“Escribo de mis fantasmas. Quería explorar esa autoflagelación”

En ‘Algunas margaritas y sus fantasmas’, la mexicana Paulette Jonguitud explora su miedo a morir y a sobrevivir. “He querido escribir libros que no duelan, pero todavía no puedo”

La escritora mexicana Paulette Jonguitud, en Coyoacán.DANIEL VILLA

Se están yendo. Se van y no hay nada que hacer: se mueren. En Algunas margaritas y sus fantasmas, Paulette Jonguitud narra, entre otras, la muerte de la hermana gemela de Óscar. Un cáncer. Óscar no entiende que su hermana se muera, que se haya muerto. Nace entonces un tiempo que se mide en dolor, una experiencia distinta. Se parece al tiempo normal, pero es otro. Hay segundos, minutos, colores y texturas. Y luego además hay fantasmas. La carne se diluye y todo adquiere un tono translúcido, lo vivo, lo muerto, las voces. Hay alas de mosca por todas partes. De eso trata este libro, de a...

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Se están yendo. Se van y no hay nada que hacer: se mueren. En Algunas margaritas y sus fantasmas, Paulette Jonguitud narra, entre otras, la muerte de la hermana gemela de Óscar. Un cáncer. Óscar no entiende que su hermana se muera, que se haya muerto. Nace entonces un tiempo que se mide en dolor, una experiencia distinta. Se parece al tiempo normal, pero es otro. Hay segundos, minutos, colores y texturas. Y luego además hay fantasmas. La carne se diluye y todo adquiere un tono translúcido, lo vivo, lo muerto, las voces. Hay alas de mosca por todas partes. De eso trata este libro, de antes de morir, de justo cuando te has muerto. De qué haces con eso.

Oscar quiere ser el cáncer que mata a su hermana, el cuerpo destrozado por el cáncer, para estar más cerca. Y entonces manda hacer prótesis de silicona y se convierte en el hombre elefante, un hombre que es mil tumores. Así, se acerca a su hermana.

El personaje de Óscar bebe en parte de la autora. "Me dijeron muy tarde que mi tía estaba enferma. Entonces alcancé a acompañarla un mes, hasta el día en que murió", dice Jonguitud, de 38 años. "La vi descomponerse, la vi irse, y me tomó casi cuatro años procesar ese momento, y solo pude hacerlo así. Solo así pude aprender a ser sin otra persona. Escribo de los fantasmas que son parte de mi. Los fantasmas personales, que te atormentan, como en los sueños: yo en todas mis facetas, atormentandome a mi misma. Quería explorar esa autoflagelación".

Algunas margaritas... es la segunda novela de la autora. En Moho (2011), la primera, un callo verdoso se adueña poco a poco del cuerpo de una mujer. Aparece en la ingle y avanza hasta que no hay más mujer que el callo. Es el moho. En una entrevista que dió entonces, Jonguitud dijo: "Me interesa lo que ocurre en la mente cuando es testigo de la descomposición".

Elmer Mendoza dijo que la autora tiene buen ojo para las cosas tremendas y para hacer sentir mal a las personas

La nueva es parte de la primera tanda de novelas de la editorial Caballo de Troya. En su presentación, el escritor mexicano Elmer Mendoza dijo que la autora tiene buen ojo para las cosas tremendas y para hacer sentir mal a las personas. Lo dijo en el buen sentido.

Está Oscar y está también el hijoúnico. Jonguitud le dice así y le dice también hermano menor, nunca por su nombre. Y lo hace, quizá, porque el hijoúnico existe en cuanto a la pérdida. Existe en cuanto a su hermano muerto, el hermano mayor, y a su propia madre, cuyos recuerdos se van perdiendo, producto del alzheimer. Se mueren los recuerdos y con ellos buena parte del pasado de su hijo menor. Un pasado que mengua. La autora escribe: "Un hijo único sin madre es doble huérfano. Sólo ella conoce su pasado, sólo ella sabe que fue un niño y que se rió bajo el escritorio y que se cagó en una alberca".

- ¿Qué le pasa a alguien que se la achica el pasado? ¿Qué es un pasado que mengua?

- Pues... Él se convierte en el único testigo de su pasado, el único que sabe que existió. Es un poco lo que pasa con los mexicanos de mi generación, que nacimos en un país que prácticamente ya no existe, un país que se descompuso, que se disolvió, que no es el mismo que cuando yo era niña. Que cuando eramos chicos tenía sus problemas, pobreza, violencia, pero que no era un lugar que se comía a sus jóvenes.

Este libro nace del cansancio que produce ser mujer en México

Antes de perderse del todo, la madre del hijoúnico se empeña en buscarle una esposa a su hijo muerto. Como los chinos, dice, los chinos casan a sus muertos, para que no estén solos. Y entonces la madre teje una muñeca de papel y trapo, una funda. Teje la muñeca y le pide al hermano menor que le busque una muertita, sus huesos, para meterlos adentro. Muertitas no van a faltar, dice la madre. "Dios sabe que lo que sobra en este país son cadáveres de muchachas".

Además de un manual de supervivencia, Algunas margaritas... es un estudio de violencia machista. Óscar y su hermana trabajaron un proyecto. Buscaban un lugar, el más peligroso, se desnudaban y se fotografiaban. Un acto de rebeldía. Invadir, como dice la autora, para que no te invadan. "Este es un libro producto de mi cansancio también, de mi dolor, de que ser mujer sea una cotidiana pelea. De que en México sea tan difícil ser mujer".

Y así va, de Óscar a la madre, del dolor a la pérdida, de la descomposición a la violencia. La novela es un diálogo entre Óscar, la madre y el hermano menor, un diálogo en torno a la pérdida, futura o pasada, pero cercana. Y aparecen, todo el rato, fantasmas. La autora se mete en su piel, en la del hermano mayor, en la del hombre elefante, incluso en la de Alan Turing, personaje de la novela que el hermano menor nunca escribe.

"He querido escribir libros que no duelan, pero todavía no puedo", concluye.

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Autor: Paulette Jonguitud.


Editorial:  Caballo de Troya (2017).


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