Vhils, el grafiti que hermana a España y Portugal
El artista lisboeta Alexandre Farto, referente internacional del arte urbano, presenta en Sevilla una exposición de obras realizadas sobre paneles de azulejos que homenajea el patrimonio cultural compartido por ambos países
Al propio Vhils le resulta “irónico” que haya tenido que dar primero la vuelta al mundo con sus trabajos hasta poder recalar en España, un país que “no solo está geográficamente tan cerca, sino también culturalmente”. Quizás por este motivo, el artista urbano portugués, que en realidad se llama Alexandre Farto (Lisboa, 35 años), dedica su primera exposición en España, en la galería Delimbo de Sevilla hasta el 9 de abril, a celebrar “nuestra historia compartida”. Vhils, conocido internacionalm...
Al propio Vhils le resulta “irónico” que haya tenido que dar primero la vuelta al mundo con sus trabajos hasta poder recalar en España, un país que “no solo está geográficamente tan cerca, sino también culturalmente”. Quizás por este motivo, el artista urbano portugués, que en realidad se llama Alexandre Farto (Lisboa, 35 años), dedica su primera exposición en España, en la galería Delimbo de Sevilla hasta el 9 de abril, a celebrar “nuestra historia compartida”. Vhils, conocido internacionalmente como un referente del arte urbano, el grafiti y las intervenciones pictóricas en espacios públicos, como sus famosos murales en favelas de Río de Janeiro, regresa a su paisaje natural en Fractal, la muestra con la que se presenta en España y en la que trabaja por primera vez con paneles de azulejos, en un claro homenaje al patrimonio cultural compartido por ambos países y al legado específico de la cerámica lisboeta. “Una elaboración que remonta su origen precisamente a la ciudad de Sevilla, hace más de cinco siglos”, explica el artista a este diario.
A Sevilla llega, pues, Alexandre Farto después de haber rubricado en los muros de grandes espacios urbanos rostros esculpidos que hoy son ya emblema del arte mundial. En España, concretamente, es conocido por ser el autor del gran mural de 64 metros cuadrados en homenaje al Nobel portugués José Saramago sobre la fachada del campus de Madrid-Puerta de Toledo de la Universidad Carlos III de Madrid. Vhils comenzó a experimentar con los espráis para estampar su rabia contra las paredes a los 12 años en Seixal, la ciudad industrial en la que creció, cercana a Lisboa y muy afectada por las transformaciones urbanísticas que el país experimentó en las décadas de los ochenta y noventa. Marcado por aquel paisaje, el artista sigue investigando el modo en el que las paredes de la ciudad pueden absorber los cambios sociales e históricos.
Sus murales tallados, cortados y perforados sobre la pared, que constituyen sus principales señas de identidad, también están presentes en esta exposición que se aleja en esta ocasión de su hábitat natural para encerrarse en una galería. “Trabajar en el espacio público y dentro del contexto de una galería son dos experiencias muy diferentes, pero mi enfoque es el mismo en ambas situaciones. Se podría decir que mi trabajo de estudio es un intento de llevar realidades, ideas y problemas urbanos a un espacio cerrado, lo que presenta desafíos muy específicos, pero también muchas oportunidades. Especialmente para alguien que comenzó inspirándose en las calles, que ha visto su trabajo incorporado a un paisaje urbano, presentarse en una galería permite que la obra sea observada con una perspectiva diferente, aislada, enfocada, lo que la abre a diferentes interpretaciones”, relata Vhils.
En Fractal se muestran sorprendentes creaciones geométricas alusivas a la azulejería portuguesa ―”uno de los elementos que conectan nuestras dos culturas, en recuerdo de la influencia de la cultura morisca norteafricana en toda la península Ibérica”― en perfecta combinación con la presencia humana, una de las características de su obra: enormes rostros de profunda mirada que escrutan al espectador mirándolo directamente a los ojos.
“La complejidad de la existencia humana en el contexto de los entornos urbanos y la globalización siempre ha sido fundamental para mi trabajo. Y aunque esta realidad tiene muchas capas, las personas son siempre el foco principal. Las ideas en torno a la homogeneización social, la gentrificación y la desigualdad tienen en última instancia un profundo efecto en lo que somos y en nuestras realidades personales y colectivas. Y esto se refleja en los rostros y miradas de los sujetos presentes en mi trabajo, que casi siempre son personas de comunidades locales. Mi esperanza es que también nos hagan sentir observados, y que acabemos reconociéndonos en ellos”, explica.
En Fractal hay también algo arcaico, arqueológico, a caballo entre lo ancestral y lo tremendamente contemporáneo: algunas piezas parecen a la vez hallazgos históricos y restos urbanos sacados de un vertedero de gran ciudad. “Esta idea de excavar en el pasado y pelar capas está profundamente presente en mi trabajo. Y la técnica de tallado en bajorrelieve que he desarrollado se basa en esta premisa: rascar en los diversos estratos de nuestra existencia urbana y revelar lo que se encuentra debajo, lo que a su vez expone quiénes somos e insinúa hacia dónde vamos. A menudo pienso en qué artefactos de nuestra civilización se encontrarían si por alguna razón nuestro tiempo en la tierra terminara hoy. ¿Qué quedaría y qué diría eso sobre quiénes éramos y cómo vivíamos?”, reflexiona el portugués.
Apasionado de España ―”me encantaría descubrir diferentes comunidades periféricas de grandes centros urbanos como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla o Bilbao y sumergirme en las formas distintivas que han encontrado para expresar su identidad”―, Vhils se encuentra estos días culminando un nuevo corpus creativo que comenzó a desarrollar durante la pandemia. “Los dos últimos años fueron extremadamente atípicos y representaron un momento particularmente difícil para nosotros, como individuos y como colectivo. Como artista, no puedo evitar mirar todo lo que ha pasado, y los innumerables efectos que tuvo, a través de una perspectiva de creación”.
Este miércoles el artista inaugura Prisma, una nueva exposición individual en MAAT (Museo de Arte, Arquitectura y Tecnología de Lisboa), basada únicamente en imágenes de vídeo reunidas en ciudades de todo el mundo en esos momentos de parálisis absoluta y abandono que fueron los centros urbanos durante el confinamiento. Aquí deja los murales y da un salto hacia nuevas formas de expresión: “Me he fascinado cada vez más con el universo digital”, confiesa, “y las oportunidades que presenta para enderezar la brecha entre artistas y coleccionistas”. De hecho, Vhils es un experimentador nato, con una obra que abarca desde la pintura con plantilla hasta el grabado en metal, el vídeo y las grandes instalaciones escultóricas.