El nombre de Tania Brenlle

La directora artística de la Villarroel barcelonesa no se considera artista; le gusta calificarse como “persona de teatro”

Imagen del teatro La Villarroel de la directora artística Tania Brenlle.

El nombre, el perfil y la mirada de Tania Brenlle le dan un aire de agente secreto (pelo corto, ropa negra), pero lo suyo es la dirección artística de La Villarroel barcelonesa. Su madre quiso un nombre ruso. Y el padre era argentino de familia italiana-gallega. Aunque, matiza, “parece que somos de origen celta”. Desde pequeña le picó el bicho haciendo de todo en el grupo Génesis Teatral. “Entré a producción a Focus y tuve la suerte de acompañar a Calixto Bieito con su compañía, incluso en la ca...

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El nombre, el perfil y la mirada de Tania Brenlle le dan un aire de agente secreto (pelo corto, ropa negra), pero lo suyo es la dirección artística de La Villarroel barcelonesa. Su madre quiso un nombre ruso. Y el padre era argentino de familia italiana-gallega. Aunque, matiza, “parece que somos de origen celta”. Desde pequeña le picó el bicho haciendo de todo en el grupo Génesis Teatral. “Entré a producción a Focus y tuve la suerte de acompañar a Calixto Bieito con su compañía, incluso en la carrera extranjera”, me cuenta. “Ahí aprendí mucho teatro, de varios idiomas y países. Bieito me enseñó, porque sabía de muchas cosas. Y luego Jordi González, en el departamento de contenidos".

“Mar Gómez”, ríe, “me persigue para que le dirija un espectáculo, pero no”. "Me gusta mucho trabajar al lado de los directores. Nunca me he considerado artista. Solo una gestora cultural, si he de llevar una etiqueta. Aunque si lo pienso dos veces, prefiero “persona de teatro”. Y ser un buen partner: saber acompañar me parece básico. Dar clases de producción, de casting… y aprender”, sigue Brenlle.

“Es muy bonito estudiar al público, observarlo. La lucha, el tesón de actrices y actores. Es precioso ver cómo el público contiene la respiración viendo la función. Es todo. Ahora estamos ensayando con Emma Vilarasau, Jordi Bosch, Jordi Martínez y Roger Vilà en La cabra o qui és Sylvia, de Edward Albee, que en toda España la promovió José María Pou, y ahora, sobre su misma versión, dirige Iván Morales. Un trueno de función, que todo lo de bueno lo tiene de difícil. Vilarasau me dijo: ‘Hacía tiempo que no trabajaba con mi marido, y en un texto tan importante’. La de Pou va a ser difícilmente superable, pero la Villarroel le va a dar también un espacio muy especial, muy neoyorquino, me dice Álex Rigola: esa doble banda y esa proximidad que tiene el espectador con los intérpretes. Las escenas fuertes van a dar auténtico miedo”.

La temporada, sobre el tema de la familia, comenzó el pasado 2 de octubre con Els gossos, de Nelson Valente, hasta el 1 de noviembre. Seguirá La cabra, del 7 de noviembre hasta el 17 de febrero. Ya casi en primavera, Classe, de Iseult Golden y David Horan (22 de febrero a 2 de mayo), dirigida por Pau Carrió, interpretada por Pol López, Pau Roca, y Carlota Olcina: una comedia sobre la educación. Y las dificultades de confrontar las tensiones en la familia, la escuela, la vida. Entre los estrenos, que son muchos, destacan, asimismo, Rita, escrita y dirigida por Marta Buchada.

Sólo estuvo una semana el año pasado en la Beckett, y en La Villlarroel se verá del 5 al 23 de mayo, con Sara Espígul y Mireia Portas. Sigue Alguns dies d’ahir, la nueva obra de Jordi Casanovas, con Miriam Iscla, Abel Folk, Marta Ossó y Francesc Cuéllar, a las órdenes de Ferran Utzet, del 28 de mayo al 27 de junio. “Y eso es solo el principio: la temporada dura hasta final del verano”, concluye Tania Brenlle.

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