La fiebre argentina por el cura Brochero llega a los cines

La debutante Lorena Chuscoff define su película como "un proyecto evangelizador"

El cura Brochero en la película homónima.

Una amplia comitiva argentina -encabezada por el presidente, Mauricio Macri- viaja al Vaticano para asistir a la canonización del cura José Gabriel Brochero (1840-1914). Paralelamente, en su país natal llega a los cines una película inspirada en su vida que busca dar a conocer los valores del religioso que se ganó el corazón de muchos de los habitantes de las sierras de Córdoba, en el centro de Argentina. "A veces vemos a los santos como seres de otro planeta, y quería acercarlo, mostrar su proceso de desprendimiento, sacrificio y amor a Di...

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Una amplia comitiva argentina -encabezada por el presidente, Mauricio Macri- viaja al Vaticano para asistir a la canonización del cura José Gabriel Brochero (1840-1914). Paralelamente, en su país natal llega a los cines una película inspirada en su vida que busca dar a conocer los valores del religioso que se ganó el corazón de muchos de los habitantes de las sierras de Córdoba, en el centro de Argentina. "A veces vemos a los santos como seres de otro planeta, y quería acercarlo, mostrar su proceso de desprendimiento, sacrificio y amor a Dios y al prójimo", afirma por teléfono la directora, Lorena Chuscoff, sobre su primera experiencia cinematográfica. 

"No somos del ámbito del cine sino que dirigimos una asociación civil, Maranatha, que se dedica a promocionar valores y evangelizar entre los jóvenes y en ese marco abordamos esta película, como un proyecto evangelizador para difundir lo que creemos y nos ha conmovido", aclara Chuscoff. Sólo la fiebre desatada por la canonización del que será el primer santo nacido y muerto en Argentina ha dado pie a que Cura Brochero se proyecte en salas de todo el país.

La colaboración vecinal con la que contó el cura para realizar su labor pastoral en Villa del Tránsito -hoy rebautizada Villa cura Brochero- se repitió en la película. "Lanzamos una convocatoria por Facebook para ver si se sumaba gente y en dos horas había unas 120 personas que ofrecían vestuario, muebles y su trabajo", relata Chuscoff. "Ahora también la difusión se hacen así, a pulmón, de corazón, con una impronta brochereana muy fuerte", agrega, minutos antes de subirse a un avión rumbo a Roma.

El primer guión, escrito a cuatro manos por la directora y Pablo Gómez, era un documental con algunas escenas ficcionalizadas, pero el accidente ecuestre que sufrió el protagonista lo hizo desistir del proyecto y terminó por modificarlo todo. La película que finalmente ha llegado a los cines narra la vida del cura gaucho a través de Luciano (Pablo Tolosa) y Santiago (Ricardo Pinelle). Sus vidas se cruzan cuando Luciano -un actor alcohólico, separado y con una pésima relación con su hijo- acepta interpretar a Brochero en la película que produce Santiago. Con un tono cercano al sermón dominical, Santiago le presenta con paciencia al cura desinteresado y decidido al que debe encarnar. Previsiblemente, su ejemplo le lleva a replantearse su vida e intentar cambiarla.

Más allá de los valores religiosos, Brochero "apostó a la educación, promovió a la mujer, peleó por obras que ayudaran a su pueblo...", argumenta la directora. Ese valioso trabajo, que ejerció a lomos de una mula en una zona rural de gran pobreza, queda desdibujado en la ficción y reduce su público a fieles ya convencidos. Entre ellos están los miles que protagonizan las escenas finales de la película, grabadas en 2013, durante la beatificación, y los que volverán a peregrinar en masa a esa tierra milagrosa el próximo domingo.

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