‘Tránsito’, el exilio como viaje al infierno interior
Max Aub dibuja un personaje, Emilio, cuya fidelidad a la perdida causa republicana comienza a romper otras fidelidades, especialmente las familiares
Pocos autores reflejaron mejor que Max Aub el dilema trágico que anida en el exiliado: convertirse en un personaje que se impone a sí mismo, y a los que le rodean, una lealtad que termina por ser incompatible con las debilidades del que se ve desamparado en tierra extraña. En la pieza teatral Tránsito, Aub dibuja un personaje, Emilio, cuya fidelidad a la perdida causa ...
Pocos autores reflejaron mejor que Max Aub el dilema trágico que anida en el exiliado: convertirse en un personaje que se impone a sí mismo, y a los que le rodean, una lealtad que termina por ser incompatible con las debilidades del que se ve desamparado en tierra extraña. En la pieza teatral Tránsito, Aub dibuja un personaje, Emilio, cuya fidelidad a la perdida causa republicana comienza a romper otras fidelidades, especialmente las familiares, cuando abandona a mujer e hijo y vive con otra mujer, Tránsito, cuyo nombre no puede reflejar mejor la inestabilidad de su situación.
A partir de esta historia difícil y llena de claroscuros, el compositor Jesús Torres ha creado una realidad operística subyugante. Torres llevaba llamando a las puertas de la ópera desde hace lustros. Más vale tarde, ya que dispone de un arsenal musical rico en técnica e ideas y un deseo a duras penas reprimido de mostrarlas en ópera.
Tránsito es una ópera de ideas y de desasosiego. Torres ha creado una partitura instrumental portentosa y un conjunto vocal suficiente. La reducida orquesta estalla por contar la historia ya desde el excelente preludio, cuenta, narra y expresa la tensión emocional, mientras que los cinco personajes parecen flotar en el espacio de un sueño, a menudo pesadilla, del protagonista, Emilio, que exige fidelidad a sus camaradas, pero se perdona muy fácilmente sus propias contradicciones. Emilio se habla a sí mismo a través de un teatro de la memoria por el que desfila su mujer española y la imagen de un hijo del que nunca sabrá si aún vive; mientras que su nueva compañera, la mexicana Tránsito, apenas consigue atravesar el muro defensivo del que, a fin de cuentas, se anuncia como un neurótico, por más que su causa se corresponda con la más escrupulosa creencia democrática. Este dilema de Aub se convierte en el material que Torres traduce en discurso lírico con el que ofrece un derroche de imaginación sonora y una limpieza de intenciones artísticas que convencen, pese a la dureza de musicalizar muchas de las expresiones del realismo sucio de la obra teatral original.
Eduardo Vasco, se une a la causa con una puesta en escena sin dobles lecturas; es, como dicen algunos productos, sin azúcar añadido y sin aditivos. Teatro puro en un espacio limpio. Aventura a la que se suma el cuerpo técnico que acompaña a la ópera, iluminación, escenografía y vestuario.
La orquesta, un grupo de 18 instrumentos, vuela de la mano de Jordi Francés, que traduce con pulcritud hasta el más mínimo gesto de la compleja escritura instrumental de Torres.
En el apartado interpretativo, los cinco cantantes crean un continuo sólido en el que destaca sobre todo la homogeneidad y la sobriedad en el gesto actoral. De todos ellos, el desdichado protagonista, Emilio, exige una contención que perfila admirablemente Isaac Galán, tanto en el apartado vocal, dicción segura, canto elegante en el que destacan los pocos gestos agudos y los viajes al grave baritonal como enseñas expresivas que muestran la zozobra que azota al personaje. De las dos voces femeninas, la mezzosoprano Anna Brull, Tránsito, que carga más con lo que soporta que con lo que expone, apoya lo justo para que su pareja se contradiga. En cuanto a la soprano María Miró, en el papel de Cruz, crea una figura vocal espléndida desde una mochila de dolor y aguante. Completan el barítono Javier Franco, solvente en su corto papel, y el tenor Pablo García López, que encarna un hijo que ilumina su corta presencia desde el dorado de la tesitura de tenor. En conjunto, un cast adecuado y generoso en su entrega a la dificultad que siempre subyace en una ópera de estreno.
FICHA TÉCNICA
Tránsito. Música y libreto de Jesús Torres, a partir de la obra homónima de Max Aub. Dirección musical, Jordi Francés. Dirección de escena, Eduardo Vasco. Carolina Gómez, escenografía. Lorenzo Caprile, vestuario. Miguel Ángel Camacho, iluminación. Intérpretes: Isaac Galán, barítono; María Miró, soprano; Anna Brull, mezzosoprano; Javier Franco, barítono; Pablo García López, tenor. Orquesta Titular del Teatro Real. Matadero, sala Fernando Arrabal. Del 29 de mayo al 5 de junio.