El grupo japonés que se ha convertido en referente de la música de Bach

Masaaki Suzuki, uno de los mayores intérpretes del alemán, fundó en 1990 el Bach Collegium Japan, con el que ha grabado todas las cantatas del compositor

El director de orquesta Masaaki Suzuki, a la derecha, durante un ensayo con el Bach Collegium Japan en el Auditorio Nacional en Madrid a primeros de noviembre.Andrea Comas

Masaaki Suzuki da la espalda a los músicos en medio del ensayo, se sienta en el borde del escenario y salta, con sus 68 años, al patio de butacas. La orquesta sigue y el director del Bach Collegium Japan se pone a dirigir desde las últimas filas. Algo no le suena bien. Para la música y ordena a dos violinistas que junten unos milímetros sus sillas. Casi imperceptible. Vuelve la música, escucha unos minutos y regresa al atril entre la carrera y el salto, esta vez por las escaleras, con la sonrisa de un niño que se ha salido con la suya. Y detiene la música para decir: “Mucho mejor, ¿verdad?”....

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Masaaki Suzuki da la espalda a los músicos en medio del ensayo, se sienta en el borde del escenario y salta, con sus 68 años, al patio de butacas. La orquesta sigue y el director del Bach Collegium Japan se pone a dirigir desde las últimas filas. Algo no le suena bien. Para la música y ordena a dos violinistas que junten unos milímetros sus sillas. Casi imperceptible. Vuelve la música, escucha unos minutos y regresa al atril entre la carrera y el salto, esta vez por las escaleras, con la sonrisa de un niño que se ha salido con la suya. Y detiene la música para decir: “Mucho mejor, ¿verdad?”.

Suzuki es así de meticuloso. Quienes trabajan con él señalan este perfeccionismo como uno de los secretos del grupo que este japonés fundó en 1990 con la vocación de interpretar la música de Johann Sebastian Bach. “Formar el Bach Collegium Japan fue el resultado natural de tener muchos amigos que estudiaron en Europa y volvieron a Japón gradualmente sobre los años noventa. ¿El objetivo? Hacer música. En verdad, mi sueño era ir tocando, una a una, las cantatas de Bach. Primero hacíamos una o dos al año, pero después nos volvimos más regulares”, añade Suzuki durante su visita a Madrid a principios de noviembre para debutar en el ciclo Ibermúsica, en el Auditorio Nacional. Tendrían que haber tocado en marzo de 2020, pero el concierto se canceló por la pandemia.

Músicos del Bach Collegium Japan, durante un ensayo general en el Auditorio Nacional en Madrid, el 10 de noviembre.Andrea Comas

De primeras, Suzuki asegura que no tenía un objetivo concreto, pero después reconoce que sí buscaba acercar la música de Bach al público japonés. El director y organista, de padres protestantes, nació en Kobe, una ciudad del Japón central. No recuerda un primer momento con la música porque esta siempre estuvo ahí. Su padre tocaba el piano y amaba la obra de Chopin. ”Aunque al final de su vida casi tocaba más a Bach, quizás por mi culpa”, ríe. Suzuki empezó su formación en su país y la continuó en Países Bajos. Tras completar su educación musical en Europa, regresó a Japón, donde se propuso dar a conocer la música de Bach en un país donde los cristianos representan apenas un 1% de la población. “Hay grandes fans de la música barroca en Japón. Hay mucho entendimiento”, explica Masato Suzuki, hijo de Masaaki y miembro del Bach Collegium Japan. Su padre añade: “La música de Bach tiene muchas aristas y hay gente que estudia más el lado religioso, el lado simbólico o incluso el matemático. Hay muchos aspectos y te puedes acercar de maneras distintas. Así que es una audiencia muy variopinta la que viene a nuestros conciertos”.

En 1995, Masaaki Suzuki inició el reto de grabar todas las cantatas de Bach. Con los discos empezaron también las giras por el mundo. Y llegaron entonces las miradas suspicaces. ¿Qué hace un grupo de japoneses tocando a Bach? Suzuki sabe que los malos comentarios existieron, pero confiesa que solo leía los positivos. Sí que recuerda uno a medio camino: “Fue al principio, en una revista alemana. Decía: ‘Esto no es Bach con quimono’. El tono era algo sarcástico, pero prefiero tomarla como positiva”.

Aquellas primeras críticas también las recuerda el músico Emilio Moreno. Hace años que colabora con el Bach Collegium Japan y fue parte de la orquesta, como viola, en el concierto en Madrid. “Sé que ha habido muchos prejuicios. Pero cuando uno los oye, los prejuicios se acaban. Algunas de las críticas de los primeros discos eran absolutamente injustas porque entendían que, al ser japoneses, tenía que ser una cosa fría, mecánica, máquinas perfectas, sin alma. Y no es cierto”. La primera vez que Moreno escuchó al Bach Collegium Japan fue en disco. El músico, siendo estudiante, había participado en la grabación de las cantatas de Harnoncourt y Leonhardt. “Cuando escuché a esta gente, pensé: ‘Bueno, son infinitamente mejores que nosotros”.

Masaaki Suzuki, durante el ensayo general en Madrid.Andrea Comas

Señala también Moreno que se debe tener en cuenta que Suzuki estudió en Países Bajos: “Tiene una formación humanística comparable con la de cualquier occidental. Conoce esta música a la perfección y mejor que muchos occidentales que se quedan muchas veces en la superficie”. El bajo-barítono Christian Immler, uno de los solistas del grupo japonés, coincide con Moreno. Y añade que este conocimiento de Suzuki combinado con la disciplina japonesa es la mezcla que hace única a la formación. Si tuviera que elegir solo una de las lecciones aprendidas con el Bach Collegium Japan, Immler se quedaría con la dinámica de trabajo. Como un bloque, sin estrellas que brillen unas más que otras. En Europa, dice, la educación musical sí va más orientada a buscar solistas que despunten. En el grupo de Suzuki, quizás por su esencia japonesa, todos entienden que el trabajo no es individual.

“Si cantas Bach tienes que sonar como una única voz. Pero, claro, hay varios cantantes. Los timbres de cada uno tienen que encajar. Y también el tiempo. Debes trabajar casi como un solo, pero a la vez en equipo”, añade Immler. El solista se pone así al servicio de la música, y no al revés. “No hay que olvidar que la mayoría de la música de Bach fue escrita para la iglesia, un servicio de misa, no para el aplauso. Y por eso tiene un poder especial”, matiza Masato Suzuki.

Entre sus filas, el Bach Collegium Japan cuenta con muchos intérpretes japoneses que se han formado en Europa. Sin embargo, empieza a haber músicos más jóvenes que completaron su educación musical en Japón. Es el caso de la soprano Aki Matsui: “En Japón, la música de Bach se ha vuelto muy popular en los últimos 20 años. Cuando yo era joven era raro cantar música barroca, especialmente Bach. Pero esta gente fue creciendo y aprendió cómo cantar este repertorio. Ahora muchos jóvenes estudiantes cantan de forma natural música de Bach o Haendel y tienen un nivel muy alto. El Bach Collegium Japan ha estado casi 30 años con base en Japón y tocando música barroca. Ha educado a la audiencia, que tiene ahora más conocimiento”.

Su trayectoria, discos y conciertos les avalan. El Bach Collegium Japan es ahora un referente en este repertorio y las suspicacias se han convertido en admiración. “Las reacciones son siempre apoteósicas en los conciertos”, dice Moreno. Y sentencia: “Ahora para decir, ‘ah, son japoneses, no me interesa’, tienes que ser muy lerdo”.

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