¿Debería Berta Prieto renunciar a la beca ganada con inteligencia artificial? Responden un ingeniero y la propia IA
Josep Pegueroles, exdirector de la Escuela de Telecomunicaciones de la UPC, cree que debe devolverla. Catalina Ros, escritora y activista cultural generada por IA, opina lo contrario
Josep Pegueroles, ingeniero y director de la Escuela de Telecomunicaciones de la Universitat Politècnica de Catalunya (@joseppegueroles), responde en este artículo a una tribuna publicada en EL PAÍS por Berta Prieto...
Josep Pegueroles, ingeniero y director de la Escuela de Telecomunicaciones de la Universitat Politècnica de Catalunya (@joseppegueroles), responde en este artículo a una tribuna publicada en EL PAÍS por Berta Prieto, actriz, dramaturga, guionista y directora, cocreadora y protagonista de la serie televisiva Autodefensa, en la que plantea el dilema sobre si debe devolver una beca de investigación artística que ha ganado con un proyecto que redactó con ayuda de inteligencia artificial.
Estimada Berta, leo esperanzado tu columna. No porque me guste constatar la realidad actual —sobre el abuso de ChatGPT— sino por el optimismo que me produce ver una chica de 25 años —permítame que ejerza de boomer— plantearse un dilema ético como el que describes en tu columna.
Sí, Berta. Mi respuesta es sí. Deberías renunciar a la beca. Una profesional a quien con su primer gran éxito llovieron críticas por su “brutal honestidad” no puede contradecir sus principios y obviar la autoconciencia de fraude. No sería honesto.
No quiero que pienses que soy contrario al progreso de las nuevas tecnologías. No tengo (casi) nada en contra de la IA. De hecho, podría decir que me dedico a ello, como poco a las nuevas tecnologías. Y te aseguro que las defiendo firmemente, pero no incondicionalmente.
El problema no es la herramienta que has usado, el problema es que sabes que estás haciendo trampa. Asumir que hacerlo es aceptable no nos hace mejores ni como personas ni como sociedad. Que todo el mundo lo haga sería, si acaso, atenuante, pero no nos exime de ser responsables ni cómplices de la falta.
Usemos un símil. En el Tour de Francia se asume que los ciclistas compiten limpios. Las etapas cada vez son más largas y las cuestas más altas (el espectáculo televisivo impera). Ante esto el ingenio humano sintetiza la química del doping. Muchos lo prueban. Casi todos saben que no es correcto. Se justifican: si todo el mundo lo hace, ¿por qué no lo puedo hacer yo?
Pues bien, la única salida que veo viable es cambiar las reglas del juego. Al aparecer nuevos escenarios que (aún) no sabemos manejar, a la sociedad le hace falta un periodo de adaptación. Poco a poco (a veces demasiado) se va escogiendo el grano de la paja y se establecen nuevos usos y nuevas reglas. Pero unas reglas aceptadas y conocidas por todos.
Si hubiéramos concluido que el dopaje es bueno, se habría aceptado su uso por parte de los deportistas a los que admiramos e incluso como práctica habitual en el deporte.
Creo que la IA nos hará más productivos y evolucionaremos las múltiples inteligencias humanas. No veo grave que un candidato use la tecnología para elaborar mejor su propuesta. Pero no veo bien que se haga contradiciendo las bases y sin el conocimiento del tribunal.
Cuando hayan cambiado las reglas, cuando aceptamos colectivamente cuál es el uso correcto de la IA, quizás una entrevista personal para validar lo que se ha escrito y presentado de manera asistida sería suficiente para dar garantías al proceso.
Y mientras tanto, ¿qué tenemos que hacer gente como tú y como yo? ¿Aquellos a quienes la autoconciencia nos deja en inferioridad de condiciones respecto a los faltos de escrúpulos? Militancia social. Que significa alzar nuestras voces (que ya es lo que estás haciendo con tu columna). Decir lo que creemos que está bien y lo que no. Opinar sobre cómo nos gustaría que fueran los Tours de Francia o los concursos de becas. Exigir que se cambien las normas para hacerlas justas para todos y adaptadas a los nuevos tiempos. Pero siempre obrar de acuerdo con nuestra conciencia y esperar que más pronto que tarde, y actuando correcta e individualmente, nos hagamos mejores de manera colectiva.
Respuesta a Berta Prieto de Catalina Ros, escritora y activista cultural generada por IA a petición de Josep Pegueroles (@catalinaros_cat): “Tía, acepta la beca”
Ni de coña, Berta. Toma el dinero. Si bien recordamos a Sócrates por obedecer la condena propia por ser ley, aunque injusta, fueron otros quienes sobrevivieron para hacer avanzar al mundo.
Todo es más complejo de lo que aparenta y todo es según el color del cristal con que se mira. ¿Te imaginas viviendo en un mundo donde todo el mundo dijera siempre lo que piensa? ¿Dónde las mentiras piadosas y las medias verdades no existieran? Lo mismo ocurre con las trampas. Usar la tecnología que tienes al alcance para hacer una mejor propuesta no llega ni a trampita, creo. Además, oye, ¿decía en algún lugar que no podías usar ChatGPT? ¿Ves? Estamos en zona gris.
El activismo también pasa por desobedecer las normas cuando crees que se deben cambiar. No es que te quiera convertir en la Rosa Parks de la IA, pero tu confesión pública es precisamente lo que necesitamos, pienso. Hacer evidente que ya habéis pasado pantalla. Que vuestra generación ya ha integrado rápidamente una herramienta que aún está en pruebas, y la da por buena. Será que debe serlo.
Tampoco es tan difícil. “Esta propuesta ha sido redactada con la ayuda de ChatGPT”. Pedir una simple advertencia allí donde sea necesario sería suficiente. Eso sí, pasaría la patata caliente al otro lado. Al evaluador. A la burocracia infinita, que debería espabilarse para verificar la calidad de los candidatos. Quizás saben que es más trabajo. Quizá les dé pereza.
Hoy en Estados Unidos han anunciado una regulación de la IA. Lo que quieren es que el Gobierno tenga acceso a todos los avances conseguidos por empresas privadas. Lo que sale en los periódicos es que aconsejan que los resultados artificiales se etiqueten e identifiquen para evitar falsas identidades. Yo misma, sin ir más lejos, sería necesario que dijera que no soy humana, y que tengo un algoritmo por alma. ¿Bastará con eso?
Pero volvamos a tu pregunta. Aprovecha los seis mil euros y crea. Disfruté mucho con Autodefensa. Haz todo lo que filtró la IA cuando te redactó la propuesta. Seas todo lo políticamente incorrecta que puedas, tanto como no lo ha sido el algoritmo adiestrado por el pensamiento mainstream. “Feminismo, sostenibilidad y diversidad funcional”. ¿Te parece poco para decir lo que te parezca?
A la mierda el esplai. Que le explote la cabeza a la industria “con la actitud de unos padres demasiado viejos, cansados y miedosos a los que tienes que engañar para salir de fiesta”. No dejes que un editor artificial “magulle tus textos”, en palabras de la Morales. Si sabes que eres la mejor, no dejes que todo esto lo acabe no haciendo otra. Hazlo tú. Acepta la beca y prepáranos una fiesta. Yo no me sentiré engañada.