Lotty Rosenfeld, referente del arte contra el autoritarismo
La artista chilena, luchadora feminista, falleció a los 77 años
Con el fallecimiento de Lotty Rosenfeld (Carlota Eugenia Rosenfeld Villarreal, Santiago de Chile, Chile, 1943), el 24 de julio a causa de un cáncer de pulmón, se va una de las representantes más comprometidas del arte político y feminista de Latinoamérica. Formada en la Universidad de Chile, constituyó en 1979, junto con Raúl Zurita, Fernando Balcells, Diamela Eltit y Juan Castillo, el colectivo C.A.D.A. (Colectivo de Acciones de Arte), realizando intervenciones de lectura política y poética en el e...
Con el fallecimiento de Lotty Rosenfeld (Carlota Eugenia Rosenfeld Villarreal, Santiago de Chile, Chile, 1943), el 24 de julio a causa de un cáncer de pulmón, se va una de las representantes más comprometidas del arte político y feminista de Latinoamérica. Formada en la Universidad de Chile, constituyó en 1979, junto con Raúl Zurita, Fernando Balcells, Diamela Eltit y Juan Castillo, el colectivo C.A.D.A. (Colectivo de Acciones de Arte), realizando intervenciones de lectura política y poética en el espacio público críticas con la dictadura militar de Augusto Pinochet.
Impulsó con ellos varias creaciones, entre ellas la acción No + (1983-89), consistente en situar en distintos muros de Santiago de Chile ese lema, ofreciéndole al ciudadano la posibilidad de activación de la pieza, al añadir tras la frase el mensaje que quisiera. Su trayectoria individual está marcada por un signo. Una milla de cruces sobre el pavimento es su trabajo más conocido, la intervención de la demarcación divisoria de una carretera mediante la cual convertía una línea en una cruz.
Rosenfeld desafiaba el orden establecido y la obediencia inconsciente
Rosenfeld desafiaba así el orden establecido y la obediencia inconsciente, y lo hizo, por primera vez, en 1979, en un Chile en el que no estaba permitido el duelo público por los ejecutados en dictadura, y en el que cada día desaparecían ciudadanos de forma permanente. La artista reprodujo esa acción en multitud de ocasiones, como frente al Palacio de La Moneda o La Casa Blanca en Estados Unidos, La Puerta de Alcalá en Madrid, el Arco del Triunfo en París, la Puerta de la India en Nueva Delhi, o la Puerta de Brandeburgo en Berlín, espacios de fuerte carga histórica y política.
En el 2007 llevó esa obra a la Documenta 12 de Kassel, pero fue accidentalmente removida por trabajadores de limpieza. La documentación de este trabajo fue expuesta en la influyente muestra Radical Women: Latin American Art, 1960–1985, que tuvo lugar en Los Ángeles en el 2017, y una edición de Una milla de cruces sobre el pavimento fue adquirida por el Museo de Arte Moderno de Nueva York en el 2018 e incluida en la renovación de sus galerías de colección permanente tras su reapertura en el 2019.
Lotty Rosenfeld es creadora de otras acciones que representaron sus intereses como artista, que abarcan desde el feminismo hasta el compromiso con el conflicto mapuche chileno. En 1985 realizó la obra Paz para Sebastián Acevedo Chile, homenajeando la inmolación de un obrero chileno que, desesperado por la detención de sus hijos en dictadura, se quemó a lo bonzo en la calle. En 1994 Rosenfeld, que formó parte de diversos grupos feministas en Chile, se aproximó al origen del voto de la mujer en las elecciones diseñando el libro escrito por Diamela Eltit Crónica del sufragio femenino en Chile.
‘Una milla de cruces sobre el pavimento’ es su trabajo más conocido, la intervención de la demarcación divisoria de una carretera mediante la cual convertía una línea en una cruz
En 2001 abordó el problema mapuche con La Guerra de Arauco, acción en la que una mujer mapuche lee en mapudungun un texto acerca de la situación histórica de su pueblo. Un año después, proyectó imágenes de hormigas junto con documentación de revueltas sociales en varios lugares a la vez en la ciudad de Santiago en la iniciativa Moción de orden. En 2015 representó a Chile junto con la fotógrafa Paz Errázuriz en la Bienal de Venecia, en una exposición comisariada por Nelly Richard, con la videoinstalación No, no fui feliz. Recibió el premio Altazor el 2001 y el 2003, y en 2007 el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes realizó un homenaje a su obra en el marco del Día Nacional de las Artes Visuales. Sus obras forman parte de las colecciones de los museos MoMA de Nueva York, Reina Sofía de Madrid, Stedelijk de Ámsterdam y de Arte Moderno de Medellín.
Lotty Rosenfeld permanecerá en las colecciones, pero también en la memoria de miles de espectadores que tienen en ella un referente del arte contra el autoritarismo y el canon.