De paseo con Julian Schnabel por su exposición frustrada en Málaga por la huelga de transportes

El artista norteamericano ha visitado el CAC donde solo han llegado 4 de sus obras, las otras 19 están paradas en el puerto de Algeciras

Julian Schnabel, junto al lienzo 'Large girl with no eyes' (Chica enorme sin ojos), una de las únicas cuatro obras que han podido llegar a tiempo a Málaga para la inauguración de su exposición en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga.GARCÍA-SANTOS (El Pais)

Lleva Julian Schnabel (Nueva York, 70 años) 48 horas en Málaga y todavía no ha visto el sol. Sí ha caminado bajo cielos anaranjados por la calima, sobre el marrón barrizal que cubre las calles tras la lluvia y entre el blanco que domina las paredes del Centro de Arte Contemporáneo (CAC). Con 19 de las 23 obras de la exposición que tenía prevista su inauguración el viernes ...

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Lleva Julian Schnabel (Nueva York, 70 años) 48 horas en Málaga y todavía no ha visto el sol. Sí ha caminado bajo cielos anaranjados por la calima, sobre el marrón barrizal que cubre las calles tras la lluvia y entre el blanco que domina las paredes del Centro de Arte Contemporáneo (CAC). Con 19 de las 23 obras de la exposición que tenía prevista su inauguración el viernes paradas en el puerto de Algeciras, sin poder ser recogidas por la huelga de transportistas, el interior del museo es una enorme sala desnuda por la que Schnabel camina con curiosidad y resignación. “Nunca me había enfrentado a algo así”, apunta el artista y cineasta junto a los muros vacíos. Conoce de memoria dónde debería estar instalada cada pieza. Y las explica como si tuviera delante un arte fantasmal que cobrará vida cuando salga de su atasco portuario. “Huelga”, afirma en español. La dirección del centro espera poder instalar todas las piezas de la muestra, titulada Schnabel and Spain: Anything Can Be a Model for a Painting (”Schnabel y España: cualquier cosa puede ser modelo para un cuadro”), en algún momento del mes de abril. Permanecerá hasta junio.

Pelo alborotado, gafas de cristales amarillos, mucha parsimonia y una chaqueta ilustrada con una de sus obras, Schnabel recorría este jueves sin parar el interior del CAC malagueño. Lo hacía con una mezcla de tranquilidad, nerviosismo y diversión: “Aterricé en mitad de una tormenta y ahora la ciudad parece Cuba en pleno huracán”. Por favor, pide un catálogo para ilustrar sus palabras sobre la exhibición, que muestra su evolución durante los últimos 25 años. Los trabajos, de gran formato, firmados entre 1997 y 2022, exhibe su capacidad para afrontar distintos estilos, de la figuración a la abstracción. También su camaleónica labor con las apariencias, el uso de materiales o las temáticas. Hay un contexto común, la pintura española, presente en su imaginario por su cercanía al país donde vivió durante años y al que regresa con cierta frecuencia. La pandemia complicó los viajes, la vida. “Fui un privilegiado. Pasé el confinamiento en Montauk [área vacacional al este de Nueva York] pintando al aire libre”.

Julian Schnabel, este jueves en el CAC de Málaga.García-Santos (El Pais)

La intensa carrera artística de Julian Schnabel da para hablar días enteros sobre arte, fotografía, música, cine. Cita a Jorge Galindo y Felicidad Moreno como sus referentes del arte en España. A Penélope Cruz, Antonio Banderas y Javier Bardem, del cine. “Cuando lo vi en Jamón, jamón, pensé: o es exactamente así o es un gran actor”, rememora. “Fue lo segundo y cuando hicimos Antes que anochezca le nominaron para el Oscar, justo como ahora”, recuerda quien inaugura el 9 de abril otra muestra en Los Ángeles. Asegura que quiere volver a la dirección. Ha escrito varios guiones con su actual mujer, la sueca Louise Kugelberg, con la que tuvo un hijo hace cuatro meses. Ya trabajaron juntos en la película At Eternity’s Gate (2018). Ahora, ella ha diseñado el catálogo de la exposición en Málaga, que es de lo que prefiere hablar ahora Schnabel: “Vine incluso sin que las piezas estén aquí, quería agradecer la labor de quienes han hecho esto realidad”. El CAC ha trabajado dos años y ha hecho un importante esfuerzo presupuestario para la muestra, una de las más destacadas de la ciudad en 2022.

