‘El vientre del mar’: de un naufragio del siglo XIX a los cayucos de la inmigración actual

Agustí Villaronga adapta ‘Océano mar’, del escritor Alessandro Baricco, para hablar de la cobardía y la ineptitud

Imagen de 'El vientre del mar'. En el vídeo, tráiler de la película.

Océano mar, segunda novela de Alessandro Baricco, publicada en el año 1999, abordaba en la parte más celebrada de su texto el naufragio de una fragata de la marina francesa con 147 seres humanos a bordo, y el vínculo de venganza que se establecía entre dos de ellos. Una especie de poema en prosa, una letanía por los que no están dispuestos a morir ahogados, que no necesitaba concretar tiempo ni lugar.

Los ecos de La balsa de la medusa, imponente cuadro de Théodore Géricault, joya del romanticismo, con unos desesperados protagonistas que construían una penosa embarcación co...

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Océano mar, segunda novela de Alessandro Baricco, publicada en el año 1999, abordaba en la parte más celebrada de su texto el naufragio de una fragata de la marina francesa con 147 seres humanos a bordo, y el vínculo de venganza que se establecía entre dos de ellos. Una especie de poema en prosa, una letanía por los que no están dispuestos a morir ahogados, que no necesitaba concretar tiempo ni lugar.

Los ecos de La balsa de la medusa, imponente cuadro de Théodore Géricault, joya del romanticismo, con unos desesperados protagonistas que construían una penosa embarcación con la que desafiar a la muerte durante días, estaban ya en el texto de Baricco. Y ahora, con sendas vertientes artísticas, el siempre interesante director mallorquín Agustí Villaronga ha compuesto la muy libre El vientre del mar, experimento fílmico que parte de la letra de Baricco y de una odisea ambientada justamente en el año 1812, cuando Géricault pinceló su obra, que trasciende a ambos para llegar hasta la plena contemporaneidad: la de las crisis migratorias, la de los cayucos hundidos en alta mar, la de las lanchas motoras atestadas de hombres, mujeres y niños en busca del sueño de la libertad. Una historia alrededor de la infamia, de estimable aliento poético, triunfadora en el pasado festival de Málaga, donde arrasó con los premios de mejor película, dirección, guion, interpretación masculina (para Roger Casamajor), música y fotografía.

En un rotundo blanco y negro, con levísimas tinturas en algunos de sus pasajes, Villaronga articula su oda a la fuerza del mar y su homenaje a los náufragos de cualquier tiempo, pero sobre todo los presentes, a partir de una fusión de reflexiones de corte teatral, montaje exquisito en el que se suman fotografías y audiovisuales actuales —incluidos extractos de llamadas de ayuda a las patrullas de rescate por parte de los inmigrantes—, con grabados del siglo XIX y diversas estampas de, precisamente, el cuadro de Géricault, inmersos en una estructura en la que el juicio a los dos supervivientes entregados a una furibunda lucha ejerce de hilo conductor.

El vientre del mar aglutina la crueldad que suelen tener las películas de Villaronga desde su terrible y supremo debut, Tras el cristal (1986), con su capacidad para desprender lirismo dentro de trabajos asentados en la huida de cualquier convencionalismo. No es una película fácil, aunque sí un relevante estudio sobre la cobardía y la ineptitud, el abandono y el olvido, que por desgracia se extiende a través de los tiempos.

EL VIENTRE DEL MAR

Dirección: Agustí Villaronga.

Intérpretes: Roger Casamajor, Óscar Kapoya, Mumino Diayo, Armando Buika.

Género: drama. España, 2021.

Duración: 76 minutos.

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