Un rugido de coherencia

Frank Zappa era pura melodía en sus palabras, recias, duras pero educadas

Pocas veces un discurso fue tan acorde en lo musical y en lo político, en lo moral y en lo artístico, en lo social y en lo empresarial. Frank Zappa era pura melodía en sus palabras, recias, duras pero educadas, secas aunque con humor, siempre brillantes. Y era pura atonalidad en sus composiciones, vanguardistas, excéntricas e inclasificables. Y no hay contradicción. Todo se puede resumir en la libertad, la reflexión, la elocuencia y el genio. También en el ingenio de una persona con la coherencia tatuada en el cerebro.

Artista total, compositor, guitarrista, cantante, productor y direct...

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Pocas veces un discurso fue tan acorde en lo musical y en lo político, en lo moral y en lo artístico, en lo social y en lo empresarial. Frank Zappa era pura melodía en sus palabras, recias, duras pero educadas, secas aunque con humor, siempre brillantes. Y era pura atonalidad en sus composiciones, vanguardistas, excéntricas e inclasificables. Y no hay contradicción. Todo se puede resumir en la libertad, la reflexión, la elocuencia y el genio. También en el ingenio de una persona con la coherencia tatuada en el cerebro.

EAT THAT QUESTION: FRANK ZAPPA IN HIS OWN WORDS

Dirección: Thorsten Schütte.

Género: documental. Francia, 2016.

Duración: 90 minutos.

Artista total, compositor, guitarrista, cantante, productor y director cinematográfico, Zappa es objeto de un interesantísimo documental francés sobre su figura, que da en la diana con su esencia, su propia voz: Eat that question: Frank Zappa in his own words. Thorsten Schütte, su director, ha acudido a infinidad de grabaciones de entrevistas en televisiones y las ha organizado, sin añadidos explicativos de narrador alguno, en un orden cronológico que marca la congruencia de un mito que se las vio con todos los poderes, el político, el judicial, el empresarial, el musical, el social, y que, al tiempo, nunca dejó de crear músicas al margen de cualquier convención y poder establecido, también con gran presencia en la película. El conjunto se aleja así de la didáctica biográfica para acercarse a un vómito de arrolladora personalidad. Virtuoso psicodélico y procaz, habitual de las letras explícitas y del material altamente inflamable en una sociedad pacata, Zappa fue un rugido de aparente improvisación que en realidad escondía la más brutal de las lógicas. Hasta su última entrevista, con cáncer, que hiela la sangre.

Eso sí, en el documental queda una duda: no se vislumbra ni una brisa de negatividad hacia el músico. ¿Hagiográfico? Es posible. Pero el documento parece un gran complemento tanto de su autobiografía, La verdadera historia de Frank Zappa, como del polémico ¡Alucina! Mi vida con Frank Zappa, de Pauline Butcher, una de sus colaboradoras.

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