del Prado, pero cualquier novedad en torno a un cuadro de Caravaggio se convierte en un acontecimiento. En España solo hay cuatro obras del genio del Barroco cuya vida estuvo marcada por el crimen y, por tanto, la condena al olvido de su trabajo que provocó que muchos de sus lienzos se perdiesen y que, pasados los siglos, aparezcan de manera periódica en los lugares más insospechados. La pinacoteca ha presentado este martes una nueva restauración de la pieza para, explica David García Cueto, jefe de Departamento de Pintura Italiana y Francesa hasta 1800, “devolver a la obra la imagen original” que ideó el artista.
Hace años que la tela demandaba esta intervención, reconocen en el museo. Estuvo expuesta en la muestra dedicada a Guido Reni el pasado abril y, también en ese momento, varios expertos mostraron su opinión en la misma dirección. Pero no fue hasta finales de septiembre cuando comenzó la restauración. Han sido más de tres meses de trabajo en las manos de Almudena Sánchez, responsable de estas labores, que sirven para cerrar la temporada museística del Prado. Lo que acrecienta el misterio sobre la figura de Caravaggio es saber si esta restauración también coincidirá en el tiempo con la ansiada muestra del que ya llaman en el museo el caravaggio de 2021.
Se trata del cuadro del ecce homo que apareció en una subasta en Madrid aquel año. La pieza, con un precio de salida de algo más de 1.000 euros, provocó tal revuelo en el mundo arte que tuvo que intervenir el Ministerio de Cultura por indicación del Museo del Prado para parar la venta y proteger la pieza. Una tela que lleva más de dos años oculta en unos almacenes cerca del aeropuerto de la capital. Pese a toda esta opacidad, en el museo dan por buena su atribución, aunque solo se haya publicado por ahora un informe científico al respecto. “Hay cuatro caravaggios en España”, coinciden García Cueto y Miguel Falomir, director del la pinacoteca, al hacer la cuenta: el del Prado, la Salomé que cuelga en el Museo de las Colecciones Reales, San Jerónimo Penitente en el Museo de Montserrat y el ecce homo de la familia Pérez de Castro. “Hay consenso en la comunidad científica y eso no es lo habitual entre los caravaggistas que suelen discutir mucho”.
Solo el tiempo dirá si este cuadro acabará en la sala 7A del Prado donde ahora cuelga David vencedor de Goliat en todo su esplendor. Sánchez ha conseguido quitar las capas de suciedad y los barnices oxidados que, cuenta, “suprimían las profundidades de la composición”. Antes dos figuras muy iluminadas se superponían a un fondo oscuro, ahora en la obra se distinguen distintos planos. La restauradora ha conseguido que el espectador pueda identificar el recorrido en escorzo del cuerpo de Goliat. Es fácil imaginar cómo cayó de bruces contra el suelo después de que el joven David lo noqueara con su honda y, posteriormente, lo rematara con su espada. “Ya se ven las nalgas y cómo continúa su pierna hacia parte de atrás de David”, describe Sánchez.
La tecnología, aunque no era la primera vez que le cuadro se sometía a radiografías, ha permitido también descubrir cómo fue el proceso creativo de Caravaggio. El artista primero pintó el rostro de Goliat con los ojos desorbitados, la boca abierta en un gesto dramático. “Estaba vivo”, recuerda García Cueto, “agonizando”. Después, explica el experto, “la cubrió con una cabeza dramática pero menos agónica”. Al aproximarse a la obra se pueden ver esos detalles en los párpados y el iris del gigante.
La manera en la que Caravaggio pinta a David supone un cambio en la representación pictórica de este personaje que se verá después en otras corrientes pictóricas y en diversos artistas. García Cueto pone como ejemplo la interpretación que hizo Orazio Gentileschi de esta escena para recordar que, aunque en España hay un escaso número de obras del genio del Barraco, “es una colección de gran calidad”.