El Polígono Sur escribe su propia historia

Un montaje teatral parte de la vida real de 50 vecinos para construir la memoria colectiva del barrio sevillano

Parte de los actores y donantes de historias de 'Raíces y alas', en Factoría Cultural, del Polígono Sur de Sevilla.PACO PUENTES

El Polígono Sur, un barrio sevillano en el que viven más de 50.000 personas, tiene fama de ser una de las zonas más peligrosas de Europa. Droga, un 30% de absentismo escolar, una tasa de desempleo que ronda el 50%, suciedad… un lugar estigmatizado en el que el 20% es de etnia gitana y en el que durante un tiempo no se atrevían a entrar policías, taxistas o carteros. Este...

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El Polígono Sur, un barrio sevillano en el que viven más de 50.000 personas, tiene fama de ser una de las zonas más peligrosas de Europa. Droga, un 30% de absentismo escolar, una tasa de desempleo que ronda el 50%, suciedad… un lugar estigmatizado en el que el 20% es de etnia gitana y en el que durante un tiempo no se atrevían a entrar policías, taxistas o carteros. Este territorio flamenco por excelencia, del que han salido grandes artistas, ha sido protagonista de muchas historias, pero ninguna contada por ellos mismos.

El proyecto Raíces y alas ha nacido para cubrir ese hueco por medio del teatro y ha comenzado por recuperar su memoria colectiva a través de medio centenar de sus vecinos que se han convertido en “donantes de historias”. Durante un año un grupo de 11 jóvenes del barrio ha ido haciendo suyas esas vidas en un proceso de dramatización guiados por la directora de escena Sonia Carmona. El resultado se estrenará el día 13 en el auditorio de Factoría Cultural, el flamante equipamiento del que dispone el Polígono Sur desde hace dos años.

“El barrio era una preciosidad. Cuando se inauguró fue un ejemplo que salió en todas las noticias. Nos reuníamos en las plazoletas, había verbenas… Yo llevo 47 años viviendo aquí y mis hijos quieren que me mude, pero mi vida la tengo aquí. Ahora esto está muy deteriorado, hay suciedad, droga… pero hay personas que te enganchan. Hay gente muy solidaria y aunque vivas sola siempre estás atendida por los vecinos”, dice Emilia Soriano, sevillana de 73 años y vecina de las Tres Mil Viviendas, una de las seis secciones del Polígono Sur y la que tiene peor fama. Emilia, cocinera jubilada, llegó realojada “cuando se vino abajo la casa de vecinos en la que vivía con mi marido y mis dos hijos en pleno centro de Sevilla, en la calle Sol, y entonces solo había viviendas”. “Ni una tienda ni médico ni nada. Los pisos eran grandes y bonitos, pero no había nada más. Desde entonces hemos estado luchando por dotar al barrio de lo necesario, porque nosotros también somos Sevilla”, cuenta Emilia, una de las donantes de historias, antes de uno de los ensayos en Factoría Cultura, el centro de exhibición y formación que depende del Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS).

“Nuestro objetivo está más en el proceso que en el resultado. Ya hemos hecho lo más difícil que es abrir la senda de la escucha y el aprendizaje. Que los jóvenes conozcan la historia del barrio por boca de los primeros que vinieron a vivir aquí, cuando se instalaron las casas prefabricadas en 1964 para realojar a los que se habían quedado en la calle tras el desbordamiento del arroyo del Tamarguillo. Queremos que ellos escriban su historia, que no tenga que venir alguien de fuera a hacerlo”, asegura Sonia Carmona, directora de Aaiún Producciones.

Algunos de los participantes en 'Raíces y alas', en Factoría Cultural, Sevilla. De izquierda a derecha y de arriba a abajo, Alba Vergara, Lola Pérez, Lolo Jiménez, Manuel León, Triana González, Paula Maqueda, Rocío Moulín, Josué Vizárraga y Emilia Soriano. PACO PUENTES

“A mí siempre me han gustado las artes escénicas, pero en mi casa dicen que los actores se mueren de hambre, así que por eso opté por estudiar Animación Sociocultural”, explica Alba Vergara, 25 años, quien pone en escena la vida de Manuel, desde que a los siete años le robaron la infancia unos chavales del barrio que lo metieron en la droga, junto a Rocío Moulín, 21 años. Su dramatización a dos voces incluye una coreografía que han creado también ellas.

En Raíces y alas, que podrá verse también el domingo día 15, los 11 jóvenes, de 21 a 28 años, han buscado entre los mayores a sus propios donantes y han dramatizado sus historias, la mayoría duras y descarnadas, pero en las que no falta la ternura. “Yo me he criado con mi abuela, soy hija de madre soltera, y llegué a Las Letanías con seis años. Mi vida ha sido más amarga que dulce y he perdido muchas cosas en el camino. Mi problema era el alcohol, como tengo tratamiento psiquiátrico, me tomaba una cerveza y cogía un bolillón tremendo, pero no ha sido por vivir aquí. Cuando una persona quiere el vicio lo encuentra, no importa dónde esté”, cuenta Lola Pérez, de 53 años y desempleada hace seis.

“Ha sido muy importante el trabajo de documentación previo y el proceso identitario en el que se han preguntado ¿quién soy y de dónde vengo? Hemos reconstruido la historia del barrio también a través de fotografías que nos han prestado los vecinos y habrá una pequeña exposición en el hall del espacio”, explica Carmona que en la selección de los participantes ha querido reflejar la realidad del Polígono Sur y cuatro de los 11 jóvenes son gitanos.

Jairo Salazar, vendedor ambulante y mediador sociocultural de 28 años, llega tarde al ensayo porque tenía trabajo. Coge el bastón, sube al escenario y se transforma en el hijo de un “tratante de bestias gitano” que llega a Sevilla en los cincuenta procedente de Extremadura, se encuentra con una bofetada de racismo y busca refugio en las Tres Mil Viviendas.

Raíces y alas, cuya parte pedagógica entronca con el proyecto Erasmus Plus Héroes Romaníes en el teatro y en la vida cotidiana, reúne una serie de monólogos con la constante presencia de un coro, El montaje termina con una velá, una fiesta como las que se celebraban en los setenta en el barrio y que todos añoran, y en la que unas enormes alas blancas de seis metros de envergadura confeccionada con farolillos de verbena se abren para acoger al futuro.

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