‘Tres’, el inquietante debut de Juanjo Giménez en el Festival de Venecia
El ‘thriller’ del español, que se presenta en una sección paralela del festival, juega con el sonido y la desincronización para crear una extraña atmósfera
En la pantalla, una mujer aplaude. Y, acto seguido, pone en marcha el cronómetro. Uno, dos, tres segundos. Nada. Los números avanzan, el tiempo pasa, sin que se produzca ningún sonido. Al fin, de golpe, escucha el choque de sus manos. Y mira: ha pasado más de un minuto y medio. Sea lo que sea lo que le sucede es grave. Y va a peor a lo largo de Tres, la nueva película del director Juanjo Giménez. Se presenta en las Giornate degli Autori, una sección paralela del festival de Venec...
En la pantalla, una mujer aplaude. Y, acto seguido, pone en marcha el cronómetro. Uno, dos, tres segundos. Nada. Los números avanzan, el tiempo pasa, sin que se produzca ningún sonido. Al fin, de golpe, escucha el choque de sus manos. Y mira: ha pasado más de un minuto y medio. Sea lo que sea lo que le sucede es grave. Y va a peor a lo largo de Tres, la nueva película del director Juanjo Giménez. Se presenta en las Giornate degli Autori, una sección paralela del festival de Venecia, antes de estrenarse en España, en una fecha aún por definir entre octubre y noviembre.
“Me gustan mucho el sonido y su posproducción. Si te pasas 10 o 12 horas en el estudio, al salir ves el mundo como una banda sonora”, explica el realizador sobre la trama. La banda sonora de su personaje, una profesional del encaje entre audio y vídeo, perfeccionista, empieza a desafinar. Y ella, poco a poco, acaba desincronizada de su vida.
“Cada uno busca su lugar y su forma de narrar. Hemos tratado de evitar los clichés, que a veces tienes casi implantados en el cerebro. E intentamos no ser predecibles”, agrega Giménez (Barcelona, 58 años). El cineasta ha logrado este objetivo: Tres es un thriller sonoro extraño y ciertamente distinto, también en su mezcla de géneros. La premisa resulta tan atractiva que es capaz de enganchar durante largo rato al espectador. Eso sí, su gran mérito se convierte de alguna manera en un peligro: cuando el público se acostumbra a la idea, pierde algo de fuerza. Pero entonces, la interpretación de Marta Nieto y la evolución de la trama acuden a sostener el filme hasta el final.
“Éramos conscientes de tener lo que los americanos llaman hype concept [algo así como un concepto muy poderoso en el centro del proyecto] y el reto estaba en que la película no se basara solo en los fuegos artificiales. Queríamos crear un personaje real con quien se pudiera empatizar. Aunque, a la vez, en fase de montaje, eliminamos alguna secuencia más convencional para potenciar la narración sensorial”, agrega el cineasta. En un festival como el de Venecia que quiere liderar el regreso a los cines, Tres también aporta su granito de arena. Porque tal vez ya muchos cuenten con un televisor de tamaño y calidad espectaculares, pero este filme pide cuidar los oídos igual que los ojos. “El sonido de la sala es imbatible”, defiende Giménez.
El cineasta llevaba 11 años sin estrenar un largo. Y dos décadas desde su debut, Nos hacemos falta (Tilt). “Es mi tercera ópera prima”, se ríe él. Y agrega: “He pasado de promesa a vieja gloria sin tener una carrera de por medio”. Mientras tanto, en realidad, ha hecho de todo. Productor, director de fotografía, guionista, ayudante de cámara, creador de muchos cortos. Y, también, empleado de una multinacional. “Soy economista y trabajaba en la empresa privada. Recuerdo que los viernes, al volver de viaje, sacaba un rato para mí, para escribir mis cosas”, relata Giménez. Una de esas historias terminó siendo Timecode, el corto más conocido del director. Y un notable éxito: ganó la Palma de Oro en Cannes, llegó a estar nominado al Oscar y hasta ha ayudado a financiar Tres. ¿Le cambió incluso la vida? “Eso solo lo hizo mi hija”.