La visita de Franco conservada en una botella
Hallada por casualidad bajo el pavimento de un municipio de Zaragoza una ‘cápsula del tiempo’ con documentos de 1958
El mensajero oficial fue muy claro: el general Francisco Franco iba a pasar por el municipio, tras visitar las obras de construcción del cercano pantano de Yesa, y todo debía estar preparado para ser recibido con los máximos honores. Así que Antonio Jaraute Bayarte, alcalde de Tauste ―localidad zaragozana de entonces 6.500 habitantes, cifra cercana a la actual― ordenó limpiar las calles y que los vecinos estuvieran listos para vitorear al dictador “vestidos de camisa azul”. ...
El mensajero oficial fue muy claro: el general Francisco Franco iba a pasar por el municipio, tras visitar las obras de construcción del cercano pantano de Yesa, y todo debía estar preparado para ser recibido con los máximos honores. Así que Antonio Jaraute Bayarte, alcalde de Tauste ―localidad zaragozana de entonces 6.500 habitantes, cifra cercana a la actual― ordenó limpiar las calles y que los vecinos estuvieran listos para vitorear al dictador “vestidos de camisa azul”. Franco, finalmente, llegó el 16 de junio de 1958, saludó a las autoridades locales y se marchó con su comitiva oficial pocas horas después. Cincuenta y tres años más tarde, Raúl Leorza desarrollaba en el pueblo una investigación arqueológica previa a que la maquinaria municipal levantase el pavimento de la céntrica plaza de Santa María, cuando una vieja botella bajo el solado llamó su atención.
El arqueólogo había realizado hasta ese momento nueve sondeos, en los que exhumó “tumbas medievales por doquier”, además de una pieza cerámica de la Edad de Bronce, restos de la muralla islámica, trozos de terra sigillata (vajilla) romana, una moneda que no ha podido ser identificada por su desgaste y hasta la basa de la Cruz de los Caídos que el Ayuntamiento había retirado en virtud de la Ley de Memoria Histórica. Hasta que encontró la botella. “Algo me hizo pensar que aquello era raro, aunque no parecía muy antigua. Fue un sexto sentido”, afirma Leorza.
No la abrió, se la llevó a una restauradora especializada en papel, Eva Pérez Dañobeitia. Ahora, diez años después del hallazgo, el Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Aragón hace públicos los resultados de esa restauración: se trata de lo que denominan una “cápsula del tiempo”. Es decir, documentos u objetos de la época dentro de un receptáculo para que sean encontrados por generaciones venideras.
Los papeles estaban afectados por hongos, y el cierre, en vez de haberse hecho con un tapón tradicional, se hizo plegando cuatro documentos, que también han sido restaurados. El recipiente encerraba tarjetas de visita, recortes de periódicos de la época, documentación oficial y cartas a los vecinos firmadas por el alcalde y el primer teniente de alcalde.
Tras estudiar la documentación, los arqueólogos han reconstruido una curiosa historia: el gobernador civil de Zaragoza, el presidente de la Audiencia Territorial, el jefe del Movimiento local [partido único de la dictadura], Jaime Lucía Fabregat, y el Ayuntamiento convocaban a los vecinos el 16 de junio de 1958 a recibir al dictador en la confluencia de la calle del General Mola con la carretera de Gallur, con el “entusiasmo, el cariño y el agradecimiento de que es merecedor, al preocuparse de nuestros problemas y de los de la comarca”. Asimismo, ordenaban “el personamiento del vecindario para recibir a nuestro Caudillo invicto y Jefe Nacional en su visita a nuestra Villa”. Reclamaban también que los residentes vistiesen “camisa azul [prenda distintiva de los falangistas], si se posee”.
Finalmente, todo salió bien y el alcalde fue premiado con la Medalla de Plata al Mérito Social Penitenciario y un bastón de mando. “A mi modesta persona por parte del presidente de la Audiencia Territorial y del gobernador civil”, dejó escrito el regidor.
No obstante, los vecinos fueron conminados a sufragar los premios concedidos por el magistrado y el político franquista. El primer teniente de alcalde, Cecilio Cardona, envió un correo a cada residente “agradeciéndole su donativo, con el que se ha dignado contribuir al bastón de mando para el señor alcalde”.
El dictador volvió un año después a inaugurar el pantano. De esta segunda visita se guarda una fotografía en los archivos donde se puede ver al general rodeado de varios militares y políticos cruzando la plaza de Tauste. Los vecinos los saludan brazo en alto. Como la foto es en blanco y negro, no se puede distinguir si llevaban la camisa azul.