Schnabel and Spain: Anything Can Be a Model for a Painting funciona como un todo, pero podría dividirse en capítulos. El primero arranca con una serie de retratos, entre ellos tres que ya están en Málaga procedentes de colecciones privadas europeas y llegaron antes que el resto, que viajaron en barco desde Estados Unidos. Pintados en Sebastián, datan de 1997. A un lado, el pintor Albert Oehlen. Al otro, José Ramón Antero, propietario de un bar en el barrio Antiguo de Donosti, al que Schnabel solía ir con su entonces cuñado Alejandro Garmendia. Su cara le fascinó y quiso pintarla. “Empezaba estas obras sobre un lienzo oscuro al que luego iba dándole luz”, cuenta Schnabel, que imita así el trabajo de artistas como Velázquez, cuyo Cristo crucificado ha reinterpretado con su amigo Víctor Hugo Demo como modelo en su obra Christ, el tercero de los retratos que han podido llegar al CAC. También se fija en Goya, del que en 2021 reprodujo La reina María Luisa a caballo ―con permiso del Museo del Prado, que visitaba con frecuencia en los noventa―. Las representaciones están situadas en algún momento del pasado y una línea blanca que los devuelve al presente. Un rasgo en común sobre el que las piezas dialogan, conversación en la que participan dos retratos de la compositora Tatiana Lisovskaia vestida como la duquesa de Alba, que pintó en 2014.

Julian Schnabel contempla el lienzo 'Large girl with no eyes' (Chica enorme sin ojos) en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga. GARCÍA-SANTOS

“Prefiero pintar en directo, con alguien delante. Luego puedes hacer lo que quieras, como las prendas que añadí a esos retratos de mis amigos”, señala Schnabel, que vistió con túnica negra y gorguera a Antero y de monaguillo a Oehlen. De aquí para allá por el interior del CAC, reflexiona sobre ese interés por fundir realidad y ficción y, cada pocos pasos, se vuelve para tocar con delicadeza sus obras. Habla entonces de la resina que utiliza, de su filosofía a la hora de afrontar el arte traspasando una y otra vez la frontera entre figuración y abstracción. También remarca que cualquier cosa puede servir de modelo para una obra, como apunta el título de la exposición. “Decía Frank Stella que para pintar solo había que tomar dos decisiones: qué pintar y cómo pintarlo”, resume Schnabel.

Al artista norteamericano le atrae trabajar con materiales variados. Lo ilustra con cuatro piezas sobre una tela rosa que encontró en Zihuatanejo, México, donde se utilizaba para dar sombra a un mercado ambulante. Combina también técnicas, como el uso de imágenes impresas mezcladas con trazos de óleo sobre poliéster en dos retratos de cabras inspirados en retratos ecuestres. La reutilización y reinterpretación de materiales se ejemplifica en la reproducción de tres vallas publicitarias que uno de sus hijos fotografió junto a una carretera en Italia. Frente a ellas se ubica el fascinante y enorme lienzo Large girl with no eyes. Es la cuarta y última obra presente de momento en Málaga, llegada a tiempo desde Milán. La realizó en 2001 con sus propios dedos basándose en una imagen que encontró en una vieja tienda de Texas. “Pintar me da libertad. No tienes que saber lo que estás haciendo cuando lo estás haciendo. Es la libertad de no tener reuniones, agentes, ni gente que te dice que no tiene dinero para tu película. Lo puedes hacer tú solo. Es como tocar el saxofón”, explica el artista, que a cambio cree que es más complejo hacer un cuadro que una película. “Tú eres el responsable de todo”, advierte cuando detiene la conversación para recibir a su hija Lola Schnabel, acompañada de su hermano Cy, que se unen a la charla.

Schnabel posa junto a su retrato de José Ramón Antero.García-Santos (El Pais)

La exposición está comisariada por Fernando Francés y Cy Schnabel, que ejerce esta labor por primera vez en una muestra de su padre. Un retrato suyo en Venecia, con cuatro años y sentado en una silla, cerrará el último capítulo de la muestra cuando esté completa junto a otro de su hermano Olmo con peluca y el de una niña que tenían como vecina en la infancia, Teresita. “La selección de las obras la hicimos juntos. Están realizadas durante 25 años, pero no es una retrospectiva. Hay mucho trabajo que se ha quedado fuera, como sus wax paintings de los setenta, las velvet paintings de los ochenta o las que se expusieron en el cuartel del Carmen en Sevilla en 1988″, explica el comisario. Esa es precisamente una de las exhibiciones a las que más cariño tiene Julian Schnabel, que también recuerda su paso por Tabakalera, en San Sebastián, en 2007. Ahora toca Málaga, con muchos ingredientes para que le sea inolvidable. Entre ellos, una inauguración sin apenas obras que mostrar.

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