María Dueñas: “Me molesta cuando me llaman para cubrir la cuota de mujeres”

La escritora ambienta en la Segunda Guerra Mundial ‘Sira’, la novela que continúa ‘El tiempo entre costuras’, traducida a 40 lenguas

La escritora María Dueñas, que acaba de publicar su nuevo libro, 'Sira', en un hotel de Madrid. En vídeo, declaraciones de la autora.Vídeo: JAIME VILLANUEVA / EFE

Seducción no como prolegómeno al sexo, sino para sobreponerse a la tragedia. Sira (Planeta) es una mujer que utiliza sus herramientas para crecer profesionalmente y también el nombre de la segunda parte de la novela El tiempo entre costuras, que ha vendido dos millones de ejemplares y se ha traducido a 40 lenguas. María Dueñas (Puertollano, Ciudad Real, 57 años) publica ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Seducción no como prolegómeno al sexo, sino para sobreponerse a la tragedia. Sira (Planeta) es una mujer que utiliza sus herramientas para crecer profesionalmente y también el nombre de la segunda parte de la novela El tiempo entre costuras, que ha vendido dos millones de ejemplares y se ha traducido a 40 lenguas. María Dueñas (Puertollano, Ciudad Real, 57 años) publica este miércoles el libro y comienza la narración tras la Segunda Guerra Mundial, con un personaje que habita en zonas tan dispares como Jerusalén, Londres, Madrid o Tánger.

Sobre la atracción y la diáspora, la escritora Cristina Peri Rossi escribió: “De todas las catástrofes, incluida la del exilio, nos salva la libido”. Dueñas se ríe: “La pobre Sira no la tiene demasiado alta. Su interés y su capacidad no van tan enfocadas en lo sentimental, emocional o sexual; está centrada en sus objetivos”. Todas las mujeres de la novela muestran un talante atrevido como madres, abuelas, amantes, exesposas o reporteras. Incluso aparece la política y primera dama argentina Eva Perón. “He querido que fueran poderosas sin despojarlas de su feminidad, sin una escena de cortarse el pelo y ponerse botas”, comenta, aunque sí ha plasmado esa culpa que sienten al tener el “corazón partido” entre el trabajo y cuidar a la familia. “La llevamos aquí clavada y tenemos que quitárnosla”, añade mientras se señala el pecho.

La protagonista pasa de dedicarse a labores domésticas a los servicios secretos y el periodismo. Comprende la satisfacción que da la emancipación. “No quiere convertirse en un ser pasivo, inactivo o paciente; quiere tener iniciativa y verse implicada en cosas que la enriquecen y la liberan de otras presiones, como su suegra o vivir con su madre”, explica la autora en la recepción de un hotel de Madrid. La filóloga inglesa quería mostrar un cambio no solo geográfico, sino de oficio, que ella misma ha vivido en sus carnes, ya que cuando publicó la primera parte, hace 12 años, era profesora de la Universidad de Murcia y ahora vive de la escritura.

Dueñas, que ha vendido 10 millones de toda su obra en distintas lenguas, se ha tenido que enfrentar a algunos prejuicios por la etiqueta de best seller. “No me gusta la falta de respeto de quien lee algo minoritario y cree que tiene la verdad absoluta. La lectura es un ejercicio libre de disfrute y hay autores como yo, que vendemos mucho, u otros que escriben literatura menos profunda. Hay montones de lectores, todo el mundo merece tolerancia”. Aun así reconoce que el cariño de la gente hace que no se sienta desprestigiada.

Más información

El otro encasillamiento al que se enfrenta es la literatura de mujeres. “Un periodista joven me ha dicho hoy que le encantaba Sira porque no esperaba encontrarse una historia así dentro. Muchos creen que una protagonista, una escritora y una cubierta donde aparece una mujer automáticamente están destinadas al público femenino”, se queja, pero aclara que no tiene ningún problema porque ellas leen más. “Me molesta mucho cuando me llaman como parte de la cuota, que me digan: ‘Necesitamos cinco mujeres’. Entiendo que hay sectores y profesiones a los que hay que dar visibilidad, que sean un referente para las niñas. Pero el rollo de cubrir un cupo se me hace cansino”. Ella incluye a los hombres de manera orgánica en sus novelas. “Evito que sean subsidiarios de ellas”, aclara.

La autora es amante del equilibrio en muchos aspectos. Entre ellos, en el de cómo tratar la memoria. En Sira menciona el franquismo, dos años después de que el dictador haya sido exhumado y expulsado del Valle de los Caídos. “La historia no puede ser un lastre que impida avanzar, tampoco se puede ocultar”. En sus textos pone contextualización, pero no se centra en los datos: “Reviso para que nada se descompense: que la historia no pese más, pero que se sostenga con acontecimientos”.

En Sira, algunos de esos sucesos ocurren en una Jerusalén bajo Mandato Británico, donde aparece “toque de queda”, mucho antes de que fuera una expresión en boca de todos. Marca las distancias con lo ocurrido por la covid-19. “La privación de libertad siempre es ingrata, pero las causas son distintas. Esta dura pandemia la hemos vivido de muchas formas. La gente mayor, la que vive sola, la expuesta lo han sufrido más”. A ella el encierro le ha venido bien para escribir. Además, ya atisba un futuro esperanzador.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Más información

Archivado En