Muere Magín Díaz, el juglar colombiano que se hizo famoso a los 97 años

El compositor había sido hospitalizado por una arritmia cardiaca en Las Vegas después de recibir el Grammy Latino

Magín Díaz, en una presentación en Bogotá en febrero pasado.Juan Carlos Zapata

El Orisha de la rosa, como se conocía al juglar de la música colombiana Magín Díaz, tuvo una vida larga y creativa. Murió en la noche del miércoles en Las Vegas, a donde llegó a los 97 años a recibir un Grammy Latino. Trascendió por reivindicar sus raíces y el legado de sus ancestros, aunque no fue hasta el final de su vida cuando consiguió reconocimiento. Desde Gamero, un corregimiento del Caribe colombiano, logró que la potencia de su voz y el don de la creación musical sonara en el...

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El Orisha de la rosa, como se conocía al juglar de la música colombiana Magín Díaz, tuvo una vida larga y creativa. Murió en la noche del miércoles en Las Vegas, a donde llegó a los 97 años a recibir un Grammy Latino. Trascendió por reivindicar sus raíces y el legado de sus ancestros, aunque no fue hasta el final de su vida cuando consiguió reconocimiento. Desde Gamero, un corregimiento del Caribe colombiano, logró que la potencia de su voz y el don de la creación musical sonara en el interior de Colombia, que sus melodías fueran interpretadas por reconocidos músicos y que su nombre no quedara enterrado en el anonimato.

"Vivo feliz cantando", decía en febrero de este año antes de una presentación en Bogotá. También vivía feliz en su pueblo, por eso cuando fue hospitalizado en Las Vegas, el 16 de noviembre, por una arritmia cardiaca lo único que se le escuchaba era su deseo de que lo llevaran a su casa y aunque ayer su familia ya había conseguido el servicio de un avión ambulancia, no alcanzó a volver al calor de su tierra. "El espíritu maligno no dio espera y Magín, a punto de levantarse, nos dejó", señala su familia en una nota de prensa. "No sabemos qué día naciste, pero siempre recordaremos cuándo nos dejaste", escribían sus seguidores en Twitter. Aunque él y la gente cercana decían que tenía 97 años, su documento, por error, mostraba otra edad. En las zonas apartadas de Colombia, como en donde él nació, hasta el registro de identificación llega tarde.

Magín no sabía leer, ni escribir, pero sus composiciones le merecieron el Premio Nacional Vida y Obra, el más grande al que pueda aspirar un artista en Colombia, fue el nominado más longevo en la historia de los Grammy Latino y le dejó un gramófono a su país, le regaló melodías a otros cantantes nacionales para que las internacionalizaran (Rosa con Carlos Vives), pero sobre todo logró sacar lo más tradicional de su Gamero (los ritmos de la chalupa, cumbia, bullerengue, fandango) a otros lugares.

Como lo describe su familia Magín fue "un hombre recio, guapo y decidido, un digno hijo de la yuca y el pescado, con la convicción de hacer historia y el deseo de ir a Estados Unidos ‘pa’ ir a que me conozcan, pa’ que me vean bailar y cantar", como dijo cuando supo de su nominación. Emprendió el viaje más feliz de su carrera artística, aun sabiendo que iba a extrañar el calor de Gamero, el pueblo que lo inspiró y que muchos ubicaron dentro del mapa de Colombia gracias al folclor que él, con orgullo, representó.

"Los invitamos a no sufrir por Magín, él hizo lo que quiso en toda su vida, hasta Las Vegas llegó, cantó, bailó y luchó hasta el final. Disfrutó su triunfo en los Grammy Latinos y hoy, cuando anuncian la otra nominación en los Grammy Anglo, se va dejando una huella musical dentro de Latinoamérica. Solo un personaje especial es capaz de tanto, Gualajo no se equivocó al decir: 'Magín, mágico quiere decir". En su pueblo alistan el funeral con música y baile, como solo se despide a los grandes.

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