Las amistades superficiales

Una comedia de tintes negros y dramáticos muy curiosa, cuyas virtudes superan a sus desequilibrios

Una despedida de soltera que se sale de madre bajo el modelo narrativo de las influyentes películas de Lawrence Kasdan y Kenneth Branagh Reencuentro y Los amigos de Peter: la fiesta inicial da lugar a la catarsis emocional y al lavado de trapos sucios tras años de amistad en apariencia férrea pero que amenaza con revelarse meramente superficial. Enjambre, segundo largometraje en solitario de Mireia Gabilondo, basado en una obra teatral de Kepa Urresti, es una comedia de tintes negros y dramáticos muy curiosa, pese al evidente tronco del que nace. Sus virtudes, interpretati...

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Una despedida de soltera que se sale de madre bajo el modelo narrativo de las influyentes películas de Lawrence Kasdan y Kenneth Branagh Reencuentro y Los amigos de Peter: la fiesta inicial da lugar a la catarsis emocional y al lavado de trapos sucios tras años de amistad en apariencia férrea pero que amenaza con revelarse meramente superficial. Enjambre, segundo largometraje en solitario de Mireia Gabilondo, basado en una obra teatral de Kepa Urresti, es una comedia de tintes negros y dramáticos muy curiosa, pese al evidente tronco del que nace. Sus virtudes, interpretativas, de puesta en escena y tonales, superan a sus desequilibrios.

El primer cuarto de hora, con la presentación de personajes y ambientado en el jardín de una casa donde la cuadrilla de amigas vascas casi en la cuarentena de edad celebra su última reunión previa a una boda, amenaza con el desastre porque no se libra de un solo arquetipo: mucho grito, demasiadas canciones bobas, exaltación de la amistad, cantos regionales, secretitos, miedos ridículos, discursos banales, alcohol y drogas. Sin embargo, ya dentro del salón del que no pueden salir, con bonitos ecos de El ángel exterminador, empiezan los reproches de las mujeres, los radicales cambios de tono (en una misma situación, incluso en una misma frase), el desvelamiento de los traumas y, con todo ello, la energía de la película.

Gabilondo, en un entorno mínimo, apenas un salón y parte de una cocina, mueve su cámara con naturalidad, capta bien en montaje cada una de las reacciones y ofrece una bonita expresividad en cada plano. Mientras, los continuos giros y matices, de la depresión al jolgorio, de la reconvención al olvido, ofrecen estallidos de furia en torno a la comedia negra, con alguna gloriosa línea de guion, junto a jugosos dramas internos sobre la amistad, la fidelidad y la evolución personal de cada una de ellas.

Y aunque la última revuelta, la del bebé, sea desmesurada y la metáfora de las abejas, demasiado explícita, Enjambre, con elemento masculino bobo y egoísta al fondo, tiene suficientes argumentos cómicos y emocionales como para captar la risa y el dolor de cualquiera que tenga o haya tenido una pandilla a esa edad en la que, demasiadas veces, todo amenaza con desmoronarse.

ENJAMBRE

Dirección: Mireia Gabilondo.

Intérpretes: Aitziber Garmendia, Naiara Arnedo, Itziar Atienza, Leire Ruiz.

Género: comedia. España, 2020.

Duración: 91 minutos.

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