Cultura autorizó en 2020 la mayor salida de patrimonio para vender de la historia
El Ministerio permitió la exportación definitiva de 12.986 piezas, entre las que aparecen atribuciones a Leonardo da Vinci, Picasso, Goya o Sorolla
Nunca se concedieron tantos permisos a obras de arte para abandonar definitivamente España y buscar comprador en los mercados internacionales como en 2020. El Ministerio de Cultura otorgó a 12.986 piezas del patrimonio español el pasaporte definitivo. Toda obra de arte con más de un siglo de edad debe solicitar al Estado uno de los tres tipos de permisos para salir de las fronteras españolas. Además del “definiti...
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Nunca se concedieron tantos permisos a obras de arte para abandonar definitivamente España y buscar comprador en los mercados internacionales como en 2020. El Ministerio de Cultura otorgó a 12.986 piezas del patrimonio español el pasaporte definitivo. Toda obra de arte con más de un siglo de edad debe solicitar al Estado uno de los tres tipos de permisos para salir de las fronteras españolas. Además del “definitivo”, los propietarios del patrimonio privado pueden acogerse al modelo “temporal para venta” (tienen un año para encontrar comprador internacional antes de regresar a España), y que en 2020 fueron 5.048 obras. Y el permiso “temporal” para toda pieza que se presta a exposiciones en el extranjero, que en el año de la pandemia fue concedido a 1.100.
Desde el departamento de José Manuel Rodríguez Uribes indican que fue con Íñigo Méndez de Vigo (PP), en 2016, cuando se registró el mayor número de exportaciones totales: 19.641 frente a las 19.134 de 2020 (en 2019 fueron 15.934). Sin embargo, esta leve diferencia responde a los permisos de exportación temporal. Entonces salieron del país para exponerse fuera 3.815 obras, un 247% más que el año de la pandemia. Este registro descubre la parálisis internacional del flujo del arte causada por el coronavirus. Es decir, el año de la crisis sanitaria y económica, el patrimonio español perdió más obras de arte para su venta y prestó menos para su exposición: en 2016 otorgó el pasaporte definitivo a 9.845 obras frente a las 12.986 de 2020, un incremento del 32% respecto a aquel año.
Desde el Ministerio de Cultura explican que este incremento de las autorizaciones concedidas se debe al “confinamiento”. “Muchos anticuarios y casas de subasta aprovecharon el parón de la actividad ordinaria en el mercado para solicitar permisos de exportación para sus fondos de piezas pequeñas, en su mayoría de numismática, apropiadas para venta en línea y de fácil envío postal”, indican. Una de las casas de subastas más reconocidas del país no comparte esta explicación y señala que la incertidumbre del mercado español ha provocado una fuga masiva a los mercados internacionales, en busca del mejor postor.
Las fuentes de Cultura aseguran que “en el caso de los permisos de exportación definitiva, en 2020 el 75% de los bienes culturales poseía un valor inferior a 1.000 euros y solo el 6% superaba los 10.000 euros”. Añaden que el pasado año el valor total de las obras exportadas fue de 532 millones de euros, “81 millones menos que en 2018”. La Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico —organismo que aconseja al Ministerio en la concesión de los pasaportes— no valida ni certifica la veracidad de los precios fijados por los solicitantes. Este organismo, cuya actividad no se hace pública a pesar de que Cultura prometió hace tres años mayor transparencia en sus procedimientos y criterios, se reunió 11 veces de manera telemática durante el año pasado.
¿Un Leonardo?
EL PAÍS ha tenido acceso a la lista de autorizaciones, que incluye piezas de joyería, documentos, libros, objetos de decoración, grabados, objetos arqueológicos, numismática, cerámica, dibujos, escultura o pintura. El objeto arqueológico más preciado que se dejó marchar fue una “tapa de sarcófago de madera con escena del Libro de los muertos”, valorado en 125.000 euros. El mismo precio de una cabeza femenina de momia egipcia y algo más caro que un kudurru (documento labrado) babilónico de piedra de Nabucodonosor, junto con otras casi 700 piezas arqueológicas que obtuvieron la salida definitiva.
En la lista de las pinturas que salieron de España destaca una atribuida según su propietario a Leonardo da Vinci, y valorada en 18 millones de euros. De Picasso abandona el país un autorretrato, tasado en seis millones de euros, y otras tres pinturas. La obra de Joaquín Sorolla, Sacando la barca, de 1916, también sale de manera definitiva, por un precio estimado de 1,2 millones de euros. También dos dibujos de la artista Rosario Weiss. La escultura más valiosa en escapar del patrimonio nacional fue Une lune bleue, móvil de Alexander Calder, que la colección catalana Suñol Soler vendió por 2,8 millones de euros en Christie’s, el pasado 10 de julio. La casa de subastas estimó un precio máximo de cuatro millones de euros, pero sus dueños la habían tasado en 4,8 millones.
Sofonisba se queda
La Junta denegó el permiso a 113 obras y entre las que no pueden salir del país figura la Adoración de los magos (1616), de Anton Van Dyck, valorada en 9,2 millones de euros, pintada cuando el artista flamenco tenía 17 años: “Es un excelente testimonio de la originalidad y radicalidad del artista”, dice el expediente. De El Greco aparece una Inmaculada concepción (1607), valorada en 6,2 millones de euros, que no obtiene el permiso por ser una versión reducida del realizado por el artista griego para la Capilla Oballe (Toledo), conservado en el Museo de Santa Cruz de dicha ciudad. Le Journal (1916), de Juan Gris, valorada en 2,2 millones de euros, tampoco sale porque se trata de una obra “del mejor periodo de la producción del artista y que está escasamente representado en las colecciones públicas españolas”.
También se queda un gouache de Picasso (ideas previas de Los tres músicos) y un retrato que hizo de Carles Casagemas (en carbón y acuarela, valorado en 1,1 millones). La Brigada de Patrimonio Histórico tiene abiertas diligencias a varias piezas arqueológicas, como una estela con cuatro bustos en piedra caliza, una escultura de cara masculina y una cabeza de sacerdote, procedentes todas ellas de Palmira. La Junta también ha frenado la exportación de dos artesonados mudéjares, muy representativos del siglo XV, porque “no es frecuente encontrar techumbres de este calibre y antigüedad separadas de los edificios a los que pertenecieron”, valorados en 41.000 y 68.300 euros. La numismática es la que mayor número de denegaciones suma, con 52 monedas, la mayoría investigadas por la Brigada de Patrimonio Histórico. No se podrá vender en el extranjero tampoco los Desposorios místicos de santa Catalina, un óleo sobre lienzo de Sofonisba Anguissola, valorado en 180.000 euros, porque su buena conservación y alta calidad “hacen de esta pintura una pieza de singular importancia para nuestro patrimonio histórico”.