cámara oculta

Siempre nos quedará París

Mientras en España Montoro siga empecinado en castigar a la cultura con el IVA a un 21%, el más alto de Europa, habrá que volver a Francia a ver películas

Cuando había que ir a París a ver las películas prohibidas en España, las entradas nos parecían carísimas. En realidad todo era más caro en París, desde un libro a un simple café. Pero valía la pena el esfuerzo, no solo por lo que veíamos en las pantallas sino por compartir el entusiasmo del público que acudía al cine y por hablar tanto de películas como del fantástico festival de Cannes, otra creación francesa. Allí gustaban, y siguen gustando, las películas locales y el cine extranjero podía verse con subtítulos, y aún se ve, hasta en los mismísimos Campos Elíseos. Ahora Francia ha vuelto a ...

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Cuando había que ir a París a ver las películas prohibidas en España, las entradas nos parecían carísimas. En realidad todo era más caro en París, desde un libro a un simple café. Pero valía la pena el esfuerzo, no solo por lo que veíamos en las pantallas sino por compartir el entusiasmo del público que acudía al cine y por hablar tanto de películas como del fantástico festival de Cannes, otra creación francesa. Allí gustaban, y siguen gustando, las películas locales y el cine extranjero podía verse con subtítulos, y aún se ve, hasta en los mismísimos Campos Elíseos. Ahora Francia ha vuelto a dar ejemplo anunciando la bajada del IVA del cine del 7% al 5%, una fiscalidad aún más baja que la de los productos de primera necesidad. Mientras en España este pesado ministro Montoro siga empecinado en castigar a la cultura manteniendo el IVA en un 21%, el más alto de Europa, habrá que volver a Francia a ver películas. Allí, como en todas partes, el cine ha bajado en recaudación y los problemas son similares a los del cine español (con la diferencia de que a los franceses les gusta mucho su propio cine, insisto), pero su Gobierno ha atendido las demandas de los profesionales del sector, ha comprendido que la cultura es también de primera necesidad y a favor de ella acepta recaudar menos, a pesar de vivir un momento económicamente delicado en que las subidas fiscales están en aumento. Y está por ver si recaudan menos: el probable aumento de espectadores quizás compense la bajada de impuestos.

¿Se imaginan en España una bajada del IVA del cine en un 16% para ponerse a la altura de los franceses? No sería solo cuestión de precios sino que valdría como síntoma de que al Gobierno le interesa la cultura y de que en la vida hay algo más que el dinero. Pero a pesar de las promesas que nos hacen, ni de lejos se vislumbra su disposición a cumplirlas. Erre que erre. Entre el muestrario de perversiones de que han hecho gala, también quedará para la Historia esta: El cine existió hasta que ayudaron a darle la puntilla.

En fin, como dicen en la famosa película, “siempre nos quedará París”. Ni el café es ya más caro allí.

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