La singularidad del luto

Una película que se acerca al desequilibrio interior y exterior de dos jóvenes hermanos que intentan dar un último adiós a su madre muerta

Tomás Wicz y Laila Maltz, en 'Los miembros de la familia'.

Las dificultades para el duelo tras la muerte de un ser querido en un mundo donde la fe y la religión tienen cada vez menos cabida en el interior del ser humano han dado pie en los últimos tiempos a no pocas reflexiones cinematográficas de muy distintos estilos, tonos y géneros. O cómo la imposibilidad de un luto convencional a través de unas reglas basadas en unas creencias acaba provocando una suerte de homenajes, más o menos sentidos, que a veces surten el buscado efecto de la calma íntima y otras caen directamente en el ridículo.

La insólita película argentina ...

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Las dificultades para el duelo tras la muerte de un ser querido en un mundo donde la fe y la religión tienen cada vez menos cabida en el interior del ser humano han dado pie en los últimos tiempos a no pocas reflexiones cinematográficas de muy distintos estilos, tonos y géneros. O cómo la imposibilidad de un luto convencional a través de unas reglas basadas en unas creencias acaba provocando una suerte de homenajes, más o menos sentidos, que a veces surten el buscado efecto de la calma íntima y otras caen directamente en el ridículo.

La insólita película argentina Los miembros de la familia se acerca a esos días de inestable despedida y al desequilibrio interior y exterior de dos jóvenes hermanos que intentan dar un último adiós a su madre muerta. Mateo Bendesky, su director y escritor, elige para ello un inclasificable tono en el que, partiendo de situaciones dramáticas, va surgiendo una soterrada comedia de tintes negros y, lo mejor, una suerte de onirismo de apuntes surrealistas. Y ahí la mano ortopédica de la fallecida lanzada al mar como única posibilidad de toque corporal entronca directamente con el universo de Luis Buñuel.

El raro afecto que se tienen los hermanos, la evidente distancia física y emocional que había con la madre y las pocas certezas que aporta el guion al espectador llevan a este a un singular estado de excitación, sobre todo cuando debido a una huelga de autobuses los protagonistas deben quedarse de un modo indefinido en la casa de la muerte (de nuevo, Buñuel, ahora con El ángel exterminador), allí donde el dolor enquistado y los recuerdos acechan en cualquier esquina.

Comedia del mal rollo, con un deliberado feísmo que va desde la blanquecina utilización de la luz hasta los horrendos flequillo y jersey del hijo de la fallecida, Los miembros de la familia provoca al mismo tiempo una angustia latente y una atracción malsana. Con su segundo trabajo, pequeño y original, estrenado en la sección Panorama del Festival de Berlín, Bendesky logra así una atractiva película de despedidas y autoconocimiento juvenil, donde sueño y realidad se confunden hasta converger en la esperanza de la sanación.

LOS MIEMBROS DE LA FAMILIA

Dirección: Mateo Bendesky.

Intérpretes: Tomás Wicz, Laila Maltz, Sergio Boris, Alejandro Russek.

Género: comedia. Argentina, 2019.

Duración: 85 minutos.

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