Frente popular del convencimiento

El debut en el largo del veterano cortometrajista Álex Montoya, trabajador del audiovisual a machamartillo, es una bendita sorpresa

Imagen de 'Asamblea'.

La clave está en “el concierto”. Esa palabra. Tan repetida entre cierta política, tan escuchada en el telediario. Según la RAE: ajuste o convenio entre dos o más personas o entidades sobre algo. Pero, ¿es eso posible? O, como dice uno de los personajes de la película, con cruel sorna y clarividente sentido de la observación por parte del escritor de la línea de guion: “¡Has intentado convencerme!”.

Cualquiera se puede reír con Asamblea, siendo en principio una película sobre algo muy serio: los mecanismos de participación política de la ciudadanía. De hecho, es una comedia, y no ...

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La clave está en “el concierto”. Esa palabra. Tan repetida entre cierta política, tan escuchada en el telediario. Según la RAE: ajuste o convenio entre dos o más personas o entidades sobre algo. Pero, ¿es eso posible? O, como dice uno de los personajes de la película, con cruel sorna y clarividente sentido de la observación por parte del escritor de la línea de guion: “¡Has intentado convencerme!”.

Cualquiera se puede reír con Asamblea, siendo en principio una película sobre algo muy serio: los mecanismos de participación política de la ciudadanía. De hecho, es una comedia, y no necesariamente negra. El debut en el largo del veterano cortometrajista Álex Montoya, trabajador del audiovisual a machamartillo, con algunas estupendas piezas breves en estos años de constancia (sobre todo, Lucas, de 2012), es una bendita sorpresa. Primero, porque es una película de 2019 que se había tenido que conformar con su estreno en la sección Zonazine del Festival de Málaga y que llega ahora, vía plataforma digital, a través de Filmin. Segundo, porque es una anomalía en este país: una obra crítica, y muy constructiva, sobre cierta política de izquierdas, forjada no desde un espectro político e ideológico contrario, sino desprendiendo una clara amargura acerca de lo que en su día fue el Movimiento del 15-M.

Partiendo de la obra de teatro previa de Juli Disla y Jaume Pérez, titulada con exactitud La gent, Montoya arranca su película con deliberada imprecisión. En sus diálogos van apareciendo términos y conceptos como idiosincrasia, propuesta de consenso, marco regulador, parámetros y subcomisión permanente de evaluación. Pero, yendo en serio, parece una parodia. Casi podría ser una muestra más del tan en boga teatro documental, con diálogos sacados directamente de la reunión real de cualquier plataforma, aunque al mismo tiempo no haga más que recordar a los desternillantes diálogos del Frente Judaico Popular (¿o era Frente Popular de Judea?) de La vida de Brian.

La agilidad de los diálogos va acompañada de una puesta en escena limpia y sencilla, que solo se rompe durante unos minutos cuando Montoya decide acudir a la polivisión de Jaime Rosales en La soledad, para subrayar la particular separación entre los personajes a pesar de que estén juntos en un escenario único. Así, con un perfecto plantel de intérpretes en el que quizá destaque, por ser aún poco conocido, el trabajo de Jordi Aguilar, Asamblea se va configurando como un artefacto crítico de demoledora precisión sobre los problemas de la democracia directa. ¿El concierto? No, la palabrería sin concreción que sirve para todo. Y quizá no sirva para nada.

Asamblea

Dirección: Álex Montoya.

Intérpretes: Francesc Garrido, Cristina Plazas, Nacho Fresneda, Greta Fernández.

Plataforma: Filmin.

Género: comedia. España, 2019.

Duración: 75 minutos.

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